Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Deuteronomio 11

Amor y obediencia al Señor

11 »Amen al Señor su Dios y obedezcan todos los días cada uno de sus mandamientos. No les estoy hablando ahora a los hijos de ustedes, que jamás han experimentado la disciplina del Señor su Dios ni han visto su grandeza ni su glorioso poder, ni los milagros y actos portentosos en Egipto contra el faraón y contra su tierra; ni tampoco han visto lo que el Señor hizo con el ejército egipcio, con sus caballos y sus carros, hundiéndolos en el Mar Rojo y aniquilándolos hasta este mismo día.

»Los hijos de ustedes tampoco vieron cómo el Señor los cuidó a ustedes durante todos los años en que anduvieron por el desierto hasta llegar a este lugar. Ellos no estaban presentes cuando Datán y Abirán (los hijos de Eliab, descendientes de Rubén) pecaron y la tierra se abrió y los tragó, juntamente con sus familias y tiendas y con todas sus pertenencias, cosa que todo Israel vio. Tú, en cambio, sí viste esos milagros.

»¡Obedezcan todos los mandamientos que les doy en este día, para que tengan la fuerza de ir y poseer la tierra a la que están por entrar! Si ustedes obedecen los mandamientos, tendrán una vida larga y buena en la tierra que el Señor les prometió a sus antepasados y a sus descendientes, tierra maravillosa de la que fluye leche y miel. 10 Porque la tierra a la que estás por entrar y poseer no es como la tierra de Egipto, de la cual saliste, donde es necesario el riego. 11 Esta es una tierra de colinas y valles con lluvia suficiente. 12 Una tierra que el Señor tu Dios personalmente cuida. Sus ojos están sobre ella día a día, durante todo el año.

13 »Si ustedes obedecen cuidadosamente todos los mandamientos que les voy a entregar en este día, y si aman al Señor su Dios con toda su mente y con toda su vida, y lo adoran, 14 él les enviará lluvia que caiga a su tiempo, tanto la de otoño como la de primavera, que haga producir ricas cosechas de grano, de uvas en sus viñedos y de aceite de sus olivares. 15 El Señor les dará hierba verde para su ganado, y tendrán abundante comida, y se saciarán.

16 »Pero no dejen ustedes que su corazón se aparte del Señor para adorar a otros dioses. 17 Porque si lo hacen, la ira del Señor se encenderá en su contra y cerrará los cielos de modo que no haya lluvia ni cosechas, y todos ustedes perecerán en la buena tierra que el Señor les ha dado. 18 Guarden estos mandamientos cuidadosamente en su memoria y en todo su ser. Átenlos en su mano para que se acuerden de obedecerlos, átenlos en su frente entre sus dos ojos. 19 Enséñenselos a sus hijos. Hablen de ellos cuando estén sentados en su casa, cuando estén afuera caminando, a la hora de acostarse, y al levantarse. 20 Escríbelos en los postes de la casa y sobre las puertas de la ciudad, 21 de tal modo que mientras haya cielo sobre la tierra, tú y tus hijos disfruten de la buena vida que te espera en la tierra que Señor te ha prometido.

22 »Si ustedes obedecen cuidadosamente todos los mandamientos que les doy, y aman al Señor su Dios, andan en todos sus caminos, y lo siguen, 23 el Señor echará de delante de ustedes a todas las naciones de esta tierra, no importa cuán grandes y fuertes sean. 24 Dondequiera que ustedes vayan, esa porción de tierra es suya. Sus fronteras se extenderán desde el Néguev por el sur hasta el Líbano, y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo. 25 Nadie podrá hacerles frente porque el Señor su Dios hará que todos les tengan miedo a ustedes cualquiera sea el lugar que pasen, tal como te lo ha prometido.

26 »Ahora ustedes deben elegir entre la bendición de Dios y la maldición de Dios. 27 Tendrán bendición si obedecen los mandamientos del Señor su Dios que les estoy dando en este día, 28 y maldición si lo desobedecen y adoran los dioses de estas otras naciones. 29 Cuando el Señor su Dios los introduzca en esa tierra para poseerla, una bendición se proclamará desde el monte Guerizín y una maldición desde el monte Ebal. 30 (Guerizín y Ebal son montes que están al occidente del río Jordán, donde viven los cananeos en el desierto Arabá frente a Guilgal, junto a las encinas de Moré). 31 Porque ustedes cruzarán el Jordán y vivirán en la tierra que el Señor les da. 32 Pero ustedes deben siempre estar dispuestos en vivir de acuerdo con todas las leyes que hoy les estoy dando.

Salmos 95-96

95 ¡Vengan, cantemos al Señor con júbilo! Aclamaremos a la roca de nuestra salvación.

Vayamos ante él con corazón agradecido. Cantémosle salmos de alabanza. Porque el Señor es un gran Dios, el gran Rey de todos los dioses. En sus manos están los abismos de la tierra, suyas son las cumbres de los montes. Suyo es el mar porque él lo hizo; con sus manos formó la tierra firme. Vamos, arrodillémonos ante el Señor nuestro hacedor, porque él es nuestro Dios. Nosotros somos el pueblo al que él vigila, ovejas de su rebaño a las que cuida. ¡Ah, que hoy escucharan ustedes su llamado y acudieran a él!

No endurezcan su corazón como lo hizo Israel en el desierto, en Meribá y Masá. Porque allí sus padres dudaron de mí y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras. ¡Cómo abusaron de mi paciencia con sus quejas! 10 «Cuarenta años estuve enojado con ellos, y dije: “Son un pueblo cuyo corazón está muy lejos de mí. No quieren hacer lo que les digo”. 11 Así que, en mi enojo, hice un juramento: “Jamás entrarán en mi reposo”».

