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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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Spanish Blue Red and Gold Letter Edition (SRV-BRG)
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Job 8-10

Y RESPONDIÓ Bildad Suhita, y dijo:

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,

Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?

¿Acaso pervertirá Dios el derecho,

O el Todopoderoso pervertirá la justicia?

Si tus hijos pecaron contra él,

Él los echó en el lugar de su pecado.

Si tú de mañana buscares á Dios,

Y rogares al Todopoderoso;

Si fueres limpio y derecho,

Cierto luego se despertará sobre ti,

Y hará próspera la morada de tu justicia.

Y tu principio habrá sido pequeño,

Y tu postrimería acrecerá en gran manera.

Porque pregunta ahora á la edad pasada,

Y disponte para inquirir de sus padres de ellos;

Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos,

Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.

10 ¿No te enseñarán ellos, te dirán,

Y de su corazón sacarán palabras?

11 ¿Crece el junco sin lodo?

¿Crece el prado sin agua?

12 Aun él en su verdor no será cortado,

Y antes de toda hierba se secará.

13 Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios:

Y la esperanza del impío perecerá:

14 Porque su esperanza será cortada,

Y su confianza es casa de araña.

15 Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie;

Atendráse á ella, mas no se afirmará.

16 A manera de un árbol, está verde delante del sol,

Y sus renuevos salen sobre su huerto;

17 Vanse entretejiendo sus raíces junto á una fuente,

Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.

18 Si le arrancaren de su lugar,

Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.

19 Ciertamente éste será el gozo de su camino;

Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.

20 He aquí, Dios no aborrece al perfecto,

Ni toma la mano de los malignos.

21 Aun henchirá tu boca de risa,

Y tus labios de júbilo.

22 Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión;

Y la habitación de los impíos perecerá.

Y RESPONDIÓ Job, y dijo:

Ciertamente yo conozco que es así:

¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?

Si quisiere contender con él,

No le podrá responder á una cosa de mil.

Él es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza,

¿Quién se endureció contra él, y quedó en paz?

Que arranca los montes con su furor,

Y no conocen quién los trastornó:

Que remueve la tierra de su lugar,

Y hace temblar sus columnas:

Que manda al sol, y no sale;

Y sella las estrellas:

El que extiende solo los cielos,

Y anda sobre las alturas de la mar:

El que hizo el Arcturo, y el Orión, y las Pléyadas,

Y los lugares secretos del mediodía:

10 El que hace cosas grandes e incomprensibles,

Y maravillosas, sin número.

11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;

Y pasará, y no lo entenderé.

12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir?

¿Quién le dirá, Qué haces?

13 Dios no tornará atrás su ira,

Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.

14 ¿Cuánto menos le responderé yo,

Y hablaré con él palabras estudiadas?

15 Que aunque fuese yo justo, no responderé;

Antes habré de rogar á mi juez.

16 Que si yo le invocase, y él me respondiese,

Aun no creeré que haya escuchado mi voz.

17 Porque me ha quebrado con tempestad,

Y ha aumentado mis heridas sin causa.

18 No me ha concedido que tome mi aliento;

Mas hame hartado de amarguras.

19 Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es;

Si de juicio, ¿quién me emplazará?

20 Si yo me justificare, me condenará mi boca;

Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.

21 Bien que yo fuese íntegro, no conozco mi alma:

Reprocharé mi vida.

22 Una cosa resta que yo diga:

Al perfecto y al impío él los consume.

23 Si azote mata de presto,

Ríese de la prueba de los inocentes.

24 La tierra es entregada en manos de los impíos,

Y él cubre el rostro de sus jueces.

Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?

25 Mis días han sido más ligeros que un correo;

Huyeron, y no vieron el bien.

26 Pasaron cual navíos veloces:

Como el águila que se arroja á la comida.

27 Si digo: Olvidaré mi queja,

Dejaré mi aburrimiento, y esforzaréme:

28 Contúrbanme todos mis trabajos;

Sé que no me darás por libre.

29 Yo soy impío,

¿Para qué trabajaré en vano?

30 Aunque me lave con aguas de nieve,

Y limpie mis manos con la misma limpieza,

31 Aun me hundirás en el hoyo,

Y mis propios vestidos me abominarán.

32 Porque no es hombre como yo, para que yo le responda,

Y vengamos juntamente á juicio.

33 No hay entre nosotros árbitro

Que ponga su mano sobre nosotros ambos.

34 Quite de sobre mí su vara,

Y su terror no me espante.

35 Entonces hablaré, y no le temeré:

Porque así no estoy en mí mismo.

10 ESTÁ mi alma aburrida de mi vida:

Daré yo suelta á mi queja sobre mí,

Hablaré con amargura de mi alma.

Diré á Dios: no me condenes;

Hazme entender por qué pleiteas conmigo.

¿Parécete bien que oprimas,

Que deseches la obra de tus manos,

Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?

¿Tienes tú ojos de carne?

¿Ves tú como ve el hombre?

¿Son tus días como los días del hombre,

O tus años como los tiempos humanos,

Para que inquieras mi iniquidad,

Y busques mi pecado,

Sobre saber tú que no soy impío,

Y que no hay quien de tu mano libre?

Tus manos me formaron y me compusieron

Todo en contorno: ¿y así me deshaces?

Acuérdate ahora que como á lodo me diste forma:

¿Y en polvo me has de tornar?

10 ¿No me fundiste como leche,

Y como un queso me cuajaste?

11 Vestísteme de piel y carne,

Y cubrísteme de huesos y nervios.

12 Vida y misericordia me concediste,

Y tu visitación guardó mi espíritu.

13 Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón;

Yo sé que esto está cerca de ti.

14 Si pequé, tú me has observado,

Y no me limpias de mi iniquidad.

15 Si fuere malo, ¡ay de mí!

Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza,

Estando harto de deshonra,

Y de verme afligido.

16 Y subirá de punto, pues me cazas como á león,

Y tornas á hacer en mí maravillas.

17 Renuevas contra mí tus plagas,

Y aumentas conmigo tu furor,

Remudándose sobre mí ejércitos.

18 ¿Por qué me sacaste de la matriz?

Habría yo espirado, y no me vieran ojos.

19 Fuera, como si nunca hubiera sido,

Llevado desde el vientre á la sepultura.

20 ¿No son mis días poca cosa?

Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.

21 Antes que vaya para no volver,

A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;

22 Tierra de oscuridad, lóbrega

Como sombra de muerte, sin orden,

Y que aparece como la oscuridad misma.

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