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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
1 Samuel 27

David entre los filisteos

27 Pero David tenía un presentimiento. Y pensaba: «Un día, Saúl me va a matar. Lo que más me conviene es huir a la tierra de los filisteos. Así Saúl se olvidará de mí, y dejará de perseguirme por todo Israel, y me pondré a salvo de él.» Entonces fue a ponerse al servicio de Aquis hijo de Maoc, que era rey de Gat, y los seiscientos hombres que andaban con él lo siguieron. Así fue como David y sus hombres se quedaron a vivir con Aquis, en Gat, junto con sus familias. Además, David se llevó a sus dos mujeres, es decir, a Ajinoán la jezreelita y a Abigaíl, la que había sido mujer de Nabal, el de Carmel. Y cuando Saúl supo que David se encontraba en Gat, dejó de perseguirlo.

Luego, David fue a decirle a Aquis:

«Si soy digno de tu bondad, permíteme vivir con mi familia en alguna de tus aldeas. No creo que esté bien que este siervo tuyo viva en la ciudad del rey.»

Aquis accedió y le dio Siclag, que desde entonces perteneció a los reyes de Judá. Y David vivió en tierra de filisteos durante un año y cuatro meses.

David y sus hombres hacían incursiones en tierras de los gesuritas, gezritas y amalecitas, los cuales ocupaban esas tierras desde hacía mucho tiempo. Esas tierras se extendían hacia la región de Shur y hasta Egipto. David asolaba esos pueblos y no dejaba con vida hombres ni mujeres; se apropiaba de ovejas, vacas, asnos, camellos y vestidos, y luego regresaba con Aquis. 10 Y Aquis le preguntaba: «¿Dónde han merodeado hoy?» Y David decía: «En el Néguev de Judá, y en el Néguev de Yeramel, y en el Néguev de los quenitas.» 11 Pero en todos esos lugares no quedaba hombre ni mujer con vida, para evitar que fueran a Gat y dijeran lo que había hecho. Y así actuó David todo el tiempo que vivió en tierra de filisteos. 12 Y Aquis confiaba en lo que hacía David, y pensaba: «David se ha hecho odioso al pueblo de Israel, así que siempre estará a mi servicio.»

1 Corintios 8

Las ofrendas a los ídolos

En cuanto a lo que se ofrece a los ídolos, es cierto que todos sabemos algo de eso. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. Si alguno cree saber algo, todavía no lo sabe como se debe saber; pero si alguno ama a Dios, es porque Dios ya lo conoce.

En cuanto a los alimentos que se ofrecen a los ídolos, sabemos que un ídolo no tiene valor alguno en este mundo, y que solamente hay un Dios. Y aunque haya algunos que se llamen dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (así como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y a quien nosotros pertenecemos; y un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien existen todas las cosas, incluso nosotros mismos.

Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos, que todavía están acostumbrados a los ídolos, comen de lo que se ofrece a los ídolos, y su conciencia, que es débil, se contamina. Es verdad que los alimentos no nos acercan más a Dios, pues no somos mejores por comer ni peores por no comer; pero tengan cuidado de que esa libertad que ustedes tienen no se convierta en motivo de tropiezo para los que son débiles. 10 Porque si a ti, que tienes conocimiento, te ve sentado a la mesa, en un lugar de ídolos, alguien cuya conciencia es débil, ¿acaso no se sentirá estimulado a comer de lo que se ofrece a los ídolos? 11 En tal caso, ese hermano débil, por quien Cristo murió, se perderá por causa de tu conocimiento. 12 Y así, al pecar ustedes contra los hermanos y herir su débil conciencia, pecan contra Cristo. 13 Por lo tanto, si la comida es motivo de que mi hermano caiga, jamás comeré carne, para no poner a mi hermano en peligro de caer.

Ezequiel 6

Profecía contra los montes de Israel

La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Hijo de hombre, dirígete a los montes de Israel y profetiza contra ellos. Di a los montes de Israel que oigan la palabra de su Dios y Señor. Di a los montes y colinas, y a los arroyos y valles, que así dice su Dios y Señor: “Voy a lanzar la espada contra ustedes. Voy a destruir sus lugares altos. Sus altares serán destruidas, y sus imágenes del sol serán hechas pedazos. Voy a hacer que sus muertos caigan delante de sus ídolos, y que los cadáveres de los hijos de Israel caigan delante de sus ídolos, y que sus huesos queden esparcidos alrededor de sus altares. Dondequiera que ustedes habiten, sus ciudades quedarán desiertas y los lugares altos serán destruidos; sus altares quedarán en ruinas, y sus ídolos quedarán hechos añicos; sus imágenes del sol serán destruidas, lo mismo que todo lo que han hecho. Cuando la gente caiga muerta en medio de ustedes, sabrán entonces que yo soy el Señor.