96 Canten al Señor un cántico nuevo. Canten al Señor habitantes de toda la tierra. Cantemos sus alabanzas. Bendigamos su nombre, cada día proclamemos las buenas noticias de que él salva.

Publiquen por toda la tierra sus gloriosos hechos, Hablen con todos de las admirables obras que hace. Grande es el Señor y digno de alabanza, más respetado que todos los dioses. Porque los dioses de otras naciones no son más que ídolos, pero nuestro Dios hizo los cielos. Honra y majestad lo rodean; fortaleza y belleza hay en su templo.

Naciones del mundo, confiesen que sólo Dios es glorioso y fuerte. Denle la gloria que merece. Traigan sus ofrendas vengan y adórenlo. Alaben al Señor en la majestad de su santuario; que tiemble delante de él la tierra. 10 Digan a todas las naciones: ¡El Señor es rey! Él ha formado el mundo con firmeza; jamás será removido. Él juzga a todos los pueblos con justicia.

11 ¡Alégrense los cielos, gócese la tierra; que ruja de alabanza el mar con todo lo que hay en él. 12 ¡Canten alegres los campos y sus cosechas! ¡Canten jubilosos los árboles del bosque! 13 Porque el Señor viene a juzgar la tierra. Con justicia y verdad juzgará a las naciones.

Isaías 39

Mensajeros de Babilonia

39 Poco después, el rey de Babilonia (Merodac Baladán, hijo de Baladán) envió un regalo y saludos a Ezequías, pues había oído de la grave enfermedad que lo había aquejado y también que ya estaba restablecido. Ezequías se lo agradeció y llevó a los enviados de Babilonia a recorrer el palacio y les mostró la casa del tesoro repleto de plata, oro, especias y perfumes. Los llevó también a la sala de sus piedras preciosas y desplegó ante ellos todos sus tesoros, sin ocultarles nada.

Entonces el profeta Isaías vino a donde estaba el rey y le dijo:

―¿Qué te dijeron? ¿De dónde son?

―De la lejana Babilonia —respondió Ezequías.

―¿Cuánto vieron? —preguntó Isaías. Y Ezequías respondió:

―Les mostré todo cuanto tengo, todos mis inestimables tesoros.

Entonces Isaías le dijo:

―Escucha este mensaje del Señor Todopoderoso: El día viene en que todo cuanto posees, todos los tesoros acumulados por tus padres, serán llevados a Babilonia. No dejarán nada. Y algunos de tus propios hijos serán tomados como esclavos; sí, serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

―Está bien —replicó Ezequías—, todo lo que el Señor dice es bueno. ¡Por lo menos habrá paz en mis días!

Apocalipsis 9

El quinto ángel tocó la trompeta y cayó una estrella del cielo a la tierra y recibió la llave del pozo del abismo. Al abrirlo, un humo negro como de un horno gigantesco se elevó y oscureció el sol y el aire. Del humo brotaron langostas que descendieron sobre la tierra con poder para aguijonear como alacranes. Se les había ordenado que no dañaran la hierba ni ninguna planta ni ningún árbol; en cambio, debían atacar a las personas que no tuvieran el sello de Dios en la frente. No les estaba permitido matarlas, sino someterlas durante cinco meses a una agonía semejante al dolor del aguijonazo del alacrán. En aquellos días, las personas tratarán de matarse, pero no se les concederá la muerte. Ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

Aquellas langostas parecían caballos preparados para la guerra. En la cabeza llevaban algo así como una corona de oro y tenían el rostro muy semejante al rostro humano. Sus cabellos eran largos como de mujer, y sus dientes parecían dientes de leones. Traían puestas corazas que parecían de hierro, y sus alas producían un estruendo semejante al de muchos carros que corren a la batalla tirados por caballos.

10 Como los alacranes, llevaban el aguijón en la cola, donde precisamente residía el poder que se les había dado para dañar a la gente durante cinco meses. 11 Y eran súbditos del ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego, Apolión.

12 Ya pasó uno de los horrores, pero todavía faltan dos.

13 El sexto ángel tocó la trompeta y escuché una voz que brotaba de entre los cuernos del altar de oro que estaba delante del trono de Dios.

14 «Desaten a los cuatro ángeles que están atados a la orilla del gran río Éufrates» —dijo la voz al sexto ángel.

15 Y aquellos ángeles, que estaban preparados precisamente para aquel año, mes, día y hora, quedaron en libertad de matar a la tercera parte de la humanidad. 16 Marcharían al frente de un ejército de doscientos millones de guerreros, según pude escuchar.

17 En visión, vi delante de mí aquella caballería. Los jinetes llevaban corazas de un color rojo fuego, si bien es cierto que algunas eran azul cielo y otras amarillas. Las cabezas de los caballos parecían cabezas de leones, y por el hocico echaban humo, fuego y azufre, 18 plagas que fueron matando la tercera parte de la humanidad.

19 Pero el poder mortal de aquellos caballos no radicaba solamente en el hocico. Sus colas parecían serpientes que con sus cabezas ocasionaban heridas mortales.

20 A pesar de todo eso, las personas que sobrevivieron a aquellas plagas no se arrepintieron de sus malas acciones y siguieron adorando a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera que no pueden ver ni oír ni caminar. 21 ¡Tampoco se arrepintieron de sus crímenes, hechicerías, inmoralidades sexuales y hurtos!

Nueva Biblia Viva (NBV)

Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.