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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Génesis 35-36

Dios bendice a Jacob en Betel

35 Dios le dijo a Jacob:

«Prepárate para ir a Betel y quedarte allí. En Betel harás un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.»(A)

Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que estaban con él:

«Desháganse de los dioses ajenos que hay entre ustedes; purifíquense y cámbiense de ropa, y preparémonos para ir a Betel. Allí haré un altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y que me ha acompañado por dondequiera que he andado.»

Ellos le entregaron a Jacob todos los dioses ajenos que había en su poder, y los zarcillos que llevaban en las orejas; y Jacob los enterró bajo la encina que estaba cerca de Siquén.

Cuando salieron, el terror de Dios cayó sobre las ciudades de los alrededores, y nadie persiguió a los hijos de Jacob. Jacob y todo el pueblo que estaba con él llegaron a Luz (es decir, Betel), ciudad que está en la tierra de Canaán, y Jacob edificó un altar, y a ese lugar lo llamó El Betel,[a] porque allí se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano. Allí murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue sepultada al pie de Betel, debajo de la encina, la cual fue llamada Alón Bacut.[b]

Una vez más, Dios se le apareció a Jacob cuando volvió de Padán Aram, y lo bendijo. 10 Le dijo Dios:

«Tu nombre es Jacob. Pero ya no te llamarás Jacob;(B) ahora tu nombre será Israel.»

Y ése fue su nombre. 11 Y Dios también le dijo:

«Yo soy el Dios omnipotente. Reprodúcete y multiplícate. De ti saldrá una nación, y reyes, y un conjunto de naciones. 12 La tierra que les he dado a Abrahán y a Isaac, te la daré a ti, y a tu descendencia después de ti.»(C)

13 Después Dios se apartó de Jacob y del lugar donde había hablado con él. 14 En ese lugar Jacob levantó una señal de piedra, y como libación derramó aceite sobre ella. 15 Al lugar donde Dios había hablado con él, Jacob le puso por nombre Betel.(D)

Muerte de Raquel

16 Después partieron de Betel. Pero aún estaban como a media legua de distancia de Efrata, cuando Raquel dio a luz,(E) y tuvo un parto difícil. 17 Entre las dificultades de su parto, la partera le dijo: «No tengas miedo, que también tendrás este hijo.»

18 Cuando Raquel exhalaba el último suspiro (pues murió), le puso por nombre Benoní;[c] pero su padre lo llamó Benjamín.[d] 19 Y Raquel murió y fue sepultada en el camino de Efrata, que también es Belén. 20 Sobre su sepultura, Jacob levantó un pilar, que hasta el día de hoy es la señal de la sepultura de Raquel. 21 Y partió Israel de allí, y plantó su tienda más allá de Migdal Edar. 22 Mientras Israel vivía en aquella tierra, Rubén fue y durmió con Bilá, la concubina de su padre. Pero esto llegó a oídos de Israel.

Los hijos de Jacob(F)

Los hijos de Israel fueron doce: 23 los hijos de Lea: Rubén, el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24 Los hijos de Raquel: José y Benjamín. 25 Los hijos de Bilá, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26 Los hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser. Éstos fueron los hijos que le nacieron a Jacob en Padán Aram.

Muerte de Isaac

27 Jacob fue a visitar a Isaac, su padre, en Mamre, es decir, la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron Abrahán e Isaac.(G) 28 Isaac llegó a vivir ciento ochenta años, 29 y exhaló el espíritu siendo anciano y lleno de días. Murió y fue reunido con su pueblo, y sus hijos Esaú y Jacob lo sepultaron.

Los descendientes de Esaú(H)

36 Éstos son los descendientes de Esaú, que también es Edom: Éstas son las mujeres que Esaú tomó(I) de las hijas de Canaán: Ada, hija de Elón el hitita; Aholibama, hija de Aná, el hijo de Sibón el jivita; y Basemat, hija de Ismael y hermana de Nebayot.(J) El hijo que Ada le dio a Esaú fue Elifaz; el hijo que le dio Basemat fue Reuel. Aholibama le dio a Jeús, Jalán y Coré. Éstos son los hijos que le nacieron a Esaú en la tierra de Canaán. Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y a todas las personas de su casa, y sus ganados y todas sus bestias, y todo cuanto había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra tierra. Así se separó de su hermano Jacob. Y es que no podían habitar juntos porque los bienes de ellos eran muchos; por causa de sus ganados la tierra en donde vivían no los podía sostener, así que Esaú habitó en el monte de Seir. Esaú es también Edom.

