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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Salmos 73

Libro III: Salmos 73—89

Prosperidad ilusoria de los impíos

73 Salmo de Asaf.

¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel,
para con los limpios de corazón!
En cuanto a mí,
por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos
porque tuve envidia de los arrogantes
al ver la prosperidad de los impíos.
Pues no hay para ellos dolores
de muerte;
más bien, es robusto su cuerpo.
No sufren las congojas humanas
ni son afligidos como otros hombres.
Por eso la soberbia los ciñe cual collar,
y los cubre un vestido de violencia.
Sus ojos se les salen de gordura;
logran con creces los antojos
de su corazón.
Se mofan y hablan con maldad; desde lo alto planean la opresión.
Dirigen contra el cielo su boca,
y su lengua recorre la tierra.
10 Por eso mi[a] pueblo va hacia ellos
y beben de lleno sus palabras.
11 Ellos dicen: “¿Cómo sabrá Dios?”.
O “¿Habrá conocimiento
en el Altísimo?”.
12 He aquí, estos impíos siempre están tranquilos
y aumentan sus riquezas.
13 ¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón
y he lavado mis manos en inocencia!
14 Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo
por las mañanas.
15 Si yo dijera: “Hablaré como ellos”,
he aquí que traicionaría a la
generación de tus hijos.
16 Pensé para entender esto;
ha sido duro trabajo ante mis ojos
17 hasta que, venido al santuario de Dios, comprendí el destino final de ellos:
18 Ciertamente los has puesto
en deslizaderos
y los harás caer en la decepción.
19 ¡Cómo han sido desolados de repente!
Se acabaron; fueron consumidos por el terror.
20 Como al despertar del sueño, así, Señor, al levantarte
despreciarás sus apariencias.
21 De veras se amargaba mi corazón
y en mi interior sentía punzadas.
22 Pues yo era ignorante y no entendía;
yo era como un animal delante de ti.
23 Con todo, yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha.
24 Me has guiado según tu consejo,
y después me recibirás en gloria.
25 ¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de ti nada deseo en la tierra.
26 Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios, para siempre.
27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
pues tú destruirás a todo aquel que
se prostituye apartándose de ti.
28 En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye el bien.
En el SEÑOR Dios[b] he puesto mi
refugio para contar todas tus obras.

Salmos 77-78

Recuerdos del éxodo

77 Al músico principal. Para Jedutún. Salmo de Asaf.

Mi voz elevo a Dios y clamo;
mi voz elevo a Dios y él me escucha.
Al Señor busco en el día
de mi angustia.
Sin cesar extiendo a él mis manos
en la noche;
mi alma rehúsa el consuelo.
Me acuerdo de Dios y gimo; medito y mi espíritu desfallece.
Selah[a]
Tú retienes los párpados de mis ojos; estoy turbado y no puedo hablar.
Considero los días de antaño, los años antiguos.
Recuerdo mi canto en la noche. Medito en mi corazón
y mi espíritu investiga.
¿Acaso nos desechará el Señor para siempre?
¿Ya no volverá a ser propicio?
¿Se ha agotado para siempre su misericordia?
¿Se han acabado sus promesas por generación y generación?
¿Se ha olvidado de ser clemente? ¿En su ira ha cerrado su compasión?
Selah[b]
10 Y pienso: Mi tristeza es que
haya cambio
en la diestra del Altísimo.
11 Me acuerdo de las obras del SEÑOR[c]; sí, me acuerdo de tus maravillas del pasado.
12 Medito en todos tus hechos,
y reflexiono en tus actos.
13 Oh Dios, santo es tu camino. ¿Qué Dios es grande como
nuestro Dios?
14 Tú eres un Dios que hace maravillas; has hecho conocer tu poder entre los pueblos.
15 Con tu brazo has redimido a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José. Selah[d]
16 Las aguas te vieron, oh Dios;
las aguas te vieron y temblaron.
Se estremecieron los abismos.
17 Los nubarrones vertieron sus aguas, tronaron las nubes,
también se desplazaron tus rayos.
18 El tronar de tu voz estaba en el torbellino;
los relámpagos alumbraron al mundo;
la tierra se estremeció y tembló.
19 Tu camino estaba en el mar,
y tu sendero en las caudalosas aguas. Pero tus huellas nadie
las pudo conocer.
20 Como a un rebaño has conducido
a tu pueblo
por medio de Moisés y de Aarón.

