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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Marcos 1-3

El principio del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Ministerio de Juan el Bautista

Como está escrito en el profeta Isaías:

He aquí envío mi mensajero delante de ti, quien preparará tu camino[a].

Voz del que proclama en el desierto: “Preparen el camino del Señor; enderecen sus sendas”[b].

Así Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados. Y salía a él toda la provincia de Judea y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba diciendo: “Viene tras de mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, agachado, la correa de su calzado. Yo les he bautizado en agua pero él les bautizará en el Espíritu Santo”.

El bautismo de Jesús

Aconteció en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y en seguida, mientras subía del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu descendía sobre él como paloma. 11 Y vino una voz desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”[c].

La tentación de Jesús

12 En seguida el Espíritu lo impulsó al desierto, 13 y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba con las fieras y los ángeles le servían.

Jesús comienza su ministerio

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús se fue a Galilea predicando el evangelio de Dios[d], 15 y diciendo: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado[e]. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!”.

Jesús llama a los primeros discípulos

16 Y pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés hermano de Simón echando la red en el mar porque eran pescadores. 17 Jesús les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres”. 18 Y de inmediato dejaron sus redes y lo siguieron.

19 Al ir un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo y a su hermano Juan. Ellos estaban en su barca arreglando las redes. 20 En seguida los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los jornaleros, se fueron en pos de él.

El endemoniado de Capernaúm

21 Entraron en Capernaúm. Y en seguida, entrando él en la sinagoga los sábados, enseñaba. 22 Y se asombraban de su enseñanza porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

23 Y en ese momento un hombre con espíritu inmundo estaba en la sinagoga de ellos, y exclamó 24 diciendo:

—¿Qué tienes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido para destruirnos? Yo sé quién eres: ¡el Santo de Dios!

25 Jesús le reprendió diciendo:

—¡Cállate y sal de él!

26 Y el espíritu inmundo lo sacudió con violencia, clamó a gran voz y salió de él. 27 Todos se maravillaron, de modo que discutían entre sí diciendo:

—¿Qué es esto? ¡Una nueva doctrina con autoridad! Aun a los espíritus inmundos él manda, y lo obedecen.

28 Y pronto se extendió su fama por todas partes, en toda la región alrededor de Galilea.

Jesús sana a la suegra de Pedro

29 En seguida, cuando salieron de la sinagoga, fueron con Jacobo y Juan a la casa de Simón y Andrés. 30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y de inmediato le hablaron de ella. 31 Él se acercó a ella, la tomó de la mano y la levantó. Y le dejó la fiebre, y ella comenzó a servirles.

32 Al atardecer, cuando se puso el sol, le traían todos los enfermos y los endemoniados. 33 Toda la ciudad estaba reunida a la puerta. 34 Y él sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades y echó fuera muchos demonios. Y no permitía a los demonios hablar, porque lo conocían.

Jesús predica en Galilea

35 Habiéndose levantado muy de madrugada, todavía de noche, Jesús salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba. 36 Simón y sus compañeros fueron en busca de él. 37 Lo encontraron y le dijeron:

—Todos te buscan.

38 Él les respondió:

—Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que predique también allí porque para esto he venido.

39 Y fue predicando en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echando fuera los demonios.

Jesús sana a un leproso

40 Y vino a él un leproso implorándole, y de rodillas le dijo:

—Si quieres, puedes limpiarme.

41 Jesús, movido a compasión, extendió la mano, lo tocó y le dijo:

—Quiero; sé limpio.

42 Y al instante desapareció la lepra de él, y quedó limpio. 43 En seguida lo despidió, después de amonestarlo, 44 y le dijo:

—Mira, no digas nada a nadie. Más bien ve, muéstrate al sacerdote y ofrece lo que mandó Moisés en cuanto a tu purificación, para testimonio a ellos.

45 Pero cuando salió, él comenzó a proclamar y a difundir mucho el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ninguna ciudad sino que se quedaba afuera en lugares despoblados. Y venían a él de todas partes.

Jesús sana a un paralítico

Cuando él entró otra vez en Capernaúm después de algunos días, se oyó que estaba en casa. Muchos acudieron a él, de manera que ya no cabían ni ante la puerta; y él les hablaba la palabra.

Entonces vinieron a él trayendo a un paralítico cargado por cuatro. Y como no podían acercarlo a él debido al gentío, destaparon el techo donde Jesús estaba y, después de hacer una abertura, bajaron la camilla en que el paralítico estaba recostado. Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:

—Hijo, tus pecados te son perdonados.

Algunos de los escribas estaban sentados allí y razonaban en sus corazones:

—¿Por qué habla este así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino uno solo, Dios?

De inmediato Jesús, dándose cuenta en su espíritu de que razonaban así dentro de sí mismos, les dijo:

—¿Por qué razonan así en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”; o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? 10 Pero, para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar pecados en la tierra —dijo al paralítico—: 11 A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!

12 Y se levantó, y en seguida tomó su camilla y salió en presencia de todos, de modo que todos se asombraron y glorificaron a Dios diciendo:

—¡Jamás hemos visto cosa semejante!

