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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Números 5

La pureza del campamento

El Señor le dijo a Moisés: «Ordénales a los israelitas que expulsen del campamento a cualquiera que tenga una infección en la piel,[a] o padezca de flujo venéreo, o haya quedado ritualmente impuro por haber tocado un cadáver. Ya sea que se trate de hombres o de mujeres, los expulsarás del campamento para que no contaminen el lugar donde habito en medio de mi pueblo». Y los israelitas los expulsaron del campamento, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés.

Restitución por daños

El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: «El hombre o la mujer que peque contra su prójimo traiciona al Señor y tendrá que responder por ello. Deberá confesar su pecado y pagarle a la persona perjudicada una compensación por el daño causado, con un recargo del veinte por ciento. Pero, si la persona perjudicada no tiene ningún pariente, la compensación será para el Señor y se la entregará al sacerdote, junto con el carnero para expiación del culpable. Toda contribución que los israelitas consagren para dársela al sacerdote será del sacerdote. 10 Lo que cada uno consagra es suyo, pero lo que se da al sacerdote es del sacerdote».

Ley sobre los celos

11 El Señor le ordenó a Moisés 12 que les dijera a los israelitas: «Supongamos que una mujer se desvía del buen camino y le es infiel a su esposo 13 acostándose con otro; supongamos también que el asunto se mantiene oculto, ya que ella se mancilló en secreto, y no hubo testigos ni fue sorprendida en el acto. 14 Si al esposo le da un ataque de celos y sospecha que ella está mancillada, o le da un ataque de celos y sospecha de ella, aunque no esté mancillada, 15 entonces la llevará ante el sacerdote y ofrecerá por ella dos kilos[b] de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda ni le pondrá incienso, puesto que se trata de una ofrenda por causa de celos, una ofrenda memorial de cereal para señalar un pecado.

16 »El sacerdote llevará a la mujer ante el Señor, 17 pondrá agua pura en un recipiente de barro, y le echará un poco de tierra del suelo del santuario. 18 Luego llevará a la mujer ante el Señor, le soltará el cabello y pondrá en sus manos la ofrenda memorial por los celos, mientras él sostiene la vasija con las aguas amargas de la maldición. 19 Entonces el sacerdote pondrá a la mujer bajo juramento, y le dirá: “Si estando bajo la potestad de tu esposo no te has acostado con otro hombre, ni te has desviado hacia la impureza, estas aguas amargas de la maldición no te dañarán. 20 Pero, si estando bajo la potestad de tu esposo te has desviado, mancillándote y acostándote con otro hombre 21 —aquí el sacerdote pondrá a la mujer bajo el juramento del voto de maldición—, que el Señor haga recaer sobre ti la maldición y el juramento en medio de tu pueblo, que te haga estéril, y que el vientre se te hinche. 22 Cuando estas aguas de la maldición entren en tu cuerpo, que te hinchen el vientre y te hagan estéril”. Y la mujer responderá: “¡Amén! ¡Que así sea!”

23 »El sacerdote escribirá estas maldiciones en un documento, que lavará con las aguas amargas. 24 Después hará que la mujer se beba las aguas amargas de la maldición, que entrarán en ella para causarle amargura.

25 »El sacerdote recibirá de ella la ofrenda por los celos. Procederá a mecer ante el Señor la ofrenda de cereal, la cual presentará sobre el altar; 26 tomará de la ofrenda un puñado de cereal como memorial, y lo quemará en el altar. Después hará que la mujer se beba las aguas. 27 Cuando ella se haya bebido las aguas de la maldición, y estas entren en ella para causarle amargura, si le fue infiel a su esposo y se mancilló, se le hinchará el vientre y quedará estéril. Así esa mujer caerá bajo maldición en medio de su pueblo. 28 Pero, si no se mancilló, sino que se mantuvo pura, entonces no sufrirá daño alguno y será fértil.

29 »Esta es la ley en cuanto a los celos, cuando se dé el caso de que una mujer, estando bajo la potestad de su esposo, se desvíe del buen camino y se mancille a sí misma, 30 o cuando al esposo le dé un ataque de celos y sospeche de su esposa. El sacerdote llevará a la mujer a la presencia del Señor y le aplicará esta ley al pie de la letra. 31 El esposo quedará exento de culpa, pero la mujer sufrirá las consecuencias de su pecado».

Salmos 39

Al director musical. Para Jedutún. Salmo de David.

