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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Mateo 10-12

Elección de los doce apóstoles (Mc 3,13-19; Lc 6,12-16)

10 Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo el recaudador de impuestos; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón el cananeo y Judas Iscariote, el que luego traicionó a Jesús.

Misión de los Doce (Mc 6,7-13; Lc 9,1-6)

Jesús envió a estos Doce con las siguientes instrucciones:

— No vayáis a países paganos ni entréis en los pueblos de Samaría; id, más bien, en busca de las ovejas perdidas de Israel. Id y anunciadles que el reino de los cielos está ya cerca. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad de su enfermedad a los leprosos, expulsad a los demonios. Pero hacedlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibisteis el poder.

No llevéis oro, plata ni cobre en el bolsillo; 10 ni zurrón para el camino, ni dos trajes, ni zapatos, ni bastón, porque el que trabaja tiene derecho a su sustento. 11 Cuando lleguéis a algún pueblo o aldea, averiguad qué persona hay allí digna de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis del lugar. 12 Y cuando entréis en la casa, saludad a sus moradores. 13 Si lo merecen, la paz de vuestro saludo quedará con ellos; si no lo merecen, la paz se volverá a vosotros. 14 Y si nadie quiere recibiros ni escuchar vuestra palabra, entonces abandonad aquella casa o aquel pueblo y sacudíos el polvo pegado a vuestros pies. 15 Os aseguro que, en el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con más clemencia que ese pueblo.

Anuncio de persecuciones (Mc 13,9-13; Lc 21,12-17)

16 Mirad, os envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed astutos como serpientes, aunque también inocentes como palomas. 17 Tened cuidado con la gente, porque os entregarán a las autoridades y os azotarán en sus sinagogas. 18 Por causa de mí os llevarán ante gobernadores y reyes para que deis vuestro testimonio delante de ellos y de los paganos. 19 Pero cuando os entreguen a las autoridades, no os preocupéis de cómo habéis de hablar o qué habéis de decir, pues en aquel momento Dios os sugerirá las palabras oportunas. 20 No seréis vosotros quienes habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

21 Los hermanos entregarán a sus hermanos y harán que los maten. Los padres entregarán a sus hijos, y los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán. 22 Todos os odiarán por causa de mí; pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará. 23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, pues os aseguro que el Hijo del hombre vendrá antes que hayáis recorrido todas las ciudades de Israel.

24 Ningún discípulo es más que su maestro ni ningún criado es más que su amo. 25 Bastante es que el discípulo llegue a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si han llamado Belzebú al amo de la casa, ¿qué no dirán de sus familiares?

Invitación a la confianza (Lc 12,2-7)

26 No tengáis miedo a la gente. Porque no hay nada secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido. 27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a plena luz, y lo que escucháis en secreto, pregonadlo desde las terrazas. 28 No tengáis miedo de los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Más bien tened miedo de aquel que puede destruir el cuerpo y el alma en la gehena.

29 ¿No se venden dos pájaros por muy poco dinero? Sin embargo, ninguno de ellos cae a tierra si vuestro Padre no lo permite. 30 Pues bien, vosotros tenéis contados hasta el último cabello de la cabeza. 31 Así que no tengáis miedo; vosotros valéis más que todos los pájaros.

A favor o en contra de Jesús (Lc 12,8-9)

32 Todo aquel que se declare a mi favor delante de los demás, yo también me declararé a favor suyo delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y, al contrario, si alguien me niega delante de los demás, yo también lo negaré a él delante de mi Padre que está en los cielos.

Jesús, causa de división (Lc 12,51-53; 14,26-27)

34 No creáis que he venido a traer la paz al mundo. ¡No he venido a traer paz, sino guerra! 35 Porque he venido a poner al hijo en contra de su padre, a la hija en contra de su madre y a la nuera en contra de su suegra; 36 de manera que los enemigos de cada uno serán sus propios familiares.

37 El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que quiera a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. 38 Y el que no esté dispuesto a tomar su cruz para seguirme, tampoco es digno de mí. 39 El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que, por causa de mí, la pierda, ese la salvará.

Recompensas (Mc 9,41; Lc 9,48; 10,16; Jn 13,20)

40 El que os reciba a vosotros, es como si me recibiera a mí, y el que me reciba a mí, es como si recibiera al que me envió. 41 El que reciba a un profeta por tratarse de un profeta, tendrá la recompensa que corresponde a un profeta, y el que reciba a un justo por tratarse de una persona justa, tendrá la recompensa que corresponde a una persona justa.

42 Igualmente el que dé un vaso de agua fresca al más insignificante de mis discípulos precisamente por tratarse de un discípulo mío, os aseguro que no quedará sin recompensa.

Conclusión del discurso misional

11 Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se marchó de allí a enseñar y anunciar el mensaje en los pueblos de la región.

