Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Josué 1-4

I.— CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA (1—12)

Preparativos y paso del Jordán (1—5)

Orden de entrar en la tierra prometida

Una vez que murió Moisés, siervo del Señor, dijo el Señor a Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés:

— Moisés, mi siervo, ha muerto. Disponte, pues, a cruzar ese Jordán, con todo este pueblo, hacia la tierra que yo doy a los israelitas. Os entrego todo lugar donde pongáis el pie, según prometí a Moisés. Vuestro territorio abarcará desde el desierto hasta el Líbano, y desde el río Grande, el Éufrates, hasta el mar Grande por el oeste, (todo el país de los hititas). Nadie te podrá hacer frente mientras vivas: lo mismo que estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. Pórtate, pues, con fortaleza y valentía porque vas a ser tú quien darás a este pueblo la posesión de la tierra que juré dar a sus antepasados. Esto es lo único que se te pide: que seas fuerte y valiente y cumplas toda la ley que te dio mi siervo Moisés. No te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda; así tendrás éxito en todo lo que emprendas. Medita día y noche el libro de esta ley teniéndolo siempre en tus labios; si obras en todo conforme a lo que se prescribe en él, prosperarás y tendrás éxito en todo cuanto emprendas. Te he mandado que seas fuerte y valiente. No tengas, pues, miedo ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.

Colaboración de las tribus de Transjordania

10 Josué dio a los funcionarios del pueblo la orden siguiente:

11 — Recorred el campamento y ordenad esto al pueblo: “Aprovisionaos convenientemente, porque dentro de tres días cruzaréis ese Jordán, para ir a tomar posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da en propiedad”.

12 A los de Rubén, a los de Gad y a la media tribu de Manasés les dijo:

13 — Acordaos de lo que os mandó Moisés, siervo del Señor. El Señor, vuestro Dios, os ha dado el descanso al entregaros esta tierra. 14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros rebaños se quedarán aquí en Transjordania, en el territorio que os ha dado Moisés. Pero vosotros pasaréis en orden de batalla al frente de todos vuestros guerreros y ayudaréis a vuestros hermanos, 15 hasta que el Señor conceda el descanso a vuestros hermanos igual que os lo ha concedido a vosotros, y también ellos tomen posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, les va a dar. Entonces regresaréis al territorio de vuestra propiedad, el que os dio Moisés, siervo del Señor, aquí al lado oriental del Jordán.

16 Ellos respondieron a Josué:

— Haremos todo lo que nos has mandado; iremos adondequiera que nos envíes. 17 Del mismo modo que obedecimos en todo a Moisés, te obedeceremos a ti. Que el Señor, tu Dios, esté contigo como estuvo con Moisés. 18 El que se rebele contra ti y no obedezca tus órdenes, cualesquiera que sean, morirá. Tú, sé fuerte y valiente.

Los espías de Josué

Josué, hijo de Nun, envió en secreto desde Sitín a dos espías encomendándoles:

— Id y reconoced la región y la ciudad de Jericó.

Ellos fueron y entraron en casa de una prostituta, llamada Rajab, y se quedaron a dormir allí. Entonces alguien avisó al rey de Jericó:

— Mira, unos israelitas han entrado aquí esta tarde para reconocer el país.

El rey de Jericó mandó este recado a Rajab:

— Haz salir a los hombres que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la región.

Pero la mujer escondió a los dos hombres y respondió:

— Es cierto que esos hombres han venido a mi casa, pero yo no sabía de dónde procedían; cuando, al anochecer, estaba a punto de cerrarse la puerta de la ciudad, esos hombres salieron y no sé adónde han ido. Si os dais prisa en perseguirlos, los alcanzaréis.

Pero ella los había hecho subir a la terraza y los había escondido entre unos manojos de lino que tenía amontonados allí. Salieron unos hombres en su persecución hacia los vados del Jordán, y la puerta de la ciudad se volvió a cerrar en cuanto los perseguidores salieron tras ellos.

Pacto entre Rajab y los espías

Todavía no se habían acostado los espías, cuando Rajab subió a la terraza, donde ellos estaban, y les dijo:

— Ya sé que el Señor os ha entregado esta tierra, que nos ha invadido el pánico y que todos los habitantes de esta región tiemblan ante vosotros. 10 Nos hemos enterado de cómo el Señor secó las aguas del mar de las Cañas delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y de lo que habéis hecho con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, con Sijón y con Og, a quienes consagrasteis al exterminio. 11 Al enterarnos, ha desfallecido nuestro corazón y vuestra llegada nos ha dejado a todos sin aliento, porque el Señor, vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Juradme, pues, ahora por el Señor que así como yo os he tratado con benevolencia, vosotros también trataréis con benevolencia a la casa de mi padre. Dadme una señal segura 13 de que respetaréis la vida de mi padre y de mi madre, de mis hermanos y hermanas, y de todos los suyos, y de que nos libraréis de la muerte.

