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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Isaías 31-35

Es inútil confiar en Egipto

31 ¡Qué aflicción les espera a los que buscan ayuda en Egipto,
    al confiar en sus caballos, en sus carros de guerra y en sus conductores;
y al depender de la fuerza de ejércitos humanos
    en lugar de buscar ayuda en el Señor,
    el Santo de Israel!
En su sabiduría, el Señor enviará una gran calamidad;
    no cambiará de parecer.
Se levantará contra los malvados
    y contra quienes los ayudan.
¡Pues estos egipcios son simples seres humanos; no son Dios!
    Sus caballos son solo carne, no espíritus poderosos.
Cuando el Señor levante el puño contra ellos,
    quienes los ayudan tropezarán,
y aquellos que reciben ayuda caerán;
    todos caerán y morirán juntos.

Pero el Señor me ha dicho:

«Cuando un león joven y fuerte
    ruge sobre la oveja que ha matado,
no lo asustan los gritos ni los ruidos
    de toda una multitud de pastores.
De la misma manera, el Señor de los Ejércitos Celestiales
    descenderá para pelear en el monte Sion.
El Señor de los Ejércitos Celestiales se moverá en el aire sobre Jerusalén
    y la protegerá como un ave protege su nido.
Defenderá y salvará la ciudad;
    pasará sobre ella y la rescatará».

Pueblo mío, aunque eres rebelde y perverso, ven y regresa al Señor. Yo sé que llegará el día glorioso cuando cada uno de ustedes desechará los ídolos de oro y las imágenes de plata que han hecho sus manos pecadoras.

«Los asirios serán destruidos,
    pero no por las espadas de los hombres.
La espada de Dios los golpeará;
    se dejarán llevar por el pánico y huirán.
Los fuertes jóvenes asirios
    serán llevados cautivos.
Hasta los más fuertes temblarán de terror,
    y los príncipes huirán al ver sus banderas de guerra»,
dice el Señor, cuyo fuego está en Sion
    y sus llamas arden desde Jerusalén.

Liberación definitiva de Israel

32 ¡Miren! ¡Se acerca un rey justo!,
    y príncipes honrados gobernarán bajo su mando.
Cada uno será como refugio del viento
    y resguardo de la tormenta,
como corrientes de agua en el desierto
    y sombra de una gran roca en tierra reseca.

Entonces todo el que tenga ojos podrá ver la verdad,
    y todo el que tenga oídos podrá oírla.
Hasta los impulsivos estarán llenos de sentido común y de entendimiento,
    y los que tartamudean hablarán con claridad.
En aquel día, los necios que viven sin Dios no serán héroes;
    los canallas no serán respetados.
Pues los necios hablan necedades
    y hacen planes malvados;
practican la impiedad
    y difunden enseñanzas falsas acerca del Señor.
Privan de alimento a los hambrientos
    y no dan agua a los sedientos.
Las sutiles artimañas de los canallas son maliciosas;
    traman planes torcidos.
Mienten para condenar a los pobres,
    aun cuando la causa de los pobres es justa.
Pero los generosos proponen hacer lo que es generoso
    y se mantienen firmes en su generosidad.

Escuchen, mujeres, ustedes que están acostumbradas a la buena vida.
    Escúchenme, ustedes que son tan engreídas.
10 Dentro de poco tiempo, algo más de un año,
    ustedes que son tan despreocupadas, de repente comenzarán a preocuparse.
Pues se perderán sus cultivos de frutas,
    y no habrá cosecha.
11 Tiemblen, mujeres de la buena vida;
    abandonen su autosuficiencia.
Quítense sus ropas bonitas
    y pónganse tela áspera en señal de su dolor.
12 Golpéense el pecho con profunda pena por sus abundantes granjas
    y por sus vides llenas de fruto.
13 Pues su tierra se cubrirá de espinos y zarzas;
    sus hogares alegres y ciudades felices desaparecerán.
14 El palacio y la ciudad quedarán abandonados,
    y pueblos de mucha actividad estarán vacíos.
Los burros retozarán y las manadas pastarán
    en los fuertes abandonados[a] y en las torres de vigilancia,
15 hasta que al fin se derrame el Espíritu
    sobre nosotros desde el cielo.
Entonces el desierto se convertirá en campo fértil,
    y el campo fértil dará cosechas abundantes.

16 La justicia gobernará en el desierto
    y la rectitud en el campo fértil.
17 Y esta rectitud traerá la paz;
    es cierto, traerá tranquilidad y confianza para siempre.
18 Mi pueblo vivirá seguro, tranquilo en su hogar,
    y encontrará reposo.
19 Aunque se destruya el bosque
    y se derrumbe la ciudad,
20 el Señor bendecirá grandemente a su pueblo.
    Dondequiera que siembre la semilla, brotarán cosechas abundantes
    y su ganado y sus burros pastarán con libertad.

