Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Números 32

Propiedad familiar de Rubén y Gad(A)

32 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían incontables cabezas de ganado, así que cuando vieron la tierra de Jazer y de Galaad, les pareció el lugar ideal para sus ganados. Entonces los hijos de Gad y los hijos de Rubén fueron a hablar con Moisés y con el sacerdote Eleazar, lo mismo que con los príncipes de la congregación, y les dijeron:

«Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Jesbón, Eleale, Sebán, Nebo y Beón, es decir, la tierra que el Señor derrotó ante la congregación de Israel, es tierra para ganado, y tus siervos lo tienen. Si te parece bien, ordena que esta tierra le sea dada a tus siervos como su propiedad familiar. ¡No nos hagas cruzar el Jordán!»

Moisés les respondió a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén:

«¿Y sus hermanos irán a la guerra, mientras ustedes se quedan aquí? ¿Por qué desaniman así a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que el Señor les ha dado? Eso mismo hicieron los padres de ustedes, cuando desde Cadés Barnea los envié a explorar la tierra. Subieron hasta el torrente de Escol, y luego de ver la tierra desalentaron a los hijos de Israel para que no entraran en la tierra que el Señor les había dado.(B) 10 Entonces la ira del Señor se encendió, por lo que juró: 11 “Los hombres mayores de veinte años, que salieron de Egipto, no fueron perfectos ni me han seguido; por eso no verán la tierra que juré darles a Abrahán, Isaac y Jacob. 12 Sólo la verán Caleb hijo de Yefune el quenizita, y Josué hijo de Nun, porque ellos sí fueron perfectos y me han seguido.” 13 (En efecto, la ira del Señor se encendió contra Israel, y durante cuarenta años los hizo andar errantes por el desierto, hasta que se acabó toda esa generación que hizo lo malo delante del Señor.(C))

14 »Y ahora resulta que ustedes, prole de pecadores, siguen el mal ejemplo de sus padres y añaden más a la ira del Señor contra Israel. 15 Si ustedes se apartan de él, él se apartará de ustedes y los dejará en el desierto, pero ustedes habrán acabado con todo este pueblo.»

16 Entonces ellos hablaron con Moisés y le dijeron:

«Vamos a levantar aquí corrales para nuestro ganado, y ciudades para nuestros hijos, 17 pero nosotros tomaremos las armas y marcharemos sin temor al frente de los hijos de Israel, hasta que los hayamos introducido en su tierra. Nuestros hijos se quedarán en ciudades fortificadas, por causa de los habitantes del país, 18 pero nosotros no volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel hayan tomado posesión de la tierra que les corresponde. 19 Nosotros ya no tomaremos posesión de nada que esté al otro lado del Jordán, ni más allá, porque ya tendremos nuestra propia tierra en esta ribera oriental del río Jordán.»

20 Y Moisés les respondió:

«Si realmente lo hacen así, y si se disponen a ir a la guerra delante del Señor, 21 y si delante del Señor todos ustedes toman las armas y cruzan el Jordán, hasta desalojar a sus enemigos delante de ustedes 22 y sojuzgar el país delante del Señor, y si después de eso vuelven, quedarán exculpados ante el Señor y ante Israel, y esta tierra será de ustedes por la voluntad del Señor. 23 Pero si no lo hacen así, habrán pecado a los ojos del Señor, y sepan bien que su pecado los alcanzará. 24 Erijan ciudades para sus niños, y corrales para sus ovejas, y hagan todo lo que han dicho.»

25 Los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron entonces a Moisés:

«Estos siervos tuyos harán lo que tú, señor nuestro, nos has ordenado. 26 Nuestros hijos, nuestras mujeres y nuestros ganados, y todos nuestros animales, se quedarán aquí, en las ciudades de Galaad, 27 y nosotros tus siervos tomaremos las armas y marcharemos a la guerra delante del Señor, tal y como tú, señor nuestro, lo has dicho.»

28 Moisés dio entonces instrucciones al sacerdote Eleazar y a Josué hijo de Nun, lo mismo que a los principales jefes de las tribus de Israel. 29 Les dijo:

«Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén cruzan el Jordán con ustedes, todos ellos armados delante del Señor y listos para la guerra, después de que ustedes hayan sojuzgado el país les darán posesión de la tierra de Galaad. 30 Pero si no cruzan el río con sus armas, entonces les darán su posesión entre ustedes, en la tierra de Canaán.»