Éstas son las generaciones de Esaú, padre de Edom, en el monte de Seir. 10 Éstos son los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada, mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat, mujer de Esaú. 11 Los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Sefó, Gatán y Cenaz. 12 Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y el hijo que ella le dio fue Amalec. Éstos son los hijos de Ada, mujer de Esaú. 13 Los hijos de Reuel fueron Najat, Zeraj, Samá y Miza; éstos son los hijos de Basemat, mujer de Esaú. 14 Los hijos que dio a luz Aholibama, mujer de Esaú e hija de Aná, que era hijo de Sibón, fueron: Jeús, Jalán y Coré, hijos de Esaú.

15 Los jefes de entre los hijos de Esaú fueron: Los hijos de Elifaz, el primogénito de Esaú: los jefes Temán, Omar, Sefó, Cenaz, 16 Coré, Gatán y Amalec. Éstos son los jefes de Elifaz en la tierra de Edom; éstos fueron los hijos de Ada. 17 Y éstos son los hijos de Reuel, hijo de Esaú: los jefes Najat, Zeraj, Samá y Miza; éstos son los jefes de la línea de Reuel en la tierra de Edom; estos hijos vienen de Basemat, mujer de Esaú. 18 Y éstos son los hijos de Aholibama, mujer de Esaú: los jefes Jeús, Jalán y Coré; éstos fueron los jefes que descienden de Aholibama, mujer de Esaú e hija de Aná. 19 Éstos son los hijos de Esaú, y sus jefes. Esaú es también Edom.

20 Éstos son los hijos de Seir el horeo, que habitaban en aquella tierra: Lotán, Sobal, Sibón, Aná, 21 Disón, Eser y Disán; éstos son los jefes de los horeos, hijos de Seir, en la tierra de Edom. 22 Los hijos de Lotán fueron Jorí y Hemán; Timna fue hermana de Lotán. 23 Los hijos de Sobal fueron Alván, Manajat, Ebal, Sefo y Onam. 24 Los hijos de Sibón fueron Ayá y Aná. Este Aná es el que halló manantiales en el desierto, mientras cuidaba los asnos de Sibón, su padre. 25 Los hijos de Aná fueron Disón y Aholibama, hija de Aná. 26 Los hijos de Disón fueron: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán. 27 Los hijos de Eser fueron: Bilán, Zaván y Acán. 28 Los hijos de Disán fueron: Uz y Arán. 29 Los jefes de los horeos fueron: los jefes Lotán, Sobal, Sibón, Aná, 30 Disón, Eser y Disán. Éstos fueron los jefes de los horeos en la tierra de Seir, según sus mandos.

31 Los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes de que los hijos de Israel tuvieran rey, fueron éstos: 32 Bela hijo de Beor, rey de Edom. El nombre de su ciudad fue Dinaba. 33 Cuando murió Bela, reinó en su lugar Jobab hijo de Zeraj, de Bosra. 34 Cuando murió Jobab, reinó en su lugar Jusán, de la tierra de Temán. 35 Cuando murió Jusán, reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab. El nombre de su ciudad fue Avit. 36 Cuando murió Hadad, reinó en su lugar Samla, de Masreca. 37 Cuando murió Samla, reinó en su lugar Saúl, de Rejobot, a la orilla del Éufrates. 38 Cuando murió Saúl, reinó en su lugar Baal Janán, hijo de Acbor. 39 Cuando murió Baal Janán hijo de Acbor, reinó en su lugar Hadar. El nombre de su ciudad fue Pau; el nombre de su mujer fue Mehitabel hija de Matred, hija de Mezab. 40 Éstos son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, lugares y nombres: Timna, Alva, Jetet, 41 Aholibama, Elá, Pinón, 42 Cenaz, Temán, Mibsar, 43 Magdiel e Iram. Éstos fueron los jefes de Edom según su lugar de residencia en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de los edomitas.

Marcos 6

Jesús en Nazaret(A)

De allí, Jesús se fue a su tierra, y sus discípulos lo siguieron. Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga. Al escuchar a Jesús, muchos se preguntaban admirados: «¿De dónde sabe éste todo esto? ¿Qué clase de sabiduría ha recibido? ¿Cómo es que con sus manos puede hacer estos milagros? ¿Acaso no es éste el carpintero, hijo de María y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿Acaso no están sus hermanas aquí, entre nosotros?» Y les resultaba muy difícil entenderlo. Pero Jesús les dijo: «No hay profeta sin honra, excepto en su propia tierra,(B) entre sus parientes, y en su familia.» Y Jesús no pudo realizar allí ningún milagro, a no ser sanar a unos pocos enfermos y poner sobre ellos las manos; y aunque se quedó asombrado de la incredulidad de ellos, siguió recorriendo las aldeas de alrededor para seguir enseñando.