Mensaje acerca de Asiria

33 ¡Qué aflicción les espera a ustedes, asirios, que han destruido a otros,[b]
    pero nunca han sido destruidos!
Traicionan a los demás,
    pero nunca han sido traicionados.
Cuando terminen de destruir,
    serán destruidos.
Cuando terminen de traicionar,
    serán traicionados.
Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros,
    porque hemos esperado en ti.
Sé nuestro brazo fuerte cada día
    y nuestra salvación en los tiempos difíciles.
El enemigo corre al sonido de tu voz;
    cuando te pones en pie, ¡las naciones huyen!
Así como la oruga y la langosta despojan los campos y las vides,
    de la misma forma será despojado el ejército caído de Asiria.

Aunque el Señor es muy grande y vive en el cielo,
    hará de Jerusalén[c] el hogar de su justicia y rectitud.
En aquel día, él será tu cimiento seguro,
    y te proveerá de una abundante reserva de salvación, sabiduría y conocimiento;
    el temor del Señor será tu tesoro.

Pero ahora tus valientes guerreros lloran en público;
    tus embajadores de paz lloran con amarga desilusión.
Tus caminos están abandonados;
    ya nadie viaja por ellos.
Los asirios rompieron su tratado de paz
    y no les importan las promesas que hicieron delante de testigos;[d]
    no le tienen respeto a nadie.
La tierra de Israel se marchita con el duelo;
    el Líbano se seca a causa de la vergüenza.
La llanura de Sarón es ahora un desierto;
    Basán y el Carmelo han sido saqueados.

10 Pero el Señor dice: «Ahora me levantaré;
    ahora mostraré mi poder y mi fuerza.
11 Ustedes, los asirios, no producen más que hierba seca y rastrojos;
    su propio aliento se convertirá en fuego y los consumirá.
12 Su pueblo será totalmente quemado,
    como los espinos que se cortan y se echan al fuego.
13 ¡Escuchen lo que yo hice, naciones lejanas!
    ¡Y ustedes que están cerca, reconozcan mi poder!».

14 Los pecadores de Jerusalén tiemblan de temor;
    el terror se apodera de los que no tienen a Dios.
«¿Quién puede vivir con este fuego devorador?—claman—.
    ¿Quién puede sobrevivir a este fuego consumidor?».
15 Los que son honestos y justos,
    los que se niegan a obtener ganancias por medio de fraudes,
    los que se mantienen alejados de los sobornos,
los que se niegan a escuchar a los que traman asesinatos,
    los que cierran los ojos para no ceder ante la tentación de hacer el mal:
16 estos son los que habitarán en las alturas.
    Las rocas de los montes serán su fortaleza;
se les proveerá alimentos,
    y tendrán agua en abundancia.

17 Sus ojos verán al rey en todo su esplendor,
    y verán una tierra que se pierde en la distancia.
18 Recordarán este tiempo de terror y preguntarán:
«¿Dónde están los oficiales asirios
    que contaban nuestras torres?
¿Dónde están los contadores
    que anotaban el botín sacado de nuestra ciudad caída?».
19 Ustedes ya no verán a esa gente feroz y violenta,
    con su idioma extraño y desconocido.

20 En cambio, verán a Sion como lugar de festivales sagrados;
    verán a Jerusalén, una ciudad tranquila y segura.
Será como una carpa con las sogas tensas
    y con las estacas firmemente clavadas.
21 Para nosotros el Señor será el Poderoso.
    Será como un ancho río de protección
que ningún enemigo puede cruzar;
    por el cual no puede navegar ningún barco enemigo.
22 Pues el Señor es nuestro juez,
    nuestro legislador y nuestro rey;
    él cuidará de nosotros y nos salvará.
23 Las velas de los enemigos cuelgan flácidas
    de los mástiles rotos, junto con aparejos inútiles.
El pueblo de Dios repartirá el tesoro;
    ¡hasta los cojos recibirán su porción!
24 El pueblo de Israel ya no dirá:
    «Estamos enfermos e indefensos»,
    porque el Señor perdonará sus pecados.

Mensaje para las naciones

34 Vengan aquí y escuchen, oh naciones de la tierra;
    que el mundo y todo lo que hay en él oigan mis palabras.
Pues el Señor está furioso contra las naciones;
    su furia es contra todos sus ejércitos.
Los destruirá por completo;[e]
    los condenará a ser masacrados.
Sus muertos quedarán sin sepultura,
    y el hedor de los cuerpos podridos llenará la tierra;
    de los montes fluirá su sangre.
Arriba, los cielos se esfumarán
    y desaparecerán como quien enrolla un pergamino.
Las estrellas caerán del cielo
    como caen las hojas marchitas de una vid,
    o los higos secos de una higuera.