14 Aquellos hombres le respondieron:

— Nuestra vida a cambio de la vuestra, siempre que no nos denunciéis. Cuando el Señor nos haya entregado la tierra, te trataremos a ti con benevolencia y lealtad.

15 Ella los descolgó por la ventana con una soga, pues la casa en que vivía estaba adosada a la muralla. 16 Les dijo:

— Dirigíos hacia la montaña, para que vuestros perseguidores no os encuentren. Quedaos escondidos allí tres días hasta que regresen los que salgan en vuestra persecución; después podréis seguir vuestro camino.

17 Los hombres le respondieron:

— Nosotros quedaremos libres del juramento que nos has exigido si tú no cumples con esta condición: 18 cuando entremos en el país, deberás atar a la ventana por la que nos has descolgado este cordón de hilo rojo después de haber reunido contigo en esta casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19 Si alguno sale de tu casa, se hará responsable de su muerte; nosotros seremos inocentes. Pero, si alguien pone su mano sobre cualquiera que esté contigo dentro de tu casa, seremos nosotros los responsables de su muerte. 20 Ahora bien, si nos denuncias, quedaremos libres del juramento que nos has exigido.

21 Ella respondió:

— Sea como decís.

Los despidió y, cuando se fueron, ató el cordón rojo a la ventana.

Regreso de los espías

22 Marcharon los espías, se adentraron en el monte y se quedaron allí tres días, hasta que sus perseguidores, que los buscaron por todas partes, regresaron sin encontrarlos. 23 Entonces los dos hombres bajaron del monte, cruzaron el río y llegaron adonde estaba Josué, hijo de Nun, a quien contaron todo lo que les había pasado. 24 Le dijeron a Josué:

— El Señor ha puesto todo el país en nuestras manos; todos sus habitantes están ya temblando ante nosotros.

El paso del Jordán. Preparativos

Josué se levantó de madrugada y, junto con todos los israelitas, partió de Sitín llegando hasta el Jordán. Allí pernoctaron antes de cruzarlo. Al cabo de tres días, los responsables recorrieron el campamento y dieron esta orden al pueblo:

— Cuando veáis que los sacerdotes levitas se disponen a transportar el Arca de la alianza del Señor vuestro Dios, poneos también vosotros en marcha e id tras ella. Así sabréis el camino que habéis de seguir, pues nunca hasta ahora habéis pasado por él. Pero que haya entre vosotros y el Arca una distancia de unos mil metros; no os acerquéis, pues, a ella.

Josué dijo al pueblo:

— Purificaos, porque mañana el Señor hará maravillas en medio de vosotros.

Y a los sacerdotes les dijo:

— Tomad el Arca de la alianza y cruzad el río al frente del pueblo.

Ellos tomaron el Arca de la alianza y se pusieron en marcha al frente del pueblo. El Señor dijo a Josué:

— Hoy mismo voy a empezar a engrandecerte ante todo Israel, para que sepan que estoy contigo, lo mismo que estuve con Moisés. Tú da esta orden a los sacerdotes encargados de transportar el Arca de la alianza: “En cuanto lleguéis a tocar el agua de la orilla del Jordán, deteneos allí”.

Josué dijo a los israelitas:

— Acercaos y escuchad las palabras del Señor, vuestro Dios.

10 Y añadió:

— Esta será la señal de que el Dios vivo está en medio de vosotros y de que, al llegar vosotros, va a expulsar al cananeo, al hitita, al jeveo, al fereceo, al guirgaseo, al amorreo y al jebuseo. 11 El Arca del Señor, dueño de toda la tierra, va a cruzar el Jordán delante de vosotros. 12 Escoged, pues, doce hombres de las tribus de Israel, un hombre por cada tribu. 13 En cuanto toquen las aguas del Jordán las plantas de los pies de los sacerdotes encargados de transportar el Arca del Señor, dueño de toda la tierra, las aguas del Jordán que vienen de arriba quedarán cortadas y se detendrán formando como un dique.

