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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Hechos 24-26

24 ¶ Y cinco días después descendió el príncipe de los sacerdotes, Ananías, con algunos de los ancianos, y un cierto Tértulo, orador; y comparecieron delante del gobernador contra Pablo.

Y citado que fue, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como por causa tuya vivamos en gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia,

siempre y en todo lugar lo recibimos con todo hacimiento de gracias, oh excelentísimo Félix.

Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu clemencia.

Porque hemos hallado que este hombre es pestilencial, y levantador de sediciones a todos los judíos por todo el mundo, y príncipe de la sediciosa secta de los nazarenos;

el cual también intentó violar el Templo; y prendiéndole, le quisimos juzgar conforme a nuestra ley;

mas interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos,

mandando a sus acusadores que vinieran a ti; del cual tú mismo juzgando, podrás entender todas estas cosas de que le acusamos.

Y contendían también los judíos, diciendo ser así estas cosas.

10 ¶ Entonces Pablo, haciéndole el gobernador señal que hablara, respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres gobernador de esta nación, con buen ánimo satisfaré por mí.

11 Porque tú puedes entender que no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén;

12 y ni me hallaron en el Templo disputando con ninguno, ni haciendo concurso de multitud, ni en sinagogas, ni en la ciudad;

13 ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan.

14 Pero esto te confieso, que conforme a aquel Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de mi patria, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas;

15 teniendo esperanza en Dios que ha de haber la resurrección de los muertos, así de justos como de injustos, que ellos esperan.

16 Y por esto, procuro yo tener siempre conciencia sin remordimiento acerca de Dios y acerca de los hombres.

17 Pero pasados muchos años, vine a hacer limosnas a mi nación, y ofrendas,

18 cuando me hallaron purificado en el Templo (no con multitud ni con alboroto) unos judíos de Asia;

19 los cuales debieron comparecer delante de ti, y acusarme, si contra mí tenían algo.

20 O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando yo estuve en el concilio,

21 si no sea que, estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy hoy juzgado de vosotros.

22 ¶ Entonces Félix, oídas estas cosas, les puso dilación, diciendo: Al estar más informado de este camino, cuando descendiere el tribuno Lisias acabaré de conocer de vuestro negocio.

23 Y mandó al centurión que Pablo fuera guardado, y aliviado de las prisiones; y que no vedara a ninguno de los suyos servirle, o venir a él.

24 Y algunos días después, viniendo Félix con Drusila, su mujer, la cual era judía, llamó a Pablo, y oyó de él la fe que es en el Cristo.

25 Y disertando él de la justicia, y del dominio propio, y del juicio venidero, espantado Félix, respondió: Ahora vete, mas cuando tenga oportunidad te llamaré.

26 Esperando también con esto, que de parte de Pablo le serían dados dineros, para que le soltara; por lo cual, haciéndole venir muchas veces, hablaba con él.

27 Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix ganar la gracia de los judíos, dejó preso a Pablo.

25 ¶ Festo pues, entrado en la provincia, tres días después subió de Cesarea a Jerusalén.

Y vinieron a él el príncipe de los sacerdotes y los principales de los judíos contra Pablo; y le rogaron,

pidiendo gracia contra él, que le hiciera traer a Jerusalén, poniendo ellos asechanzas para matarle en el camino.

Pero Festo respondió, que Pablo estaba guardado en Cesarea, adonde él mismo partiría presto.

Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan juntamente; y si hay algo en este varón, acúsenle.

Y deteniéndose entre ellos no más de diez días, venido a Cesarea, el siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que Pablo fuera traído.

El cual venido, le rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, poniendo contra Pablo muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar;

dando Pablo razón: Que ni contra la ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra César he pecado en nada.

Mas Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo, dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?

10 Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde conviene que sea juzgado. A los judíos no he hecho injuria alguna, como tú sabes muy bien.

11 Porque si alguna injuria, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir; mas si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede darme a ellos. A César apelo.

12 Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: ¿A César has apelado? A César irás.

13 ¶ Y pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea a saludar a Festo.

