Daily Reading for Personal Growth, 40 Days with God
La mujer sorprendida en adulterio
8 Pero Jesús se fue al monte de los Olivos(A). 2 Al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a Él; y sentándose, les enseñaba(B). 3 Los escribas y los fariseos trajeron* a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, 4 dijeron* a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. 5 Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres(C). ¿Tú, pues, qué dices?».
6 Decían esto, poniendo a prueba a Jesús(D), para tener de qué acusarlo(E). Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. 7 Pero como insistían en preguntar, Jesús se enderezó(F) y les dijo: «El que de ustedes esté sin pecado, sea el primero(G)en tirarle una piedra(H)».
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9 Al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose(I) Jesús, le dijo: «Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?».
11 «Ninguno, Señor», respondió ella. Entonces Jesús le dijo: «Yo tampoco te condeno(J). Vete; y desde ahora no peques más(K)».
Jesús, la Luz del mundo
12 Jesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo(L); el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz(M)de la vida». 13 Entonces los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de Ti mismo; Tu testimonio no es verdadero[a](N)».
14 Jesús les respondió: «Aunque Yo doy testimonio(O)de Mí mismo, Mi testimonio es verdadero, porque Yo sé de dónde he venido y adónde voy(P); pero ustedes no saben de dónde vengo(Q)ni adónde voy. 15 Ustedes juzgan según la carne[b](R); Yo no juzgo a nadie(S). 16 Pero si Yo juzgo, Mi juicio es verdadero; porque no soy Yo solo, sino Yo y el Padre que[c]me envió(T). 17 Aun en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero(U). 18 Yo soy el que doy testimonio de Mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de Mí(V)».
19 Entonces le decían: «¿Dónde está Tu Padre?». «Ustedes no me conocen a Mí ni a Mi Padre», les respondió Jesús. «Si me conocieran, conocerían también a Mi Padre(W)».
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