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Proverbios 27-29

27 NO te jactes del día de mañana;

Porque no sabes qué dará de sí el día.

Alábete el extraño, y no tu boca;

El ajeno, y no tus labios.

Pesada es la piedra, y la arena pesa;

Mas la ira del necio es más pesada que ambas cosas.

Cruel es la ira, e impetuoso el furor;

Mas ¿quién parará delante de la envidia?

Mejor es reprensión manifiesta

Que amor oculto.

Fieles son las heridas del que ama;

Pero importunos los besos del que aborrece.

El alma harta huella el panal de miel;

Mas al alma hambrienta todo lo amargo es dulce.

Cual ave que se va de su nido,

Tal es el hombre que se va de su lugar.

El ungüento y el perfume alegran el corazón:

Y el amigo al hombre con el cordial consejo.

10 No dejes á tu amigo, ni al amigo de tu padre;

Ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción:

Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.

11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón,

Y tendré qué responder al que me deshonrare.

12 El avisado ve el mal, y escóndese,

Mas los simples pasan, y llevan el daño.

13 Quítale su ropa al que fió al extraño;

Y al que fió á la extraña, tómale prenda.

14 El que bendice á su amigo en alta voz, madrugando de mañana,

Por maldición se le contará.

15 Gotera continua en tiempo de lluvia,

Y la mujer rencillosa, son semejantes:

16 El que pretende contenerla, arresta el viento:

O el aceite en su mano derecha.

17 Hierro con hierro se aguza;

Y el hombre aguza el rostro de su amigo.

18 El que guarda la higuera, comerá su fruto;

Y el que guarda á su señor, será honrado.

19 Como un agua se parece á otra,

Así el corazón del hombre al otro.

20 El sepulcro y la perdición nunca se hartan:

Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.

21 El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro:

Y al hombre la boca del que lo alaba.

22 Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo á pisón majados,

No se quitará de él su necedad.

23 Considera atentamente el aspecto de tus ovejas;

Pon tu corazón á tus rebaños:

24 Porque las riquezas no son para siempre;

¿Y será la corona para perpetuas generaciones?

25 Saldrá la grama, aparecerá la hierba,

Y segaránse las hierbas de los montes.

26 Los corderos para tus vestidos,

Y los cabritos para el precio del campo:

27 Y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa,

Y para sustento de tus criadas.

28 HUYE el impío sin que nadie lo persiga:

Mas el justo está confiado como un leoncillo.

Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos:

Mas por el hombre entendido y sabio permanecerá sin mutación.

El hombre pobre y robador de los pobres,

Es lluvia de avenida y sin pan.

Los que dejan la ley, alaban á los impíos:

Mas los que la guardan, contenderán con ellos.

Los hombres malos no entienden el juicio:

Mas los que buscan á Jehová, entienden todas las cosas.

Mejor es el pobre que camina en su integridad,

Que el de perversos caminos, y rico.

El que guarda la ley es hijo prudente:

Mas el que es compañero de glotones, avergüenza á su padre.

El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés,

Para que se dé á los pobres lo allega.

El que aparta su oído para no oir la ley,

Su oración también es abominable.

10 El que hace errar á los rectos por el mal camino,

él caerá en su misma sima:

Mas los perfectos heredarán el bien.

11 El hombre rico es sabio en su opinión:

Mas el pobre entendido lo examinará.

12 Cuando los justos se alegran, grande es la gloria;

Mas cuando los impíos son levantados, es buscado el hombre.

13 El que encubre sus pecados, no prosperará:

Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.

14 Bienaventurado el hombre que siempre está temeroso:

Mas el que endurece su corazón, caerá en mal.

15 León rugiente y oso hambriento,

Es el príncipe impío sobre el pueblo pobre.

16 El príncipe falto de entendimiento multiplicará los agravios:

Mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.

17 El hombre que hace violencia con sangre de persona,

Huirá hasta el sepulcro, y nadie le detendrá.

18 El que en integridad camina, será salvo;

Mas el de perversos caminos caerá en alguno.

19 El que labra su tierra, se hartará de pan:

Mas el que sigue los ociosos, se hartará de pobreza.

20 El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones:

Mas el que se apresura á enriquecer, no será sin culpa.

21 Tener acepción de personas, no es bueno:

Hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre.

22 Apresúrase á ser rico el hombre de mal ojo;

Y no conoce que le ha de venir pobreza.

23 El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia

Que el que lisonjea con la lengua.

24 El que roba á su padre ó á su madre, y dice que no es maldad,

Compañero es del hombre destruidor.

25 El altivo de ánimo suscita contiendas:

Mas el que en Jehová confía, medrará.

26 El que confía en su corazón es necio;

Mas el que camina en sabiduría, será salvo.

27 El que da al pobre, no tendrá pobreza:

Mas el que aparta sus ojos, tendrá muchas maldiciones.

28 Cuando los impíos son levantados, esconderáse el hombre:

Mas cuando perecen, los justos se multiplican.

29 EL hombre que reprendido endurece la cerviz,

De repente será quebrantado; ni habrá para él medicina.

Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra:

Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.

El hombre que ama la sabiduría, alegra á su padre:

Mas el que mantiene rameras, perderá la hacienda.

El rey con el juicio afirma la tierra:

Mas el hombre de presentes la destruirá.

El hombre que lisonjea á su prójimo,

Red tiende delante de sus pasos.

En la prevaricación del hombre malo hay lazo:

Mas el justo cantará y se alegrará.

Conoce el justo la causa de los pobres:

Mas el impío no entiende sabiduría.

Los hombres escarnecedores enlazan la ciudad:

Mas los sabios apartan la ira.

Si el hombre sabio contendiere con el necio,

Que se enoje ó que se ría, no tendrá reposo.

10 Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto:

Mas los rectos buscan su contentamiento.

11 El necio da suelta á todo su espíritu;

Mas el sabio al fin le sosiega.

12 Del señor que escucha la palabra mentirosa,

Todos sus ministros son impíos.

13 El pobre y el usurero se encontraron:

Jehová alumbra los ojos de ambos.

14 El rey que juzga con verdad á los pobres,

Su trono será firme para siempre.

15 La vara y la corrección dan sabiduría:

Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.

16 Cuando los impíos son muchos, mucha es la prevaricación;

Mas los justos verán la ruina de ellos.

17 Corrige á tu hijo, y te dará descanso,

Y dará deleite á tu alma.

18 Sin profecía el pueblo será disipado:

Mas el que guarda la ley, bienaventurado él.

19 El siervo no se corregirá con palabras:

Porque entiende, mas no corresponde.

20 ¿Has visto hombre ligero en sus palabras?

Más esperanza hay del necio que de él.

21 El que regala á su siervo desde su niñez,

A la postre será su hijo:

22 El hombre iracundo levanta contiendas;

Y el furioso muchas veces peca.

23 La soberbia del hombre le abate;

Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.

24 El aparcero del ladrón aborrece su vida;

Oirá maldiciones, y no lo denunciará.

25 El temor del hombre pondrá lazo:

Mas el que confía en Jehová será levantado.

26 Muchos buscan el favor del príncipe:

Mas de Jehová viene el juicio de cada uno.

27 Abominación es á los justos el hombre inicuo;

Y abominación es al impío el de rectos caminos.

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