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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Lucas 10-12

Los setenta y dos enviados (Mt 9,37)

10 Después de esto, el Señor escogió también a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a todos los pueblos y lugares a donde él pensaba ir. Les dijo:

— La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pedidle al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en marcha! Yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis monedero, zurrón, ni calzado; y no os detengáis tampoco a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en alguna casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Si los que viven allí son gente de paz, la paz de vuestro saludo quedará con ellos; si no lo son, la paz se volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja tiene derecho a su salario. No vayáis de casa en casa. Cuando lleguéis a un pueblo donde se os reciba con agrado, comed lo que os ofrezcan. Curad a los enfermos que haya en él y anunciad: “El reino de Dios está cerca de vosotros”. 10 Pero si entráis en un pueblo donde se nieguen a recibiros, recorred sus calles diciendo: 11 “¡Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos contra vosotros! Sin embargo, sabed que el reino de Dios ya está cerca”. 12 Os digo que, en el día del juicio, los habitantes de Sodoma serán tratados con más clemencia que los de ese pueblo.

Lamento por las ciudades rebeldes (Mt 10,40; 11,20-24)

13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han realizado en medio de vosotras, ya hace mucho tiempo que sus habitantes se habrían convertido y lo habrían demostrado llevando luto y ceniza. 14 Por eso, Tiro y Sidón serán tratados en el juicio con más clemencia que vosotras.

15 Y tú, Cafarnaún, ¿crees que vas a ser encumbrada hasta el cielo? ¡Hasta el abismo, serás precipitada! 16 El que os escuche a vosotros, es como si me escuchara a mí; el que os rechaze a vosotros, es como si me rechazara a mí; y el que me rechace a mí, es como si rechazara al que me envió.

Regreso de los setenta y dos enviados

17 Los setenta y dos volvieron llenos de alegría, diciendo:

— ¡Señor, hasta los demonios nos obedecen en tu nombre!

18 Jesús les contestó:

— He visto a Satanás que caía del cielo como un rayo. 19 Os he dado autoridad para que pisoteéis las serpientes, los escorpiones y todo el poder del enemigo, sin que nada ni nadie pueda dañaros. 20 Pero, aun así, no os alegréis tanto de que los espíritus malignos os obedezcan como de que vuestros nombres estén escritos en el cielo.

Alegría de Jesús (Mt 11,25-27; 13,16-17)

21 En aquel mismo momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo:

— Padre, Señor del cielo y de la tierra, te alabo porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. Sí, Padre, así lo has querido tú. 22 Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.

23 Luego se volvió hacia sus discípulos y les dijo aparte:

— ¡Felices los que puedan ver todo lo que vosotros estáis viendo! 24 Os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros estáis viendo, y no lo vieron; y oír lo que vosotros estáis oyendo, y no lo oyeron.

El mandamiento más importante (Mt 22,35-39; Mc 12,28-31)

25 Por entonces, un doctor de la ley, queriendo poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:

— Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?

26 Jesús le contestó:

— ¿Qué está escrito en la ley de Moisés? ¿Qué lees allí?

27 Él respondió:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia; y a tu prójimo como a ti mismo.

28 Jesús le dijo:

— Has respondido correctamente. Haz eso y vivirás.

Parábola del buen samaritano

29 Pero el maestro de la ley, para justificar su pregunta, insistió:

— ¿Y quién es mi prójimo?

30 Jesús le dijo:

— Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos ladrones, que le robaron cuanto llevaba, lo hirieron gravemente y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Casualmente bajaba por aquel mismo camino un sacerdote que vio al herido, pero pasó de largo. 32 Y del mismo modo, un levita, al llegar a aquel lugar, vio al herido, pero también pasó de largo. 33 Finalmente, un samaritano que iba de camino llegó junto al herido y, al verlo, se sintió conmovido. 34 Se acercó a él, le vendó las heridas poniendo aceite y vino sobre ellas, lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a una posada próxima y cuidó de él. 35 Al día siguiente, antes de reanudar el viaje, el samaritano dio dos denarios al posadero y le dijo: “Cuida bien a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi vuelta”. 36 Pues bien, ¿cuál de estos tres hombres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones?

37 El maestro de la ley contestó:

— El que tuvo compasión de él.

Y Jesús le replicó:

— Pues vete y haz tú lo mismo.

Jesús visita a Marta y María

38 Mientras seguían el camino, Jesús entró en una aldea, donde una mujer llamada Marta le dio alojamiento. 39 Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras. 40 Marta, en cambio, andaba atareada con los quehaceres domésticos, por lo que se acercó a Jesús y le dijo:

— Señor, ¿te parece bien que mi hermana me deje sola con todo el trabajo de la casa? Por favor, dile que me ayude.