39 Me dije a mí mismo:
«Mientras esté ante gente malvada,
    vigilaré mi conducta,
    me abstendré de pecar con la lengua,
    me pondré una mordaza en la boca».
Así que guardé silencio, me mantuve callado.
    ¡Ni aun lo bueno salía de mi boca!
Pero mi angustia iba en aumento;
    ¡el corazón me ardía en el pecho!
Al meditar en esto, el fuego se inflamó
    y tuve que decir:

«Hazme saber, Señor, el límite de mis días,
    y el tiempo que me queda por vivir;
    hazme saber lo efímero que soy.
Muy breve es la vida que me has dado;
    ante ti, mis años no son nada.
¡Un soplo nada más es el mortal! Selah
    Es un suspiro que se pierde entre las sombras.
Ilusorias son las riquezas que amontona,[a]
    pues no sabe quién se quedará con ellas.

»Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
    ¡Mi esperanza he puesto en ti!
Líbrame de todas mis transgresiones.
    Que los necios no se burlen de mí.

»He guardado silencio; no he abierto la boca,
    pues tú eres quien actúa.
10 Ya no me castigues,
    que los golpes de tu mano me aniquilan.
11 Tú reprendes a los mortales,
    los castigas por su iniquidad;
como polilla, acabas con sus placeres.
    ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah

12 »Señor, escucha mi oración,
    atiende mi clamor;
    no cierres tus oídos a mi llanto.
Ante ti soy un extraño,
    un peregrino, como todos mis antepasados.
13 No me mires con enojo, y volveré a alegrarme
    antes que me muera y deje de existir».

Cantares 3

Por las noches, sobre mi lecho,
    busco al amor de mi vida;
    lo busco y no lo hallo.
Me levanto, y voy por la ciudad,
    por sus calles y mercados,
buscando al amor de mi vida.
    ¡Lo busco y no lo hallo!

Me encuentran los centinelas
    mientras rondan la ciudad.
Les pregunto:
    «¿Habéis visto al amor de mi vida?»
Apenas los he dejado,
    cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
    lo llevo a la casa de mi madre,
    a la alcoba donde ella me concibió.

El amado

Yo os ruego, mujeres de Jerusalén,
    por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desveléis ni molestéis a mi amada
    hasta que ella quiera despertar.

Tercer Canto

El coro

¿Qué es eso que sube por el desierto
    semejante a una columna de humo,
entre aromas de mirra e incienso,
    entre exóticos perfumes?[a]
¡Mirad!
    ¡Es el carruaje de Salomón!
Viene escoltado por sesenta guerreros,
    escogidos entre los más valientes de Israel.
Todos ellos portan espadas,
    y han sido adiestrados para el combate;
cada uno lleva la espada al cinto
    a causa de los peligros de la noche.
Salomón mismo se hizo el carruaje
    con finas maderas del Líbano.
10 Hizo de plata las columnas,
    y de oro los soportes.
El asiento lo tapizó de púrpura,
    y su interior fue decorado con esmero
    por las hijas de Jerusalén.

11 ¡Salid, mujeres de Sión!
    ¡Contemplad al rey Salomón!
¡Lleva puesta la corona que le ciñó su madre
    el día en que contrajo matrimonio,
    el día en que se alegró su corazón!

Hebreos 3

Jesús, superior a Moisés

Por lo tanto, hermanos, vosotros que habéis sido santificados y que tenéis parte en el mismo llamamiento celestial, considerad a Jesús, apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos. Él fue fiel al que lo nombró, como lo fue también Moisés en toda la casa de Dios. De hecho, Jesús ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma. Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios. Moisés fue fiel como siervo en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que Dios diría en el futuro. Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que mantengamos[a] nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.

Advertencia contra la incredulidad

Por eso, como dice el Espíritu Santo:

«Si oís hoy su voz,
    no endurezcáis el corazón
como sucedió en la rebelión,
    en aquel día de prueba en el desierto.
Allí vuestros antepasados me tentaron y me pusieron a prueba,
    a pesar de haber visto mis obras cuarenta años.
10 Por eso me enojé con aquella generación,
    y dije: “Siempre se descarría su corazón,
    y no han reconocido mis caminos”.
11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:
    “Jamás entrarán en mi reposo”».[b]

12 Cuidaos, hermanos, de que ninguno de vosotros tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que os haga apartaros del Dios vivo. 13 Más bien, mientras dure ese «hoy», animaos unos a otros cada día, para que ninguno de vosotros os endurezcáis por el engaño del pecado. 14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. 15 Como se acaba de decir:

«Si oís hoy su voz,
    no endurezcáis el corazón
como sucedió en la rebelión».[c]

16 Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron?[d] 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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