Lecciones de la historia de Israel

78 Masquil[e] de Asaf.

Escucha, oh pueblo mío, mi ley;
inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca en parábolas;
evocaré las cosas escondidas
del pasado,
las cuales hemos oído y entendido, porque nos las contaron
nuestros padres.
No las encubriremos a sus hijos.
A la generación venidera contaremos las alabanzas del SEÑOR, y de su poder y de las maravillas que hizo.
Él estableció su testimonio en Jacob
y puso la ley en Israel.
Mandó a nuestros padres que lo
hicieran conocer a sus hijos
para que lo supiera la generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgieran lo contaran a sus hijos,
para que pusieran en Dios
su confianza
y no se olvidaran de las obras de Dios,
a fin de que guardaran
sus mandamientos;
para que no fuesen como sus padres: una generación porfiada y rebelde[f], una generación que no dispuso
su corazón,
ni su espíritu fue fiel para con Dios.
Los hijos de Efraín, armados con excelentes arcos,
volvieron las espaldas en el día
de la batalla.
10 No guardaron el pacto de Dios
y rehusaron andar en su ley.
11 Más bien, se olvidaron de sus obras; de las maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres Dios
hizo maravillas[g]
en la tierra de Egipto,
en los campos de Tanis.
13 Dividió el mar y los hizo pasar[h]; hizo que las aguas se detuvieran como en un dique.
14 De día los condujo con una nube; toda la noche con resplandor de fuego.
15 Partió las peñas en el desierto[i]
y les dio a beber del gran abismo.
16 Sacó corrientes de la peña
e hizo descender aguas como ríos.
17 A pesar de esto,
volvieron a pecar contra él[j];
se rebelaron contra el Altísimo
en el desierto.
18 Probaron a Dios en su corazón,
pidiendo comida a su antojo.
19 Y hablaron contra Dios diciendo: “¿Podrá preparar una mesa en
el desierto?
20 He aquí que golpeó la peña
y fluyeron aguas,
y corrieron arroyos en torrentes. Pero, ¿podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?”.
21 El SEÑOR lo oyó y se indignó[k]; fuego se encendió contra Jacob,
y la ira descendió contra Israel.
22 Porque no creyeron a Dios
ni confiaron en su liberación
23 a pesar de que mandó a las nubes
de arriba
y abrió las puertas de los cielos;
24 a pesar de que hizo llover sobre ellos maná para comer
y les dio trigo del cielo.
25 Pan de fuertes comió el hombre;
les envió comida hasta saciarlos.
26 Levantó en el cielo el viento
del oriente[l],
y trajo el viento del sur con su poder.
27 Así hizo llover sobre ellos carne como polvo,
aves aladas como la arena del mar.
28 Las hizo caer en medio
del campamento,
alrededor de sus tiendas.
29 Comieron hasta hartarse;
les dio satisfacción a su apetito.
30 Pero cuando no habían colmado
su apetito,
estando la comida aún en su boca,
31 descendió sobre ellos la ira de Dios
y mató a los más distinguidos de ellos; derribó a los escogidos de Israel.
32 Con todo, siguieron pecando
y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por eso los consumió en la vanidad,
y consumió sus años con pánico.
34 Cuando los hacía morir
entonces buscaban a Dios[m],
y, solícitos, volvían a acercarse a él.
35 Se acordaron de que Dios es su Roca;
de que el Dios Altísimo es su Redentor.
36 Pero le halagaban con la boca,
y con su lengua le mentían.
37 Pues sus corazones no eran firmes para con él,
ni eran fieles con su pacto.
38 Con todo, él perdonaba misericordioso la maldad y no los destruía.
En muchas ocasiones apartó su ira
y no despertó todo su enojo.
39 Se acordó de que ellos eran carne,
un soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas veces lo amargaron
en el desierto;
lo entristecieron en la sequedad!
41 Volvían a probar a Dios
e irritaban al Santo de Israel.
42 No se acordaron de su mano[n]
en el día que los redimió del adversario,
43 cuando impuso en Egipto sus señales
y sus maravillas en los campos
de Tanis.
44 Convirtió en sangre sus canales; también sus corrientes para que
no bebieran.
45 Envió contra ellos enjambres de moscas que los devoraban
y ranas que los infestaban.
46 También entregó sus productos
a la oruga,
y el fruto de sus labores a la langosta.
47 Sus viñas destruyó con granizo
y sus higuerales con aluvión.
48 Entregó los animales al granizo,
y sus ganados a los rayos.
49 Envió sobre ellos el furor de su ira, enojo, indignación y angustia, como delegación de mensajeros destructores.
50 Dio vía libre a su furor;
no les eximió su alma de la muerte;
la vida de ellos entregó a la epidemia.
51 Hirió a todos los primogénitos
de Egipto[o],
primicias del vigor de las tiendas
de Cam[p].
52 Pero hizo que su pueblo partiera cual manada
y los llevó por el desierto cual rebaño.
53 Los guió con seguridad
para que no tuvieran miedo;
y el mar cubrió a sus enemigos.
54 Después los trajo al territorio
de su santuario;
a este monte que adquirió
con su diestra.
55 Arrojó a las naciones de delante
de ellos[q],
les repartió a cordel la heredad,
e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.
56 Pero pusieron a prueba al Dios Altísimo y lo amargaron,
y no guardaron sus testimonios.
57 Más bien, se volvieron atrás
y se rebelaron como sus padres.
Se desviaron como arco engañoso.
58 Lo airaron con sus lugares altos,
y con sus imágenes lo provocaron
a celos.
59 Dios lo oyó y se encendió en ira;
en gran manera rechazó a Israel.
60 Abandonó el tabernáculo de Silo,
la tienda en que habitó entre los hombres.
61 Entregó su poderío a la cautividad[r],
y su gloria en manos del enemigo.
62 También entregó su pueblo
a la espada;
se airó contra su posesión.
63 El fuego devoró a sus jóvenes; sus vírgenes no fueron alabadas.
64 Sus sacerdotes cayeron a espada,
y sus viudas no hicieron lamentación.
65 Entonces se despertó el Señor,
a la manera del que duerme, como un guerrero que grita dominado por el vino.
66 E hirió a sus enemigos haciéndolos
retroceder,
y los puso como afrenta perpetua.
67 Desechó la tienda de José;
no escogió a la tribu de Efraín.
68 Más bien, escogió a la tribu de Judá;
el monte Sion, al cual amó.
69 Allí edificó su santuario como
las alturas;
como la tierra a la cual cimentó para siempre.
70 Eligió a su siervo David[s];
lo tomó de los rediles de las ovejas.
71 Lo trajo de detrás de las ovejas
recién paridas
para que apacentase a su pueblo Jacob,
a Israel su heredad.
72 Los apacentó con íntegro corazón; los pastoreó con la pericia de sus manos.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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