”Pero cuando sean esparcidos por los países, dejaré que algunos de ustedes se salven de la espada, de modo que quede un resto de sobrevivientes entre las naciones. Aquellos de ustedes que logren escapar se acordarán de mí entre las naciones donde serán cautivos. Se acordarán de cómo sufrí por culpa de su corazón infiel, que se apartó de mí, y por haber puesto sus ojos infieles en los ídolos. Se avergonzarán de ustedes mismos, por causa de todo el mal que cometieron con sus acciones repugnantes.” 10 Así sabrán ellos que yo soy el Señor, y que no en vano dije que les traería este mal.»

11 Así ha dicho Dios el Señor:

«Da de palmadas con tus manos, y de golpes con tus pies. Llora por todas las acciones repugnantes que ha cometido el pueblo de Israel, porque caerán a filo de espada, o por el hambre o la peste. 12 Los que se encuentren lejos morirán por la peste; los que estén cerca caerán a filo de espada, y los que aún queden morirán de hambre durante el sitio de la ciudad. Así satisfaré en ellos mi enojo. 13 Cuando sus cadáveres caigan ante sus ídolos, y alrededor de sus altares, y sobre toda colina elevada y en las cimas de todo monte, o bajo la fronda de los árboles y de las espesas encinas, que es donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos, sabrán que yo soy el Señor. 14 Yo extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que vivan haré que la tierra quede más árida y desolada que el desierto de Diblat. ¡Y entonces sabrán que yo soy el Señor!»

Salmos 44

Pasado y presente de Israel

Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.

44 Dios nuestro, lo oímos con nuestros oídos,
y nuestros padres nos lo contaron:
¡las grandes proezas que, en su favor,
realizaste en los días de antaño!
¡Tú mismo desalojaste a las naciones,
castigaste duramente a esos pueblos,
y a nuestros padres los dejaste echar raíces!
Porque no fue la espada
lo que les dio posesión de la tierra;
ni fue tampoco su brazo lo que les dio la victoria;
¡fue tu mano derecha, fue tu brazo,
fue el resplandor de tu rostro,
porque en ellos te complacías!

Dios mío, ¡tú eres mi rey!
¡Envía tu salvación al pueblo de Jacob!
¡Por ti derrotaremos a nuestros enemigos!
¡En tu nombre los hundiremos en el suelo!
Yo no confiaría en mis flechas,
ni tampoco mi espada podría salvarme;
pero tú puedes salvarnos de nuestros enemigos,
y poner en vergüenza a los que nos odian.
¡En ti, Dios nuestro, nos gloriaremos siempre,
y nunca dejaremos de alabar tu nombre!

Pero nos has abandonado,
nos has puesto en vergüenza.
Ya no acompañas a nuestros ejércitos.
10 Nos has hecho retroceder ante el enemigo,
y los que nos aborrecen nos despojan de todo.
11 Has dejado que nos maten como a ovejas,
y nos has esparcido entre las naciones.
12 ¡Has vendido a tu pueblo de balde!
¡Nada has ganado con venderlo!

13 Nos has humillado ante nuestros vecinos;
somos motivo de burla para los que nos rodean.
14 Has hecho de nosotros la burla de la gente;
al vernos, todos mueven burlones la cabeza.
15 Todo el tiempo debo encarar mi vergüenza;
me abruma no poder dar la cara
16 por lo que dicen los que tanto me ofenden,
¡por lo que hacen mis vengativos enemigos!

17 Aunque todo esto nos ha sucedido,
jamás nos hemos olvidado de ti;
jamás hemos quebrantado tu pacto.
18 Jamás ha decaído nuestro ánimo,
ni nos hemos apartado de tus sendas.
19 ¡Pero tú nos arrojaste en cuevas de chacales!
¡Nos cubriste con las sombras de la muerte!

20 Dios nuestro,
si nos hubiéramos olvidado de tu nombre,
o si hubiéramos rendido culto a otro dios,
21 ¿acaso tú no habrías llegado a saberlo?
¡Si tú conoces los secretos más recónditos!
22 Pero por ti nos matan todo el tiempo;
¡nos consideran ovejas para el matadero!(A)

23 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?
¡Levántate, no te alejes para siempre!
24 ¿Por qué te escondes de nosotros?
¿Por qué te olvidas de la opresión que sufrimos?
25 Nuestro ánimo se halla por el suelo,
¡nuestros cuerpos se arrastran por la tierra!
26 ¡Levántate, ven a ayudarnos
y, por tu gran misericordia, sálvanos!

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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