Y cuando mi espada haya terminado su trabajo en los cielos,
    caerá sobre Edom,
    la nación que he señalado para ser destruida.
La espada del Señor está empapada en sangre
    y cubierta de grasa,
con la sangre de corderos y cabras,
    con la grasa de carneros preparados para el sacrificio.
Sí, el Señor ofrecerá un sacrificio en la ciudad de Bosra
    y hará una gran matanza en Edom.
Hasta morirán hombres tan fuertes como los bueyes salvajes,
    los jóvenes junto a los veteranos.
La tierra quedará empapada en sangre
    y el suelo enriquecido con la grasa.

Pues es el día de la venganza del Señor,
    el año cuando Edom recibirá el pago por todo lo que le hizo a Israel.[f]
Los arroyos de Edom se llenarán de brea ardiente
    y el suelo se cubrirá de fuego.
10 Este juicio sobre Edom nunca tendrá fin;
    el humo de la nación en llamas se levantará para siempre.
La tierra quedará abandonada de generación en generación;
    nadie volverá a vivir allí.
11 Será frecuentada por el búho del desierto y la lechuza blanca,
    el búho grande y el cuervo.[g]
Pues Dios medirá esa tierra con cuidado;
    la medirá para el caos y la destrucción.
12 Se llamará la Tierra de Nada,
    y pronto todos sus nobles desaparecerán.[h]
13 Los espinos invadirán sus palacios;
    en sus fuertes crecerán la ortiga y el cardo.
Las ruinas serán guarida de los chacales
    y se convertirán en hogar de los búhos.
14 Los animales del desierto se mezclarán allí con las hienas,
    y sus aullidos llenarán la noche.
Las cabras salvajes se balarán unas a otras en medio de las ruinas,
    y las criaturas de la noche[i] irán a ese lugar para descansar.
15 Allí el búho hará su nido y pondrá sus huevos;
    empollará a sus polluelos y los cubrirá con sus alas.
También irán los buitres,
    cada uno con su compañera.

16 Escudriñen el libro del Señor
    y vean lo que él hará.
Ninguno de estos animales ni de estas aves estará ausente,
    y a ninguno le faltará su pareja,
porque el Señor lo ha prometido.
    Su Espíritu hará que todo esto se haga realidad.
17 Él ha medido y dividido la tierra,
    y se la ha dado en propiedad a esas criaturas.
Ellas la poseerán para siempre,
    de generación en generación.

Esperanza de restauración

35 Hasta el lugar desolado y el desierto estarán contentos en esos días;
    la tierra baldía se alegrará y florecerá el azafrán de primavera.
Así es, habrá abundancia de flores,
    de cantos y de alegría.
Los desiertos se pondrán tan verdes como los montes del Líbano,
    tan bellos como el monte Carmelo o la llanura de Sarón.
Allí el Señor manifestará su gloria,
    el esplendor de nuestro Dios.
Con esta noticia, fortalezcan a los que tienen cansadas las manos,
    y animen a los que tienen débiles las rodillas.
Digan a los de corazón temeroso:
    «Sean fuertes y no teman,
porque su Dios viene para destruir a sus enemigos;
    viene para salvarlos».

Y cuando él venga, abrirá los ojos de los ciegos
    y destapará los oídos de los sordos.
El cojo saltará como un ciervo,
    y los que no pueden hablar ¡cantarán de alegría!
Brotarán manantiales en el desierto
    y corrientes regarán la tierra baldía.
El suelo reseco se convertirá en laguna
    y los manantiales de agua saciarán la tierra sedienta.
Crecerán las hierbas de pantano, las cañas y los juncos
    donde antes vivían los chacales del desierto.

Un gran camino atravesará esa tierra, antes vacía;
    se le dará el nombre de Carretera de la Santidad.
Los de mente malvada nunca viajarán por ella.
    Será solamente para quienes anden por los caminos de Dios;
    los necios nunca andarán por ella.
Los leones no acecharán por esa ruta,
    ni ninguna otra bestia feroz.
No habrá ningún otro peligro;
    solo los redimidos andarán por ella.
10 Regresarán los que han sido rescatados por el Señor;
    entrarán cantando a Jerusalén,[j]
    coronados de gozo eterno,
estarán llenos de regocijo y de alegría;
    desaparecerán el luto y la tristeza.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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