41 El Señor le contestó:

— Marta, Marta, andas angustiada y preocupada por muchas cosas. 42 Sin embargo, una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte y nadie se la arrebatará.

Sobre la oración (Mt 6,9-15; 7,7-11)

11 Una vez estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó de orar, uno de los discípulos le dijo:

— Señor, enséñanos a orar, al igual que Juan enseñaba a sus discípulos.

Jesús les dijo:

— Cuando oréis, decid:

Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Danos cada día el pan que necesitamos.
Perdónanos nuestros pecados,
como también nosotros perdonamos
a quienes nos hacen mal.
Y no permitas que nos apartemos de ti.

Luego les dijo:

— Suponed que uno de vosotros va a medianoche a casa de un amigo y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío que está de viaje acaba de llegar a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle”. Suponed también que el otro, desde dentro, contesta: “Por favor, no me molestes ahora. Ya tengo la puerta cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. ¡Cómo me voy a levantar para dártelos!”. Pues bien, os digo que, aunque no se levante a darle los panes por razón de su amistad, al menos para evitar que lo siga molestando, se levantará y le dará todo lo que necesite. Por eso os digo: Pedid y Dios os atenderá, buscad y encontraréis; llamad y Dios os abrirá la puerta. 10 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá la puerta. 11 ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide pescado, le dará una serpiente? 12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuanto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?

Jesús y Belzebú (Mt 12,22-30; Mc 3,22-27)

14 Un día, estaba Jesús expulsando un demonio que se había apoderado de un hombre dejándolo mudo. En cuanto el demonio salió de él, el mudo recobró el habla y los que lo presenciaron se quedaron asombrados. 15 Pero algunos dijeron:

— Belzebú, el propio jefe de los demonios, le da a este el poder para expulsarlos.

16 Otros, para tenderle una trampa, le pedían que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios. 17 Pero Jesús, que conocía sus intenciones, les dijo:

— Si una nación se divide en bandos, se destruye a sí misma y sus casas se derrumban. 18 Por tanto, si Satanás actúa contra sí mismo, ¿cómo podrá mantener su poder? Pues eso es lo que vosotros decís: que yo expulso los demonios por el poder de Belzebú. 19 Pero si Belzebú me da a mí el poder para expulsar demonios, ¿quién se lo da a vuestros propios seguidores? ¡Ellos mismos serán vuestros jueces! 20 Ahora bien, si yo expulso los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. 21 Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su mansión, su propiedad está segura; 22 pero si otro más fuerte que él llega y lo vence, entonces le quita las armas en las que confiaba y reparte como botín todos sus bienes. 23 El que no está a favor mío, está contra mí; el que conmigo no recoge, desparrama.

El retorno de un espíritu impuro (Mt 12,43-45)

24 Cuando un espíritu impuro sale de una persona y anda errante por lugares desiertos en busca de descanso y no lo encuentra, se dice a sí mismo: “Regresaré a mi casa, de donde salí”. 25 Y si, al llegar, la encuentra barrida y arreglada, 26 va, reúne a otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir allí, de manera que la situación de esa persona resulta peor al final que al principio.

La verdadera felicidad

27 Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer que estaba entre la gente exclamó:

— ¡Feliz la mujer que te dio a luz y te crió a sus pechos!

28 Jesús le contestó:

— Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.

Piden a Jesús una señal milagrosa (Mt 12,38-43; Mc 8,12)

29 Como había seguido reuniéndose mucha gente a su alrededor, Jesús volvió a tomar la palabra y dijo:

— Esta gente es mala. Pide una señal milagrosa, pero no tendrá más señal que la del profeta Jonás. 30 Como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, así también el Hijo del hombre será una señal para esta gente. 31 La reina del Sur se levantará en el día del juicio junto con todos los que forman esta generación, y los condenará; porque esta reina vino desde tierras lejanas a escuchar la sabiduría de Salomón, ¡y aquí hay alguien más importante que Salomón! 32 Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio junto con toda esta gente, y la condenarán; porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay alguien más importante que Jonás!

La lámpara y la luz (Mt 5,15; 6,22-23; Mc 4,21)

33 Nadie enciende una lámpara y la guarda en un lugar escondido, ni la tapa con una vasija, sino que la pone en el candelero para que su luz alumbre a todos los que entren en la casa. 34 Los ojos son lámparas para el cuerpo. Si tus ojos son limpios, todo tú serás luminoso; pero si en ellos hay maldad, todo tú serás oscuridad. 35 Mantente alerta para que la luz que hay en ti no resulte oscuridad. 36 Así, pues, si tú eres todo luz y no hay en ti oscuridad alguna, todo tú serás tan luminoso como si te iluminara el resplandor de una lámpara.