Misión de los doce discípulos(C)

Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos. Les dio autoridad sobre los espíritus impuros, y les mandó(D) que no llevaran nada para el camino. Aparte de un bastón, no debían llevar mochila, ni pan, ni dinero en el cinto. También podían llevar sandalias, pero no dos mudas de ropa. 10 Les dijo: «Cuando ustedes lleguen a una casa, quédense allí hasta que salgan de ese lugar. 11 Si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos.»(E) [De cierto les digo que, en el día del juicio, el castigo para los de Sodoma y Gomorra será más tolerable que para aquella ciudad.][a] 12 Los doce salieron e iban predicando a la gente que se arrepintiera. 13 También expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.(F)

Muerte de Juan el Bautista(G)

14 Como la fama de Jesús había llegado a ser muy notoria, el rey Herodes supo acerca de él y dijo: «¡Juan el Bautista ha resucitado de los muertos! ¡Por eso operan en él estos poderes!» 15 Algunos decían: «Es Elías.» Pero otros más afirmaban: «Es un profeta, o alguno de ellos.»(H) 16 Cuando Herodes oyó esto, dijo: «Éste es Juan, al que yo mandé que le cortaran la cabeza. ¡Ahora ha resucitado de los muertos!» 17 Y es que por causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, que Herodes había tomado por mujer, Herodes mismo había mandado que aprehendieran a Juan y lo encadenaran en la cárcel. 18 Juan le había dicho a Herodes: «No te es lícito tener a la mujer de tu hermano.»(I) 19 Por eso Herodías le guardaba rencor, y deseaba matarlo; pero no podía 20 porque Herodes temía a Juan, pues sabía que era un hombre justo y santo. Y aunque lo que Juan le decía lo dejaba confundido, lo escuchaba de buena gana y lo protegía. 21 Pero llegó la oportunidad. En la fiesta de su cumpleaños, Herodes ofreció una cena a sus príncipes y tribunos, y a la gente importante de Galilea. 22 Entonces la hija de Herodías se presentó en la fiesta y bailó, y tanto agradó esto a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, que el rey le dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.» 23 Y bajo juramento le dijo: «Yo te daré todo lo que me pidas, ¡aun si me pides la mitad de mi reino!» 24 Ella salió y le preguntó a su madre: «¿Qué debo pedirle?» Y su madre le respondió: «¡Pídele la cabeza de Juan el Bautista!» 25 Enseguida ella entró corriendo y le dijo al rey: «Quiero que me des ahora mismo, en un plato, la cabeza de Juan el Bautista.» 26 Esto entristeció mucho al rey, pero por causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desairarla. 27 Enseguida, el rey ordenó a un soldado de la guardia que le trajeran la cabeza de Juan. 28 El soldado fue a la cárcel y lo decapitó, y llevó su cabeza en un plato, se la entregó a la muchacha, y ésta se la entregó a su madre. 29 Cuando los discípulos de Juan supieron esto, fueron a reclamar el cuerpo para darle sepultura.

Alimentación de los cinco mil(J)

30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Jesús les dijo: «Vengan conmigo ustedes solos, a un lugar apartado, y descansen un poco.» Y es que tanta gente iba y venía, que ellos no tenían tiempo ni para comer. 32 Así que se fueron solos en una barca a un lugar apartado. 33 Pero muchos que los vieron partir los reconocieron y los siguieron a pie desde las ciudades. Llegaron antes que ellos, y se reunieron con él. 34 Cuando Jesús salió de la barca y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque parecían ovejas sin pastor,(K) y comenzó entonces a enseñarles muchas cosas. 35 El tiempo pasó y se hizo tarde, así que sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: «Ya es muy tarde, y en este lugar no hay nada. 36 Despide a esta gente, para que vayan a los campos y aldeas cercanas, y compren algo de comer.» 37 Jesús les respondió: «Denles ustedes de comer.» Pero ellos le dijeron: «¿Quieres que vayamos a comprar pan y les demos de comer? ¡Eso costaría como doscientos denarios!» 38 Jesús les dijo: «Vayan a ver cuántos panes tienen ustedes.» Cuando lo averiguaron, le dijeron: «Tenemos cinco panes y dos pescados.» 39 Jesús les mandó entonces que hicieran que la gente se recostara por grupos sobre la hierba verde, 40 y ellos así lo hicieron, formando grupos de cien y de cincuenta personas. 41 Jesús tomó entonces los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente, y también repartió entre todos los dos pescados. 42 Todos comieron y quedaron satisfechos, 43 y con lo que sobró del pan y los pescados llenaron doce cestas. 44 Los que comieron fueron como cinco mil hombres.