31 Los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron:

«Haremos todo lo que el Señor les ha dicho a estos siervos tuyos. 32 Delante del Señor cruzaremos el río, e iremos armados a la tierra de Canaán, pero nuestra propiedad familiar será la de este lado del Jordán.»(D)

33 Fue así como Moisés les dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sijón, el rey amorreo, y el reino de Og, el rey de Basán, junto con su territorio y sus ciudades, y las ciudades de los alrededores. 34 Los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot Sofán, Jazer, Yogbeá, 36 y las ciudades fortificadas de Bet Nimrá y Bet Arán, y construyeron corrales para sus ovejas. 37 Los hijos de Rubén edificaron Jesbón, Eleale, Quiriatayin, 38 Nebo, Baal Megón y Sibemá, y a las ciudades que edificaron les dieron otro nombre. 39 Los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad y la conquistaron, y echaron de allí a los amorreos que la habitaban. 40 A Maquir hijo de Manasés, Moisés le dio Galaad, y Maquir se quedó a vivir en ella. 41 Por su parte, Yaír hijo de Manasés fue y conquistó sus propias aldeas, y les puso por nombre Javot Yaír.[a] 42 Nobaj fue y conquistó Kenat y sus aldeas, y le puso por nombre Nobaj, es decir, su propio nombre.

Salmos 77

Evocación de los portentos de Dios

Al músico principal. Sobre Jedutún. Salmo de Asaf.

77 Con mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me escuchó.
Busqué al Señor cuando me vi angustiado;
por las noches, sin cesar, a él levanté mis manos;
pues mi alma rehusaba ser consolada.

Me acordé de Dios, y me sentí conmovido;
al quejarme, mi ánimo decaía.
Dios no me dejaba pegar los ojos;
tan quebrantado estaba yo, que no podía hablar.
Pensaba yo en los días de antaño,
en los años de tiempos pasados.
Me acordaba de mis cánticos nocturnos,
y en mi corazón meditaba, y mi espíritu inquiría:
«¿Nos abandonará el Señor para siempre?
¿Acaso no volverá a tratarnos con bondad?
¿Se habrá agotado para siempre su misericordia?
¿Habrá puesto fin para siempre a su promesa?
¿Se habrá olvidado Dios de tener misericordia?
¿Habrá, en su enojo, puesto un límite a su piedad?»

10 También me dije: «Debo estar enfermo.
¿Cómo puedo pensar que la diestra del Altísimo ha cambiado?
11 Es mejor que haga memoria de las obras del Señor.»

Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño;
12 meditaré en todas tus obras,
y proclamaré todos tus hechos.
13 Santo es, oh Dios, tu camino;
¿qué otro dios es tan grande como tú, Dios nuestro?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas;
has manifestado entre los pueblos tu poder.
15 Con tu brazo diste libertad a tu pueblo,
a los descendientes de Jacob y de José.

16 Cuando las aguas te vieron, oh Dios,
cuando las aguas te vieron, sintieron temor,
y hasta los abismos se estremecieron.
17 Las nubes derramaron torrentes de agua,
los cielos retumbaron, y atronaron tus rayos;
18 resonó en el torbellino la voz de tu trueno;
tus relámpagos iluminaron el mundo,
y la tierra tembló y se estremeció.
19 Te abriste paso en el mar,
y atravesaste las muchas aguas,
aunque nadie vio jamás tus pisadas,
20 y por medio de Moisés y de Aarón
guiaste a tu pueblo como a un rebaño.

Isaías 24

El Señor juzgará a la tierra

24 ¡Miren, el Señor deja la tierra desnuda y vacía! ¡Trastorna su faz y esparce a sus habitantes! Lo mismo sucede entre pueblo y sacerdote, entre criado y amo, entre criada y ama, entre comprador y vendedor, entre acreedor y deudor, entre el que presta y el que pide prestado. La tierra ha quedado totalmente vacía y saqueada, porque el Señor ha emitido esta sentencia.