14 Y como estuvieron allí muchos días, Festo declaró la causa de Pablo al rey, diciendo: Un varón ha sido dejado preso por Félix,

15 sobre el cual, cuando fui a Jerusalén, vinieron a mí los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo venganza contra él;

16 a los cuales respondí; no ser costumbre de los Romanos dar alguno a la muerte antes que el que es acusado tenga presentes sus acusadores, y haya lugar de defenderse de la acusación.

17 Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal, mandé traer al hombre;

18 y estando presentes sus acusadores, ningún cargo produjeron de los que yo sospechaba;

19 solamente tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su superstición, y de un cierto Jesús, difunto, el cual Pablo afirma que está vivo.

20 Y yo, dudando en cuestión semejante, dije, si quería ir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas.

21 Mas apelando Pablo a ser guardado al conocimiento de Augusto, mandé que le guardaran hasta que le enviara a César.

22 Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él dijo: Mañana le oirás.

23 Y al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales varones de la ciudad, por mandato de Festo, fue traído Pablo.

24 Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros; veis a éste, por el cual toda la multitud de los Judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no conviene que viva más;

25 pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y él mismo apelando a Augusto, he determinado enviarle,

26 del cual no tengo cosa cierta que escribir al señor; por lo que le he sacado a vosotros, y mayormente a ti, oh rey Agripa, para que hecha información, tenga yo qué escribir.

27 Porque fuera de razón me parece enviar un preso, y no señalar las causas.

26 ¶ Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó a dar razón por sí, diciendo:

Acerca de todas las cosas de que soy acusado por los judíos, oh rey Agripa, me tengo por bienaventurado de que haya hoy de defenderme delante de ti;

mayormente sabiendo tú todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos, por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.

Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio fue en mi nación, en Jerusalén, todos los judíos la saben;

los cuales tienen ya conocido que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más perfecta secta de nuestra religión he vivido, fariseo.

Y ahora, por la esperanza de la promesa hecha por Dios a nuestros padres, soy llamado a juicio;

a la cual promesa nuestras doce tribus, sirviendo constantemente de día y de noche, esperan que han de llegar. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado de los judíos.

¡Qué! ¿Se juzga cosa increíble entre vosotros que Dios resucite los muertos?

Yo ciertamente había pensado hacer muchas cosas contrarias contra el nombre de Jesús el Nazareno;

10 lo cual también hice en Jerusalén, y yo encerré en cárceles a muchos de los santos, recibida potestad de los príncipes de los sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.

11 Y muchas veces, castigándolos por todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

12 ¶ En lo cual ocupado, yendo a Damasco con potestad y comisión de los príncipes de los sacerdotes,

13 en mitad del día, oh rey, vi en el camino una luz del cielo, que sobrepujaba al resplandor del sol, la cual me rodeó y a los que iban conmigo.

14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebraica: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra los aguijones.

15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo Soy Jesús, a quien tú persigues.

16 Mas levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto te he aparecido, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que apareceré a ti;

17 librándote de este pueblo y de los gentiles, a los cuales ahora te envío,

18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, remisión de pecados y herencia entre los santificados.

19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial:

20 Antes anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

21 Por causa de esto los judíos, to­mándome en el Templo, intentaron matarme.

22 Mas ayudado del auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de venir:

23 Que el Cristo había de padecer, que había de ser el primero de la resurrección de los muertos, que había de anunciar luz a este pueblo y a los gentiles.

24 ¶ Y diciendo él estas cosas, (y dando razón de sí) Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.

25 Y Pablo dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de templanza.

26 Pues el rey sabe estas cosas, delante del cual también hablo confiadamente. Pues no pienso que ignora nada de esto; pues no ha sido esto hecho en algún rincón.

27 ¿Crees, rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.

28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades que me haga cristiano.

29 Y Pablo dijo: ¡Deseo delante de Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fuerais hechos tales cual yo soy, excepto estas prisiones!

30 Y como hubo dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos;

31 cuando se retiraron aparte, hablaban los unos a los otros, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte, ni de prisión, hace este hombre.

32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser suelto, si no hubiera apelado a César.

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