Jesús camina sobre las aguas(L)

45 Enseguida, hizo que sus discípulos subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, a Betsaida, mientras que él despedía a la multitud, 46 pero después de despedirlos se fue al monte a orar. 47 Cuando llegó la noche, la barca ya estaba a la mitad del lago, y Jesús estaba en tierra solo; 48 pero cerca del amanecer fue hacia ellos caminando sobre las aguas, pues los vio remar con mucha dificultad porque tenían el viento en contra. Hizo el intento de pasar de largo, 49 pero ellos, al verlo caminar sobre las aguas, pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar, 50 pues todos lo vieron y se asustaron. Pero él enseguida habló con ellos y les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» 51 Al subir a la barca con ellos, el viento se calmó. Y ellos estaban muy asombrados. 52 Más bien, su corazón estaba endurecido, y aún no habían entendido lo de los panes.

Jesús sana a los enfermos en Genesaret(M)

53 Terminada la travesía, llegaron a la orilla y tocaron tierra en Genesaret. 54 Tan pronto como bajaron de la barca, la gente reconoció a Jesús, 55 y a medida que recorrían todos los alrededores, en cuanto sabían donde estaba Jesús comenzaron a llevar de todas partes enfermos en sus lechos. 56 Dondequiera que él entraba, ya fueran aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto. ¡Y todos los que lo tocaban quedaban sanos!

Job 2

En otra ocasión se presentaron ante el Señor sus servidores, y también llegó Satanás. Cuando el Señor lo vio, le preguntó:

«¿De dónde vienes?»

Y Satanás le contestó:

«Vengo de andar recorriendo la tierra.»

El Señor le preguntó:

«¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay nadie en la tierra que se le compare? Es un hombre de conducta intachable; no le hace mal a nadie, y es temeroso de Dios. Tú me incitaste a hacerle daño, y a que sin ningún motivo lo arruinara, y aun así él sigue siendo un hombre intachable.»

Pero Satanás le respondió al Señor:

«Todo es cuestión de dar y recibir. La gente es capaz de darlo todo, con tal de salvar el pellejo. Pero quítale a Job tu protección, tócalo en su propio cuerpo, ¡y ya verás cómo blasfema contra ti en tu propia cara!»

Entonces el Señor dijo:

«Ahí está Job. Lo dejo en tus manos. Pero no le quites la vida.»

Satanás salió de la presencia del Señor, pero le envió a Job una sarna tan violenta que lo cubrió de pies a cabeza. Era tal la comezón que Job, sentado en medio de la ceniza, se rascaba con un pedazo de teja.

Su esposa lo llenó de reproches y le dijo: «¿Todavía insistes en seguir siendo perfecto? ¡Maldice a Dios, y muérete!»

10 Pero Job le respondió:

«Hablas como una de tantas necias. ¿Acaso hemos de recibir de Dios sólo bendiciones, y no las calamidades?»

Y aun así, Job no pecó ni de palabra.

11 Job tenía tres amigos de lugares diferentes: Elifaz era de Temán, Bildad era de Súaj, y Sofar era de Namat. Cuando ellos se enteraron de la tragedia de su amigo, se pusieron de acuerdo para ir a visitarlo y consolarlo. 12 Cuando ya estaban cerca, como a la distancia no pudieron reconocerlo, se pusieron a llorar, rasgaron sus mantos, y en señal de dolor se echaron ceniza sobre la cabeza. 13 Luego se sentaron en el suelo junto a Job, y así estuvieron siete días con sus noches, sin que ninguno de ellos se atreviera a decirle algo, pues veían que era muy grande su dolor.

Romanos 6

Muertos al pecado

Entonces, ¿qué diremos? ¿Seguiremos pecando, para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? ¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.(A)

Porque si nos hemos unido a Cristo en su muerte, así también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que nuestro antiguo yo fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido liberado del pecado. Así que, si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él. 10 Porque en cuanto a su muerte, murió al pecado de una vez y para siempre; pero en cuanto a su vida, vive para Dios. 11 Así también ustedes, considérense muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.

12 Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni lo obedezcan en sus malos deseos. 13 Tampoco presenten sus miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y presenten sus miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 El pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, pues ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.

Siervos de la justicia

15 ¿Entonces, qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! 16 ¿Acaso no saben ustedes que, si se someten a alguien para obedecerlo como esclavos, se hacen esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia? 17 Pero gracias a Dios que, aunque ustedes eran esclavos del pecado, han obedecido de corazón al modelo de enseñanza que han recibido, 18 y una vez liberados del pecado llegaron a ser siervos de la justicia. 19 Hablo en términos humanos, por la debilidad de su naturaleza humana. Así como para practicar la iniquidad presentaron sus miembros para servir a la impureza y la maldad, ahora, para practicar la santidad, presenten sus miembros para servir a la justicia.

20 Cuando ustedes eran esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia. 21 ¿Pero qué provecho sacaron de eso? Ahora ustedes se avergüenzan de aquellas cosas, pues conducen a la muerte; 22 pero como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la santificación, cuya meta final es la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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