Juan el Bautista envía mensajeros a Jesús (Lc 7,18-23)

Juan, que estaba en la cárcel, oyó hablar de los hechos de Cristo y le envió unos discípulos suyos para que le preguntaran:

— ¿Eres tú el que tenía que venir, o debemos esperar a otro?

Jesús les contestó:

— Regresad a donde Juan y contadle lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. ¡Y felices aquellos para quienes yo no soy causa de tropiezo!

Jesús habla de Juan el Bautista (Lc 7,24-35)

Cuando se fueron los enviados de Juan, Jesús se puso a hablar de él a la gente. Decía:

— Cuando salisteis a ver a Juan al desierto, ¿qué esperabais encontrar? ¿Una caña agitada por el viento? ¿O esperabais encontrar un hombre espléndidamente vestido? ¡Los que visten con esplendidez viven en los palacios reales! ¿Qué esperabais entonces encontrar? ¿Un profeta? Pues sí, os aseguro, y más que profeta. 10 Precisamente a él se refieren las Escrituras cuando dicen: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. 11 Os aseguro que no ha nacido nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. 12 Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es objeto de violencia y los violentos pretenden arrebatarlo. 13 Así lo anunciaron todos los profetas y la ley de Moisés hasta que llegó Juan. 14 Pues, en efecto, Juan es Elías, el profeta que tenía que venir. 15 Quien pueda entender esto, que lo entienda.

16 ¿A qué compararé esta gente de hoy? Puede compararse a esos niños que, sentados en la plaza, interpelan a los otros 17 diciendo: “Hemos tocado la flauta para vosotros y no habéis bailado; os hemos cantado tonadas tristes, y no habéis llorado”. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron de él: “Tiene un demonio dentro”. 19 Pero después vino el Hijo del hombre que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a uno que es glotón y borracho, amigo de andar con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación”. Pero la sabiduría se acredita por sus propios resultados.

Lamento por las ciudades rebeldes (Lc 10,13-15)

20 Los pueblos donde Jesús había hecho la mayor parte de sus milagros no se habían convertido. Entonces se puso a reprochárselo, diciendo:

21 — ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han realizado en medio de vosotras, ya hace mucho tiempo que sus habitantes se habrían convertido, y lo habrían demostrado con luto y ceniza. 22 Por eso, os digo que Tiro y Sidón serán tratadas en el día del juicio con más clemencia que vosotras.

23 Y tú, Cafarnaún, ¿crees que vas a ser encumbrada hasta el cielo? ¡Hasta el abismo serás precipitada! Porque Sodoma no habría sido destruida si en ella se hubieran realizado los milagros que se han realizado en ti. 24 Por eso, os digo que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con más clemencia que tú.

El Reino revelado a los sencillos (Lc 10,21-22)

25 Por aquel entonces dijo Jesús:

— Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. 26 Sí, Padre, así lo has querido tú. 27 Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo. 28 ¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso! 29 ¡Poned mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón! Así encontraréis descanso para vuestro espíritu, 30 porque mi yugo es fácil de llevar, y mi carga ligera.

Jesús y el sábado (Mc 2,23-28; Lc 6,1-5)

12 En cierta ocasión estaba Jesús paseando en sábado por entre unos sembrados. Sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Los fariseos, al verlo, dijeron a Jesús:

— Mira, tus discípulos hacen algo que no está permitido en sábado.

Jesús les contestó:

— ¿Es que no habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comió de los panes de la ofrenda, algo que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes. ¿O no habéis leído en la ley de Moisés que los sacerdotes no pecan aunque trabajen durante el sábado en el Templo? Pues os digo que aquí hay alguien mayor que el Templo. Si hubierais entendido lo que significa aquello de: Yo no quiero que me ofrezcáis sacrificios, sino que seáis compasivos, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es Señor del sábado.

El hombre de la mano atrofiada (Mc 3,1-6; Lc 6,6-11)

Jesús siguió su camino y entró en una sinagoga. 10 Había allí un hombre que tenía una mano atrofiada, y los que estaban buscando un motivo para acusar a Jesús le preguntaron:

— ¿Está permitido curar en sábado?

11 Jesús les contestó:

— ¿Quién de vosotros, si tiene una sola oveja y se le cae a un pozo en sábado, no irá a sacarla? 12 Pues una persona vale mucho más que una oveja. ¡De modo que está permitido en sábado hacer el bien!

13 Entonces dijo al enfermo:

— Extiende tu mano.

Él la extendió y recuperó el movimiento, como la otra. 14 Los fariseos, por su parte, se reunieron, al salir, y se confabularon para matar a Jesús.

