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Historical

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La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Mateo 18-20

El mayor en el reino de los cielos

18 (A)En aquel momento[a] se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? Y Él, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís[b] y os hacéis como niños(B), no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como este[c] en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que(C) haga tropezar[d] a uno de estos pequeñitos que creen en mí(D), mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.

¡Ay de los que son piedras de tropiezo!

¡Ay del mundo por sus piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan piedras de tropiezo(E); pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Y si tu mano o tu pie te es ocasión de pecar[e], córtatelo y échalo de ti; te es mejor entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies, ser echado en el fuego eterno(F). Y si tu ojo te es ocasión de pecar[f], arráncatelo y échalo de ti. Te es mejor entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el infierno[g] de fuego(G).

10 Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre(H) que está en los cielos. 11 [h]Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que se había perdido(I).

Parábola de la oveja perdida

12 ¿Qué os parece? (J)Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se ha descarriado, ¿no deja las noventa y nueve en los montes, y va en busca de la descarriada? 13 Y si sucede que la halla, en verdad os digo que se regocija más por esta que por las noventa y nueve que no se han descarriado. 14 Así, no es la voluntad de[i] vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos.

Sobre la exhortación y la oración

15 Y si tu hermano peca[j](K), ve y repréndelo a solas[k]; si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos(L). 17 Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia(M); y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el gentil(N) y el recaudador de impuestos[l]. 18 En verdad os digo: todo lo que atéis[m] en la tierra, será[n] atado en el cielo; y todo lo que desatéis[o] en la tierra, será[p] desatado en el cielo(O). 19 Además os digo, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por[q] mi Padre(P) que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos(Q).

Importancia del perdón

21 Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí(R) que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces(S)? 22 Jesús le dijo*: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete(T).

Parábola de los dos deudores

23 Por eso, el reino de los cielos(U) puede compararse[r] a cierto[s] rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos(V). 24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos[t]. 25 Pero no teniendo él con qué pagar(W), su señor ordenó que lo vendieran(X), junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. 26 Entonces el siervo cayó postrado ante él(Y), diciendo: «Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré». 27 Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda(Z). 28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios[u], y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: «Paga lo que debes». 29 Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo y te pagaré». 30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo*: «Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. 33 ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti(AA)?». 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros(AB), si no perdonáis de corazón[v] cada uno a su hermano.

Jesús en Judea

19 Y aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras(AC), partió de Galilea y se (AD)fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán; y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí(AE).

Enseñanza de Jesús sobre el divorcio

Y se acercaron a Él algunos fariseos para probarle, diciendo: ¿Es lícito a un hombre divorciarse de[w] su mujer(AF) por cualquier motivo? Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra(AG), y añadió: «Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer(AH), y los dos serán una sola carne(AI)»? Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe. Ellos le dijeron*: Entonces, ¿por qué mandó Moisés darle carta de divorcio y repudiarla(AJ)? Él les dijo*: Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de[x] vuestras mujeres; pero no ha sido así desde el principio. Y yo os digo que cualquiera que se divorcie de[y] su mujer(AK), salvo por infidelidad, y se case con otra, comete[z] adulterio[aa]. 10 Los discípulos le dijeron*: Si así es la relación del hombre con su mujer, no conviene casarse. 11 Pero Él les dijo: No todos pueden aceptar este precepto(AL), sino solo aquellos a quienes les ha sido dado(AM). 12 Porque hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte.

Jesús bendice a los niños

13 (AN)Entonces le trajeron algunos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños(AO), y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como estos[ab] es el reino de los cielos(AP). 15 Y después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.

El joven rico

16 (AQ)Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna(AR)? 17 Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Solo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida(AS), guarda los mandamientos. 18 Él le dijo*: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no darás falso testimonio(AT); 19 honra a tu padre y a tu madre(AU); y amarás a tu prójimo como a ti mismo(AV). 20 El joven le dijo*: Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía? 21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees(AW) y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos(AX); y ven, sígueme. 22 Pero al oír el joven estas palabras[ac], se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.

Peligro de las riquezas

23 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos(AY). 24 Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios(AZ). 25 Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: Entonces, ¿quién podrá salvarse? 26 Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible(BA). 27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos[ad]? 28 Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre(BB) se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos(BC) para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre[ae], o hijos o tierras por mi nombre(BD), recibirá cien[af] veces más, y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros(BE).

Parábola de los obreros de la viña

20 Porque el reino de los cielos(BF) es semejante a un hacendado[ag] que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña(BG). Y habiendo convenido con los obreros en un denario[ah] al día, los envió a su viña. Y salió como a la hora tercera[ai], y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo; y a estos les dijo: «Id también vosotros a la viña, y os daré lo que sea justo». Y ellos fueron. Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena[aj], e hizo lo mismo. Y saliendo como a la hora undécima[ak], encontró a otros parados, y les dijo*: «¿Por qué habéis estado aquí parados todo el día sin trabajar?». Ellos le dijeron*: «Porque nadie nos contrató». Él les dijo*: «Id también vosotros a la viña». Y al atardecer(BH), el señor de la viña dijo* a su mayordomo(BI): «Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta los primeros». Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario. 10 Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. 11 Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado[al], 12 diciendo: «Estos últimos han trabajado solo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día(BJ)». 13 Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: «Amigo(BK), no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14 Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo(BL) porque yo soy bueno?». 16 Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos(BM).

Jesús anuncia su muerte por tercera vez

17 (BN)Cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos, y por el camino les dijo: 18 He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado(BO) a los principales sacerdotes y escribas, y le condenarán a muerte; 19 y le entregarán a los gentiles(BP) para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará(BQ).

Petición de los hijos de Zebedeo

20 (BR)Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo(BS) con sus hijos, postrándose ante Él(BT) y pidiéndole algo. 21 Y Él le dijo: ¿Qué deseas? Ella le dijo*: Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten(BU) uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22 Pero respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa(BV) que yo voy a beber? Ellos le dijeron*: Podemos. 23 Él les dijo*: Mi copa ciertamente beberéis(BW), pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío el concederlo, sino que es para quienes(BX) ha sido preparado por mi Padre(BY). 24 Al oír esto, los diez se indignaron contra los dos hermanos. 25 (BZ)Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor(CA), 27 y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo; 28 así como el Hijo del Hombre(CB) no vino para ser servido(CC), sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Curación de dos ciegos de Jericó

29 (CD)Al salir de Jericó, le siguió una gran multitud. 30 Y he aquí, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David(CE), ten misericordia de nosotros(CF)! 31 Y la gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más aún, diciendo: ¡Señor, Hijo de David(CG), ten misericordia de nosotros! 32 Deteniéndose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que yo haga por vosotros? 33 Ellos le dijeron*: Señor, deseamos que nuestros ojos sean abiertos. 34 Entonces Jesús, movido a compasión, tocó los ojos de ellos, y al instante recobraron la vista, y le siguieron.

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