Jesús denuncia la hipocresía

37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús aceptó la invitación y se sentó a la mesa. 38 El fariseo, que estaba observándolo, se quedó extrañado de que Jesús no cumpliera el precepto de lavarse las manos antes de comer. 39 Entonces el Señor le dijo:

— Vosotros los fariseos limpiáis la copa y la bandeja por fuera, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y maldad. 40 ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo de fuera no hizo también lo de dentro? 41 Dad limosna de lo que tenéis dentro, y de ese modo todo quedará limpio en vosotros.

42 ¡Ay de vosotros, fariseos, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de hortalizas, pero no os preocupáis de mantener la justicia y el amor a Dios! Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin descuidar lo otro.

43 ¡Ay de vosotros, fariseos, que os gusta ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y ser saludados en público!

44 ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros ocultos a la vista, sobre los que pisa la gente sin saberlo!

45 Uno de los doctores de la ley le contestó:

— Maestro, diciendo esto nos ofendes también a nosotros.

46 Pero Jesús continuó:

— ¡Ay también de vosotros, doctores de la ley, que cargáis a los demás con cargas insoportables que vosotros mismos no estáis dispuestos a tocar ni siquiera con un dedo!

47 ¡Ay de vosotros, que construís monumentos funerarios en memoria de los profetas asesinados por vuestros propios antepasados! 48 De este modo demostráis estar de acuerdo con lo que ellos hicieron, porque ellos asesinaron a los profetas y vosotros construís los monumentos funerarios. 49 Por eso, Dios ha dicho sabiamente: “Les enviaré mensajeros y apóstoles; a unos matarán y a otros perseguirán”. 50 Pero Dios va a pedir cuentas a esta gente de hoy de la sangre de todos los profetas que han sido asesinados desde el principio del mundo hasta este momento: 51 desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, a quien asesinaron entre el altar y el santuario. ¡Sí, os digo que Dios pedirá cuentas de su muerte a esta gente de hoy!

52 ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la puerta del conocimiento! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los demás.

53 Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, llenos de furor contra él, comenzaron a atacarlo duramente haciendo que hablara sobre temas diversos 54 y tendiéndole trampas con ánimo de cazarlo en alguna palabra indebida.

Invitación a la sinceridad y a la confianza (Mt 10,26-31; 16,6; Mc 8,15)

12 Entre tanto, miles de personas se apiñaban alrededor de Jesús atropellándose unas a otras. Entonces, dirigiéndose en primer lugar a sus discípulos, Jesús dijo:

— Cuidaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque nada hay secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido. De manera que lo que dijisteis en la oscuridad, será oído a plena luz; lo que hablasteis al oído en el interior de la casa, será pregonado desde las terrazas. A vosotros, amigos míos, os digo que no tengáis miedo a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden hacer nada más. Os indicaré, en cambio, a quién debéis tener miedo: tenédselo a aquel que no sólo puede matar, sino que también tiene poder para arrojar a la gehena. A ese es a quien debéis temer. ¿No se venden cinco pájaros por unos céntimos? Pues ni de uno de ellos se olvida Dios. En cuanto a vosotros, tenéis contado hasta el último cabello de vuestra cabeza. No tengáis miedo, porque vosotros valéis más que todos los pájaros.

A favor o en contra de Jesús (Mt 10,32-33; 12,32; 10,19-20; Mc 13,11)

Os digo, además, que a todo aquel que me reconozca delante de los demás, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. Y, al contrario, si alguien me niega delante de los demás, también él será negado delante de los ángeles de Dios. 10 Si alguien habla contra el Hijo del hombre, podrá serle perdonado. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado. 11 Cuando os lleven a las sinagogas o ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo habéis de hablar o qué habéis de decir en defensa propia, 12 porque en aquel mismo momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis decir.

Parábola del rico estúpido

13 Uno que estaba entre la gente dijo a Jesús:

— Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo.

14 Jesús le contestó:

— Amigo, ¿quién me ha puesto por juez o repartidor de herencias entre vosotros?

15 Y, dirigiéndose a los demás, añadió:

— Procurad evitar toda clase de avaricia, porque la vida de uno no depende de la abundancia de sus riquezas.

16 Y les contó esta parábola:

— Una vez, un hombre rico obtuvo una gran cosecha de sus campos. 17 Así que pensó: “¿Qué haré ahora? ¡No tengo lugar bastante grande donde guardar la cosecha! 18 ¡Ya sé qué haré! Derribaré los graneros y haré otros más grandes donde pueda meter todo el trigo junto con todos mis bienes. 19 Luego podré decirme: tienes riquezas acumuladas para muchos años; descansa, pues, come, bebe y diviértete”. 20 Pero Dios le dijo: “¡Estúpido! Vas a morir esta misma noche. ¿A quién le aprovechará todo eso que has almacenado?”. 21 Esto le sucederá al que acumula riquezas pensando sólo en sí mismo, pero no se hace rico a los ojos de Dios.