El siervo de Dios

15 Jesús, al saberlo, se fue de allí. Mucha gente lo seguía, y él curaba a todos los que estaban enfermos, 16 si bien les ordenaba que no divulgaran que había sido él. 17 Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías:

18 Este es mi siervo, a quien yo he elegido;
lo amo y me complazco en él.
Le daré mi espíritu
y llevará mi enseñanza a todos los pueblos.
19 No disputará con nadie
no andará dando gritos,
ni se oirá su voz por las calles.
20 No romperá la caña quebrada
ni apagará el pábilo humeante
hasta que haga triunfar la justicia.
21 Y en él pondrán los pueblos su esperanza.

Jesús y Belzebú (Mc 3,22-27; Lc 11,14-23)

22 Llevaron entonces ante Jesús a un hombre ciego y mudo que estaba poseído por un demonio. Jesús lo sanó, de manera que el mudo comenzó a hablar y a ver. 23 Todos los que presenciaron esto decían asombrados:

— ¿Será este el Hijo de David?

24 Pero los fariseos, al oírlo, replicaron:

— Si este expulsa a los demonios, es porque Belzebú, el propio jefe de los demonios, le da el poder para expulsarlos.

25 Pero Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo:

— Si una nación se divide en bandos, se destruye a sí misma. Y si una ciudad o una familia se divide en bandos, no puede subsistir. 26 Si Satanás expulsa a Satanás y actúa, por tanto, contra sí mismo, ¿cómo podrá mantener su poder? 27 Y si Belzebú me da a mí el poder para expulsar demonios, ¿quién se lo da a vuestros propios seguidores? ¡Ellos mismos son la demostración de vuestro error! 28 Ahora bien, si yo expulso los demonios por el poder del Espíritu de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros.

29 ¿Quién puede entrar en casa de un hombre fuerte y robarle sus bienes, si primero no ata a ese hombre fuerte? Solamente entonces podrá saquear su casa. 30 El que no está a mi favor, está contra mí; el que conmigo no recoge, desparrama.

El pecado contra el Espíritu Santo (Mc 3,28-30; Lc 12,10)

31 Por eso os digo que a los seres humanos se les perdonarán todos sus pecados y blasfemias. Lo que no se les perdonará es que blasfemen contra el Espíritu Santo. 32 Incluso si alguien habla en contra del Hijo del hombre, podrá serle perdonado; pero el que hable en contra del Espíritu Santo, no será perdonado ni en este mundo ni en el venidero.

El árbol y sus frutos (Lc 6,43-45)

33 Un fruto sano corresponde a un árbol sano; un fruto podrido, a un árbol podrido. Por el fruto se sabe cómo es el árbol. 34 ¡Hijos de víbora! ¿Cómo puede ser bueno lo que decís, si vosotros mismos sois malos? Porque la boca habla de lo que rebosa el corazón. 35 De la persona buena brota el bien, porque es rica en bondad; pero de la persona mala brota el mal, porque es rica en maldad. 36 Os advierto que, en el día del juicio, cada cual habrá de responder de toda palabra vacía que haya pronunciado. 37 Ten en cuenta que por tus propias palabras serás juzgado y declarado inocente o culpable.

Piden a Jesús una señal milagrosa (Mc 8,11-12; Lc 11,29-32)

38 Por aquel tiempo, algunos maestros de la ley y algunos fariseos dijeron a Jesús:

— Maestro, quisiéramos verte hacer alguna señal milagrosa.

39 Jesús les contestó:

— ¡Gente mala e infiel! Pedís una señal milagrosa, pero no tendréis más señal que la del profeta Jonás. 40 Porque, así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en lo profundo de la tierra.

41 Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, al mismo tiempo que toda esta gente, y la condenarán, porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay alguien más importante que Jonás! 42 La reina del Sur se levantará en el día del juicio, al mismo tiempo que toda esta gente, y la condenará, porque esa reina vino desde tierras lejanas a escuchar la sabiduría de Salomón, ¡y aquí hay alguien más importante que Salomón!

El retorno de un espíritu impuro

43 Cuando un espíritu sale de una persona y anda errante por lugares desiertos en busca de descanso, y no lo encuentra, 44 se dice a sí mismo: “Regresaré a mi casa, de donde salí”. Si, al llegar, la encuentra desocupada, barrida y arreglada, 45 va, reúne a otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir allí, de manera que la situación de esa persona resulta peor al final que al principio. Así le sucederá a esta gente perversa.

La verdadera familia de Jesús (Mc 3,31-35; Lc 8,19-21)

46 Estaba Jesús hablando todavía a la gente, cuando llegaron su madre y sus hermanos. Se quedaron fuera, pero trataban de hablar con él. 47 Alguien le dio aviso a Jesús:

— Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo.

48 Jesús le contestó:

— ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?

49 Y señalando con la mano a sus discípulos, añadió:

— Estos son mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España