El paso milagroso del Jordán

14 Cuando el pueblo levantó el campamento dispuesto a cruzar el Jordán, los sacerdotes marchaban al frente del pueblo llevando el Arca de la alianza. 15 Pues bien, en cuanto los sacerdotes que llevaban el Arca llegaron al Jordán y sus pies tocaron el agua de la orilla (el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega), 16 el agua que bajaba de arriba se detuvo y formó como un embalse hasta muy lejos, hasta Adam, ciudad que está cerca de Sartán, mientras que las que bajaban hacia el mar de la Arabá, o mar de la Sal, quedaron completamente cortadas de manera que el pueblo pudo cruzar el río frente a Jericó. 17 Los sacerdotes que transportaban el Arca de la alianza del Señor se mantuvieron a pie firme, en medio del cauce seco del Jordán, mientras todo Israel iba atravesando el río por el cauce seco, hasta que todo el pueblo acabó de cruzarlo.

Las doce piedras conmemorativas

Cuando todo el pueblo acabó de cruzar el Jordán, el Señor dijo a Josué:

— Escoged doce hombres del pueblo, uno por cada tribu, y mandadles que saquen doce piedras del lecho del Jordán, donde los sacerdotes han estado parados; luego llevadlas con vosotros y depositadlas en el lugar en que pernoctéis.

Llamó Josué a los doce hombres que había elegido de entre los israelitas, uno por cada tribu, y les dijo:

— Entrad hasta el medio del Jordán, donde está el Arca de la alianza del Señor, y cargue cada uno al hombro una piedra, una por cada tribu de Israel, para que sirva de recuerdo conmemorativo entre vosotros. Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos: “¿Qué hacen ahí esas piedras?”, les responderéis: “Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas ante el Arca de la alianza del Señor: cuando el Arca cruzaba el Jordán, las aguas del Jordán se cortaron”. Estas piedras servirán a los israelitas de recuerdo para siempre.

Los israelitas hicieron lo que Josué les mandó: sacaron doce piedras del lecho del Jordán, una por cada tribu de Israel, tal como había mandado el Señor a Josué; las llevaron al lugar donde iban a pernoctar y las depositaron allí. Josué, por su parte, erigió doce piedras en el lecho del Jordán, en el lugar donde los sacerdotes portadores del Arca de la alianza habían plantado los pies; y allí siguen todavía hoy.

Fin del paso

10 Los sacerdotes portadores del Arca estuvieron parados en medio del Jordán hasta que se cumplió todo lo que Josué había mandado al pueblo por orden del Señor (conforme en todo a lo que Moisés había ordenado a Josué). El pueblo se dio prisa en pasar. 11 En cuanto acabó de pasar todo el pueblo, pasó el Arca del Señor y los sacerdotes volvieron a situarse a la cabeza del pueblo. 12 Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés se colocaron en orden de batalla a la cabeza de los israelitas, como les había mandado Moisés. 13 Los que pasaron ante el Señor, hacia la llanura de Jericó, fueron unos cuarenta mil guerreros armados, dispuestos para el combate. 14 Aquel día el Señor engrandeció a Josué a la vista de todo Israel; y lo mismo que habían respetado a Moisés, respetaron también a Josué durante toda su vida. 15 El Señor dijo a Josué:

16 — Manda a los sacerdotes que llevan el Arca del testimonio que salgan del Jordán.

17 Josué mandó a los sacerdotes:

— Salid del Jordán.

18 Cuando los sacerdotes portadores del Arca de la alianza del Señor salieron del Jordán, apenas las plantas de sus pies tocaron la orilla, las aguas del Jordán volvieron a su lugar y llenaron el cauce hasta el borde como antes.

Llegada a Guilgal

19 Era el día décimo del primer mes cuando el pueblo salió del Jordán y acampó en Guilgal, al oriente de Jericó. 20 Josué erigió en Guilgal las doce piedras que habían sacado del Jordán. 21 Y dijo a los israelitas:

— Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos: “¿Qué hacen ahí esas piedras?”, 22 se lo explicaréis así: “Israel pasó ese Jordán a pie enjuto, 23 pues el Señor, vuestro Dios, secó ante vosotros las aguas del Jordán hasta que lo atravesasteis, como había hecho el Señor vuestro Dios con el mar de las Cañas al que secó ante nosotros hasta que lo atravesamos. 24 De este modo todos los pueblos de la tierra reconocerán lo poderosa que es la mano del Señor, y vosotros respetaréis siempre al Señor, vuestro Dios”.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España