Beginning
Salmo 108 (107)
Sálvanos con tu poder
108 Cántico. Salmo de David.
2 Oh Dios, mi corazón está firme,
voy a cantar, voy a tocar:
en ello pongo mi gloria.
3 Despiértense cítara y arpa,
que yo despertaré a la aurora.
4 Te alabaré entre los pueblos, Señor,
te cantaré entre las naciones,
5 pues tu amor llega hasta el cielo,
hasta el firmamento tu verdad.
6 Oh Dios, álzate sobre los cielos,
alza tu gloria sobre la tierra entera.
7 Sálvanos con tu poder, atiéndenos,
para que tus amados queden libres
8 Dios ha hablado en su santuario:
“Me regocijaré al repartir Siquén,
cuando divida el valle de Sucot.
9 Mío es Galaad, mío Manasés,
es Efraín el yelmo de mi cabeza,
Judá el cetro de mi poder;
10 es Moab la vasija en que me lavo,
sobre Edom arrojo mi sandalia,
sobre Filistea proclamo mi victoria”.
11 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada,
quién me conducirá hasta Edom?
12 Sólo tú, Dios, tú que nos rechazaste,
tú que no sales con nuestras tropas.
13 Préstanos ayuda frente al enemigo,
pues de nada vale la ayuda humana.
14 Con Dios lograremos triunfar,
él humillará a nuestros enemigos.
Salmo 109 (108)
Dios, no te quedes callado
109 Al maestro del coro. Salmo de David.
No te quedes callado, Dios de mi alabanza,
2 que las bocas malvadas y embusteras
se han abierto contra mí,
con mentiras me han hablado.
3 Con palabras de odio me acosan,
me atacan sin motivo alguno.
4 En pago de mi amistad, me acusan
y yo no hago sino interceder por ellos.
5 Me devuelven mal por bien,
odio en pago de mi amor.
[Dicen:]
6 “Nombra en su contra a un malvado,
que en lugar de abogado tenga un fiscal,
7 que al juzgarlo lo condenen,
que su demanda se torne en condena.
8 Que sea breve su vida,
que otro ocupe su cargo;
9 queden huérfanos sus hijos,
quede viuda su esposa;
10 que sus hijos vaguen y mendiguen,
que los echen de sus casas en ruinas.
11 Que el acreedor le embargue cuanto tiene,
que saquee sus bienes gente extraña,
12 que no haya quien lo trate bien
ni sienta piedad de sus huérfanos.
13 Que sea destruida su descendencia,
borrado su nombre en la generación siguiente;
14 que la culpa de su padre se recuerde ante el Señor,
que el pecado de su madre no se olvide,
15 que el Señor los tenga siempre presentes
y borre de la tierra su recuerdo.
16 Porque olvidó hacer el bien,
persiguió al oprimido y al pobre,
al afligido para darle muerte.
17 Amaba la maldición: que caiga sobre él;
odiaba la bendición: que de él se aleje.
18 La maldición lo vestía como un manto:
que penetre como agua en sus entrañas
y como aceite en sus huesos,
19 que sea para él cual vestido que lo cubra,
como cinturón que lo ciña para siempre”.
20 Así pague el Señor a quienes me acusan,
a quienes hablan mal de mí.
21 Pero tú, Señor, Dios mío,
actúa en mi favor honrando tu nombre,
por tu bondadoso amor, sálvame.
22 Yo soy un pobre y desvalido,
tengo desgarrado el corazón.
23 Como sombra que declina voy cayendo,
como a un saltamontes me espantan.
24 Mis rodillas flaquean por el ayuno,
mi cuerpo languidece privado de alimento.
25 Soy para ellos motivo de burla,
me ven y mueven la cabeza.
26 Señor, Dios mío, ayúdame,
sálvame por tu amor,
27 para que sepan que aquí está tu mano,
que tú, Señor, lo has hecho.
28 Que ellos maldigan mientras tú bendices,
que sean humillados
mientras tu siervo se alegra;
29 que cubra la infamia a quienes me acusan,
que la vergüenza los envuelva como un manto.
30 Con mi boca daré gracias al Señor,
entre la multitud lo alabaré,
31 porque es el abogado del pobre
para salvarlo de los jueces.