Confianza en Dios (Mt 6,19-21.25-34)

22 Después dijo Jesús a sus discípulos:

— Por lo tanto os digo: No andéis preocupados pensando qué vais a comer para poder vivir o con qué ropa vais a cubrir vuestro cuerpo. 23 Porque la vida vale más que la comida y el cuerpo más que la ropa. 24 Fijaos en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen despensas ni almacenes, y, sin embargo, Dios los alimenta. Pues ¡cuánto más valéis vosotros que esas aves! 25 Por lo demás, ¿quién de vosotros, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida? 26 Pues si sois incapaces de influir en las cosas más pequeñas, ¿a qué preocuparos por las demás? 27 Fijáos en cómo crecen los lirios. No se fatigan ni hilan y, sin embargo, os digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos. 28 Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana será quemada en el horno, ¡cuánto más hará por vosotros! ¡Qué débil es vuestra fe! 29 Vosotros no os atormentéis buscando qué comer o qué beber. 30 Esas son las cosas que preocupan a los paganos de este mundo; pero vuestro Padre ya sabe que las necesitáis. 31 Vosotros buscad, más bien, el reino de Dios, y Dios se encargará de daros además todas esas cosas. 32 No tengas miedo, pequeño rebaño, que es voluntad de vuestro Padre daros el reino. 33 Vended vuestros bienes y repartid el producto entre los necesitados. Haceos así un capital que no se deteriora, riquezas inagotables en los cielos, donde no hay ladrones que entren a robar ni polilla que destruya. 34 Pues donde tengáis vuestra riqueza, allí tendréis también el corazón.

Preparados para la venida del Señor (Mt 24,42-44)

35 Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas. 36 Sed como criados que están esperando que el amo regrese de una boda, listos para abrirle la puerta en cuanto llegue y llame. 37 ¡Felices aquellos criados a quienes el amo, al llegar, los encuentre vigilando! Os aseguro que los hará sentarse a la mesa y él mismo se pondrá a la tarea de servirles la comida. 38 Felices ellos si al llegar el amo, ya sea a medianoche o de madrugada, los encuentra vigilando. 39 Pensad que si el amo de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, impediría que le perforaran la casa. 40 Pues también vosotros estad preparados, porque cuando menos lo penséis vendrá el Hijo del hombre.

La fidelidad en el servicio (Mt 24,45-51)

41 Pedro le preguntó:

— Señor, esta parábola, ¿se refiere solamente a nosotros o a todos?

42 El Señor le contestó:

— Vosotros portaos como el administrador fiel e inteligente a quien su amo pone al frente de la servidumbre para que a su hora les tenga dispuesta la correspondiente ración de comida 43 ¡Feliz aquel criado a quien su amo, al llegar, encuentre cumpliendo con su deber! 44 Os aseguro que le confiará el cuidado de toda su hacienda. 45 Pero si ese criado piensa para sí: “Mi señor se retrasa en llegar” y comienza a maltratar a los demás criados y criadas y a comer y beber hasta emborracharse, 46 un día, cuando menos lo espere, llegará su señor. Entonces lo castigará severamente dándole un lugar entre los que son sorprendidos en infidelidad. 47 El criado que sabe lo que su amo quiere, pero no se prepara para hacerlo, será castigado con severidad. 48 En cambio, el criado que, ignorando lo que quiere su amo, hace algo merecedor de castigo, será castigado con menos severidad. Al que mucho se le ha dado, mucho le será exigido; al que mucho se le confía, mucho más se le pedirá.

Jesús causa de división (Mt 10,34-46)

49 Yo he venido para traer fuego al mundo, y ¡cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo! 50 Tengo que pasar la prueba de un bautismo y me embarga la ansiedad hasta que se haya cumplido. 51 ¿Creéis que he venido a traer paz al mundo? Os digo que no, sino que he venido a traer división. 52 Porque de ahora en adelante, en una familia de cinco personas se pondrán tres en contra de dos, y dos en contra de tres. 53 El padre se pondrá en contra del hijo, y el hijo en contra del padre; la madre en contra de la hija, y la hija en contra de la madre; la suegra en contra de la nuera, y la nuera en contra de la suegra.

Reconocer el tiempo presente (Mt 16,2-3)

54 Dijo también Jesús a la gente:

— Cuando veis que una nube aparece por poniente, decís que va a llover, y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís que hará bochorno, y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sois capaces de interpretar el tiempo en que vivís? 57 ¿Por qué no discernís por vosotros mismos lo que es recto?

Sobre la reconciliación (Mt 5,25-26)

58 Si tu adversario te demanda ante las autoridades, esfuérzate por llegar a un acuerdo con él mientras puedas hacerlo; no sea que te entregue al juez, y el juez a los guardias, y los guardias te metan en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo de tu deuda.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España