El llamamiento de Leví

13 Jesús salió otra vez junto al mar, y toda la gente venía a él y él les enseñaba. 14 Y pasando, vio a Leví[f] hijo de Alfeo sentado en el lugar de los tributos públicos, y le dijo: “¡Sígueme!”. Y levantándose, lo siguió.

15 Sucedió que, estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban también sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos y lo habían seguido. 16 Y cuando los escribas de los fariseos[g] lo vieron comer con los pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:

—¿Por qué come[h] con los publicanos y pecadores?

17 Al oírlo, Jesús les dijo:

—Los sanos no tienen necesidad de médico sino los que están enfermos. No he venido para llamar a justos sino a pecadores.

Preguntas sobre el ayuno

18 Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando. Fueron a Jesús y le dijeron:

—¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos pero tus discípulos no ayunan?

19 Jesús les dijo:

—¿Acaso pueden ayunar los que están de bodas mientras el novio está con ellos? Entretanto que tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquel día ayunarán. 21 Nadie pone parche de tela nueva en vestido viejo. De otra manera, el parche nuevo tira del viejo, y la rotura se hace peor. 22 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino rompe los odres, y se pierde el vino y también los odres[i]. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos.

Jesús: Señor del sábado

23 Aconteció que Jesús pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos se pusieron a caminar arrancando espigas. 24 Los fariseos le decían:

—Mira, ¿por qué hacen en los sábados lo que no es lícito?

25 Y él les dijo:

—¿Nunca han leído qué hizo David cuando tuvo necesidad y pasó hambre él y los que estaban con él; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la Presencia, y aun dio a los que estaban con él; cosa que no es lícito comer, salvo a los sacerdotes? 27 —También les dijo—: El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. 28 Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado.

El hombre de la mano paralizada

Entró otra vez en la sinagoga, y estaba allí un hombre que tenía la mano paralizada. Y estaban al acecho a ver si lo sanaría en sábado, a fin de acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano paralizada:

—¡Ponte de pie en medio!

Y a ellos les dijo:

—¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal? ¿Salvar la vida o matar?

Pero ellos callaban. Y mirándolos en derredor con enojo, dolorido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre:

—Extiende tu mano.

Y la extendió, y su mano le fue restaurada. Los fariseos salieron en seguida, junto con los herodianos, y tomaron consejo contra él, de cómo destruirlo.

Las multitudes siguen a Jesús

Jesús se apartó con sus discípulos al mar, y lo siguió una gran multitud de gente procedente de Galilea, de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón una gran multitud vino a él, porque habían oído de las grandes cosas que hacía.

Y Jesús les dijo a sus discípulos que siempre tuvieran lista una barca a causa del gentío para que no lo apretujaran; 10 porque había sanado a muchos, de modo que le caían encima todos cuantos tenían plagas, para tocarlo. 11 Y los espíritus inmundos, siempre que lo veían se postraban delante de él y gritaban diciendo: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. 12 Pero él los reprendía mucho para que no lo dieran a conocer.

Elección de los doce apóstoles

13 Entonces subió al monte y llamó a sí a los que él quiso, y fueron a él. 14 Constituyó a doce, a quienes nombró apóstoles[j], para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar 15 y tener autoridad para[k] echar fuera los demonios.

16 Y constituyó a los doce: a Simón (a quien le puso por nombre Pedro), 17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan el hermano de Jacobo (a ellos les puso por nombre Boanerges; es decir, hijos del trueno), 18 a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a Jacobo hijo de Alfeo, a Tadeo, a Simón el cananita 19 y a Judas Iscariote (el que lo entregó).

Por quién Jesús echa fuera demonios

Él volvió a casa, 20 y otra vez se reunió la multitud de modo que ellos no podían ni siquiera comer pan. 21 Cuando los suyos lo oyeron, fueron para prenderlo porque decían que estaba fuera de sí.

22 Los escribas que habían descendido de Jerusalén decían que estaba poseído por Beelzebul y que mediante el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. 23 Y habiéndolos llamado a su lado, les hablaba en parábolas: “¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? 24 Si un reino se divide contra sí, ese reino no puede permanecer. 25 Si una casa se divide contra sí, esa casa no podrá permanecer. 26 Y si Satanás se levanta contra sí mismo y está dividido, no puede permanecer sino que su fin ha llegado. 27 Al contrario, nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes a menos que primero ate al hombre fuerte. Y entonces saqueará su casa. 28 De cierto les digo que a los hijos de los hombres les serán perdonados todos los pecados y blasfemias, cualesquiera que sean. 29 Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás sino que es culpable de pecado[l] eterno”. 30 Dijo esto porque decían: “Tiene espíritu inmundo”.

La familia de Jesús

31 Entonces fueron su madre y sus hermanos, y quedándose fuera enviaron a llamarle. 32 Mucha gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron:

—Mira, tu madre, tus hermanos y tus hermanas[m] te buscan afuera.

33 Él, respondiendo, les dijo:

—¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?

34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo:

—¡He aquí mi madre y mis hermanos! 35 Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, este es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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