Salmo 110 (109)
Siéntate a mi derecha
110 Salmo de David.
Oráculo del Señor a mi señor:
“Siéntate a mi derecha,
hasta que haga de tus rivales
el estrado de tus pies”.
2 El Señor te entrega desde Sión
un cetro poderoso.
¡Domina en medio de tus enemigos!
3 Tu pueblo se te ofrecerá
cuando se manifieste tu poder;
con sagrado esplendor,
desde el seno de la aurora,
como rocío te he engendrado.
4 El Señor lo ha jurado
y no va a arrepentirse:
“Tú serás sacerdote para siempre,
como lo fue Melquisedec”.
5 El Señor está a tu derecha,
abate a los reyes el día de su ira;
6 juzga a las naciones,
las llena de cadáveres,
aplasta cabezas por toda la tierra.
7 En el camino beberá de un torrente,
por ello alzará su cabeza.
Salmo 111 (110)
Dios, no te quedes callado
111 ¡Aleluya!
Alabaré al Señor de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la asamblea.
2 Las obras del Señor son grandiosas,
cuantos las aman meditan sobre ellas.
3 Espléndido y majestuoso es lo que hace,
su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho prodigios memorables,
clemente y compasivo es el Señor.
5 Da alimento a quienes lo veneran,
recuerda eternamente su alianza.
6 El poder de sus obras muestra a su pueblo
al entregarles la heredad de las naciones.
7 Actúa con verdad y justicia,
son inquebrantables sus preceptos,
8 firmes por siempre jamás,
forjados de verdad y rectitud.
9 Dio la libertad a su pueblo,
estableció para siempre su alianza,
santo y venerable es su nombre.
10 Venerar al Señor es la esencia del saber,
los que así actúan son juiciosos.
Su alabanza permanecerá por siempre.
Salmo 112 (111)
El recuerdo del justo será eterno
112 ¡Aleluya!
Feliz quien venera al Señor
y se complace en sus mandatos.
2 En la tierra será poderosa su estirpe,
se bendecirá el linaje de los rectos.
3 Riqueza y bienes habrá en su casa,
su justicia permanecerá por siempre.
4 Brilla en la oscuridad, es luz para los rectos,
es clemente, es compasivo, es justo.
5 Feliz quien se apiada y presta,
quien atiende sus asuntos con justicia,
6 porque nunca zozobrará,
será eterno el recuerdo del justo.
7 No temerá las malas noticias,
su corazón está seguro, confiado en el Señor.
8 Su corazón firme nada teme,
mirará con desdén a sus enemigos.
9 Reparte, da a los pobres,
su justicia permanece para siempre
y alza su frente con honor.
10 El malvado mira y se enfurece,
rechina sus dientes y se consume.
Los planes del malvado fracasarán.
Salmo 113 (112)
Alaben el nombre del Señor
113 ¡Aleluya!
¡Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor!
2 Que el nombre del Señor sea bendecido
desde ahora y para siempre;
3 desde que sale el sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
4 El Señor se alza sobre todas las naciones,
sobre los cielos está su gloria.
5 ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que en las alturas tiene su trono,
6 que se inclina para contemplar
los cielos y la tierra?
7 Él levanta del polvo al pobre,
saca al desvalido del estiércol,
8 para sentarlo con los príncipes,
con los príncipes de su pueblo;
9 él da un hogar a la estéril,
feliz al ser madre de hijos.
¡Aleluya!
Salmo 114 (113a)
Cuando Israel salió de Egipto
114 Cuando Israel salió de Egipto,
la casa de Jacob de un pueblo extranjero,
2 Judá se convirtió en su santuario,
Israel en sus dominios.
3 Lo vio el mar y salió huyendo,
el Jordán retrocedió.
4 Como carneros saltaron los montes,
como corderillos las colinas.
5 ¿Qué tienes tú, mar, que huyes
y tú, Jordán, que retrocedes?
6 Montes, ¿por qué saltan como carneros
y ustedes, colinas, como corderillos?
7 Tiembla, oh tierra, ante el Señor,
delante del Dios de Jacob,
8 que la roca torna en estanque,
la peña en un manantial.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España