La tierra ha quedado destruida. Cayó enferma, y con ella también el mundo. ¡El cielo y la tierra se enfermaron! La tierra quedó contaminada por causa de sus habitantes, pues transgredieron las leyes, falsearon el derecho, y quebrantaron el pacto eterno. Por eso la maldición consume la tierra, y sus habitantes son asolados; por eso han sido consumidos los habitantes de la tierra y son muy pocos los que aún quedan. El vino se ha perdido, pues la vid se marchita; ¡gimen todos los de alegre corazón! Ha cesado la alegría de los panderos y del arpa; se ha acabado el alboroto de los que se divierten. Ya no mezclan el vino con los cantos; la sidra les sabe amarga a quienes la toman. 10 Desolada y vacía está la ciudad; todas las casas se han cerrado, y no entra nadie. 11 Hay clamor en las calles porque falta el vino; se apagó el gozo, desapareció del país la alegría. 12 La ciudad ha quedado en ruinas; la puerta fue derribada. 13 En medio de la tierra y de los pueblos sucederá lo que sucede con los olivos sacudidos y con lo que queda después de la vendimia.

14 Pero habrá quienes alcen la voz y canten con gozo por la grandeza del Señor. Desde el mar darán voces:

15 «¡Glorifiquen en los valles y en las costas del mar el nombre del Señor, Dios de Israel!»

16 Desde lo último de la tierra oímos que se canta: «¡Gloria al Justo!»

Y yo digo: «¡Ay de mí! ¡Qué desdicha, qué desdicha! ¡Los traidores traicionan! ¡Y sólo saben traicionar!»

17 Contra ti, habitante del país, hay terror, foso y trampa. 18 Cuando quieras huir de la voz del terror, caerás en el foso; y cuando quieras salir del foso, caerás en la trampa. Porque se abrirán las ventanas de los cielos, y temblarán los fundamentos de la tierra. 19 Sí, la tierra será totalmente destruida, del todo desmenuzada, en gran manera sacudida. 20 Se tambaleará como un ebrio, será removida como una choza; bajo el peso de su pecado caerá, y nunca más volverá a levantarse.

21 Cuando llegue ese día, el Señor castigará en lo alto al ejército de los cielos, y en este mundo a los reyes de la tierra. 22 Y serán amontonados en una mazmorra, como se amontona a los encarcelados. En esa prisión quedarán encerrados, y después de un largo tiempo serán llamados a cuentas. 23 Cuando el Señor de los ejércitos reine en el monte Sión y en Jerusalén, y muestre su gloria ante sus ancianos, la blanca luna se pondrá roja de vergüenza, y el ardiente sol palidecerá.

1 Juan 2

Cristo, nuestro abogado

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Con esto podemos saber que lo conocemos: si obedecemos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso, y no hay verdad en él. El amor de Dios se ha perfeccionado verdaderamente en el que obedece su palabra, y por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

El nuevo mandamiento

Hermanos, no les escribo un mandamiento nuevo,(A) sino el mandamiento antiguo que ustedes han tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que han oído desde el principio. Sin embargo, les escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en ustedes, porque las tinieblas se van desvaneciendo, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

12 Les escribo a ustedes, hijitos, porque sus pecados les han sido perdonados por su nombre. 13 Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les escribo a ustedes, hijitos, porque han conocido al Padre. 14 Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.

15 No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, es decir, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

El anticristo

18 Hijitos, han llegado los últimos tiempos; y así como ustedes oyeron que el anticristo viene, ahora han surgido muchos anticristos; por esto sabemos que han llegado los últimos tiempos. 19 Ellos salieron de nosotros, pero no eran de nosotros. Si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que fuera evidente que no todos son de nosotros. 20 Pero ustedes tienen la unción del Santo, y conocen todas las cosas. 21 No les he escrito porque no conocen la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Que permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio. Si lo que han oído desde el principio permanece en ustedes, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre. 25 Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

26 Les he escrito esto acerca de los que los engañan. 27 La unción que ustedes recibieron de él permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que nadie les enseñe. Así como la unción misma les enseña todas las cosas, y es verdadera y no falsa, permanezcan en él, tal y como él les ha enseñado.

28 Y ahora, hijitos, permanezcan en él para que, cuando se manifieste, tengamos confianza, y cuando venga no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si saben que él es justo, sepan también que todo el que hace justicia ha nacido de él.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas