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Nueva Traducción Viviente (NTV)
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2 Crónicas 2-5

Preparativos para construir el templo

[a]Salomón decidió construir un templo para honrar el nombre del Señor y también un palacio real para sí mismo. [b]Reunió una fuerza de setenta mil obreros, ochenta mil hombres para extraer piedras de las canteras en la zona montañosa y tres mil seiscientos capataces.

Salomón también le envió el siguiente mensaje al rey Hiram[c] de Tiro:

«Envíame troncos de cedro como lo hiciste con mi padre David, cuando construía su palacio. Estoy a punto de construir un templo para honrar el nombre del Señor mi Dios. Será un lugar apartado para quemar incienso aromático delante de él, para presentar el pan especial del sacrificio y para sacrificar ofrendas quemadas todas las mañanas y todas las tardes en los días de descanso, en las celebraciones de luna nueva y en los demás festivales del Señor nuestro Dios. Él le ha ordenado a Israel que haga estas cosas para siempre.

»Este tendrá que ser un templo magnífico porque nuestro Dios es más grande que todos los demás dioses; pero en realidad, ¿quién puede edificarle un hogar digno de él? ¡Ni siquiera los cielos más altos pueden contenerlo! ¿Quién soy yo para proponer construirle un templo, excepto como lugar para quemarle sacrificios?

»Envíame, entonces, un maestro artesano que pueda trabajar el oro, la plata, el bronce y el hierro, así como las telas de púrpura, escarlata y azul. Debe ser un experto grabador que pueda trabajar con los artesanos de Judá y de Jerusalén que mi padre David seleccionó.

»Envíame también del Líbano troncos de cedro, de ciprés y de sándalo[d] rojo, porque sé que no hay nadie que se compare con tus hombres para cortar madera del Líbano. Yo enviaré a mis hombres para ayudarlos. Se necesitará una enorme cantidad de madera, porque el templo que voy a construir será grande y magnífico. 10 Para quienes corten la madera, enviaré como pago 100.000 canastas de trigo molido, 100.000 canastas de cebada,[e] 420.000 litros de vino y 420.000 litros de aceite de oliva[f]».

11 En respuesta, el rey Hiram le envió a Salomón la siguiente carta:

«¡Es porque el Señor ama a su pueblo que te ha hecho rey de los israelitas! 12 ¡Alaben al Señor, Dios de Israel, quien hizo los cielos y la tierra! Él le dio al rey David un hijo sabio, dotado de capacidad y entendimiento, quien construirá un templo para el Señor y un palacio real para sí mismo.

13 »Te envío un maestro artesano llamado Huram-abí, un hombre sumamente talentoso. 14 Su madre es de la tribu de Dan, en Israel, y su padre es de Tiro. Es hábil para trabajar el oro, la plata, el bronce y el hierro, y también la piedra y la madera. Es hábil para trabajar con telas de púrpura, azul, escarlata y con lino fino. También sabe grabar y puede realizar cualquier diseño que se le pida. Trabajará con tus artesanos y con los que nombró mi señor David, tu padre.

15 »Envía ahora el trigo, la cebada, el aceite de oliva y el vino que mi señor ha mencionado. 16 Nosotros cortaremos toda la madera que necesites de las montañas del Líbano y llevaremos los troncos en balsas por la costa del mar Mediterráneo[g] hasta Jope. Desde allí podrás transportar los troncos hasta Jerusalén».

17 Luego Salomón levantó un censo de todos los extranjeros que vivían en la tierra de Israel, tal como el censo que había hecho su padre, y contó 153.600 extranjeros. 18 Asignó a 70.000 como obreros, a 80.000 como cortadores de piedra en la zona montañosa y a 3600 como capataces.

Salomón construye el templo

Salomón comenzó a construir el templo del Señor en Jerusalén en el monte Moriah, donde el Señor se le había aparecido a David, su padre. El templo se construyó en el campo de trillar de Arauna[h] el jebuseo; el sitio que David había elegido. La construcción comenzó a mediados de la primavera,[i] durante el cuarto año del reinado de Salomón.

Estas fueron las medidas que Salomón usó para los cimientos del templo de Dios (según el antiguo estándar de medición)[j]. Tenía veintisiete metros y medio de largo por nueve metros de ancho.[k] La antesala que estaba al frente del templo medía nueve metros[l] de ancho, coincidía con la anchura total del templo, y medía nueve metros[m] de alto. Después revistió el interior de oro puro.

Cubrió el salón principal del templo con paneles de madera de ciprés, luego lo revistió de oro fino y lo decoró con tallas de palmeras y cadenas. Adornó las paredes del templo con hermosas joyas y con oro de la tierra de Parvaim. Revistió de oro las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas de todo el templo, e hizo grabar en las paredes figuras de querubines.

Hizo el Lugar Santísimo de nueve metros de ancho, igual que la anchura del templo, por nueve metros de profundidad. Revistió el interior con unas veinte toneladas[n] de oro fino. Los clavos de oro que se usaron pesaban quinientos setenta gramos cada uno.[o] También revistió de oro las paredes de las habitaciones de la planta alta.

10 Hizo dos figuras en forma de querubines, las revistió de oro y las colocó en el Lugar Santísimo. 11 La distancia entre las puntas de las alas de los dos querubines que estaban de pie uno al lado del otro, era de unos nueve metros. Una de las alas de la primera figura medía dos metros con treinta centímetros[p] de largo, y tocaba la pared del templo. La otra ala, también de dos metros con treinta centímetros, tocaba el extremo del ala del segundo querubín. 12 De la misma manera, la segunda figura tenía un ala de dos metros con treinta centímetros de largo que tocaba la pared opuesta. La otra ala, también de dos metros con treinta centímetros de largo, tocaba el ala de la primera figura. 13 Así que, la distancia entre las puntas de las alas de los dos querubines, uno al lado del otro, era de unos nueve metros. Estaban de pie con sus rostros hacia el salón principal del templo.

14 En la entrada al Lugar Santísimo colocó de lado a lado una cortina hecha de lino fino decorada con hilo azul, púrpura y escarlata, y bordada con figuras de querubines.

15 Para el frente del templo hizo construir dos columnas que tenían ocho metros con treinta centímetros[q] de alto, y encima de cada una puso un capitel que se extendía hacia arriba otros dos metros con treinta centímetros. 16 Hizo una red de cadenas entrelazadas y la[r] usó para decorar la parte superior de las columnas. También hizo cien granadas decorativas y las sujetó a las cadenas. 17 Luego levantó las dos columnas a la entrada del templo, una hacia el sur de la entrada y la otra hacia el norte. A la del sur la llamó Jaquín, y a la del norte, Boaz.[s]

Mobiliario del templo

Salomón[t] también hizo un altar de bronce de nueve metros de largo por nueve metros de ancho y cuatro metros y medio de alto.[u] Luego fundió un enorme tazón redondo, que medía cuatro metros con sesenta centímetros de borde a borde, llamado el Mar. Tenía dos metros con treinta centímetros de profundidad y trece metros con ochenta centímetros de circunferencia.[v] Por debajo del borde, estaba rodeado por dos hileras de figuras que se parecían a bueyes. Había veinte bueyes por metro[w] de la circunferencia que se habían fundido como parte del tazón.

El Mar estaba colocado sobre una base formada por doce bueyes de bronce que miraban hacia afuera. Tres miraban hacia el norte, tres hacia el occidente, tres hacia el sur y tres hacia el oriente; y el Mar estaba asentado sobre ellos. El grosor del Mar era de unos ocho centímetros,[x] su borde era acampanado como una copa y se parecía a una flor de nenúfar. Tenía capacidad para unos sesenta y tres mil litros[y] de agua.

También hizo diez tazones más pequeños para lavar los utensilios que se usaban para las ofrendas quemadas. Colocó cinco en el lado sur y cinco en el lado norte; pero los sacerdotes se lavaban en el Mar.

Luego fundió diez candelabros de oro según las especificaciones que se habían entregado y los colocó en el templo. Puso cinco contra la pared sur y cinco contra la pared norte.

También hizo diez mesas y las colocó en el templo, cinco a lo largo de la pared sur y cinco a lo largo de la pared norte. Luego moldeó cien tazones de oro.

Después edificó un atrio para los sacerdotes, y también el gran atrio exterior. Hizo puertas para las entradas de los atrios y las revistió de bronce. 10 El gran tazón de bronce llamado el Mar fue ubicado cerca de la esquina suroriental del templo.

11 Huram-abí también hizo los lavamanos, las palas y los tazones que se necesitaban.

Finalmente Huram-abí terminó todo el trabajo que el rey Salomón le había asignado que hiciera para el templo de Dios:

12 las dos columnas;

los dos capiteles con forma de tazón en la parte superior de las columnas;

las dos redes de cadenas entrelazadas que decoraban los capiteles;

13 las cuatrocientas granadas que colgaban de las cadenas sobre los capiteles (dos filas de granadas por cada red de cadenas que decoraban los capiteles sobre las columnas);

14 las carretas para llevar agua que sostenían los tazones;

15 el Mar y los doce bueyes que lo sostenían;

16 los recipientes para la ceniza, las palas, los ganchos para la carne y todos los demás utensilios.

Huram-abí hizo todos estos objetos de bronce bruñido para el templo del Señor, tal como le había indicado el rey Salomón. 17 El rey mandó que se fundieran en moldes de barro en el valle del Jordán, entre Sucot y Saretán.[z] 18 Salomón utilizó tanto bronce que no se pudo determinar el peso.

19 Salomón también hizo todo el mobiliario para el templo de Dios:

el altar de oro;

las mesas para el pan de la Presencia;

20 los candelabros y sus lámparas de oro macizo, para que ardieran frente al Lugar Santísimo, como está establecido;

21 las decoraciones de flores, las lámparas y las tenazas, todo del oro más puro;

22 las despabiladeras para las lámparas, los tazones, los cucharones y los recipientes para quemar incienso, todo de oro macizo;

las puertas para las entradas al Lugar Santísimo y al salón principal del templo, revestidas de oro.

Así terminó Salomón todo su trabajo para el templo del Señor. Luego trajo todos los obsequios que su padre David había consagrado—la plata, el oro y los diversos objetos—y los guardó en los tesoros del templo de Dios.

Traslado del arca al templo

Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las tribus—los líderes de las familias patriarcales de Israel—para que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del Señor desde su sitio en la Ciudad de David, también conocida como Sion, hasta el templo. Así que todos los hombres de Israel se reunieron ante el rey durante el Festival de las Enramadas, que se celebra anualmente a comienzos del otoño.[aa]

Una vez que estaban presentes todos los ancianos de Israel, los levitas levantaron el arca. Los sacerdotes y los levitas trasladaron el arca junto con la carpa especial[ab] y todos los objetos sagrados que había en ella. Delante del arca, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel sacrificaron ovejas, cabras y ganado, ¡en tal cantidad que fue imposible llevar la cuenta!

Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del Señor al santuario interior del templo—el Lugar Santísimo—y la colocaron bajo las alas de los querubines. Los querubines extendían sus alas por encima del arca y formaban una especie de cubierta sobre el arca y las varas para transportarla. Estas varas eran tan largas que los extremos podían verse desde el Lugar Santo,[ac] que está delante del Lugar Santísimo, pero no desde afuera; y allí permanecen hasta el día de hoy. 10 Lo único que había dentro del arca eran las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en el monte Sinaí,[ad] donde el Señor hizo un pacto con los israelitas cuando partieron de Egipto.

11 Luego los sacerdotes salieron del Lugar Santo. Todos los sacerdotes presentes se habían purificado, estuvieran o no de turno ese día. 12 Los levitas que eran músicos—Asaf, Hemán, Jedutún y todos sus hijos y hermanos—, vestidos de mantos de lino fino, estaban de pie en el lado oriental del altar y tocaban címbalos, liras y arpas. A ellos se les unieron ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas. 13 Los trompetistas y los cantores se unieron para alabar y dar gracias al Señor. Al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos, elevaron sus voces y alabaron al Señor con las siguientes palabras:

«¡Él es bueno!
    ¡Su fiel amor perdura para siempre!».

En ese momento una densa nube llenó el templo del Señor. 14 Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo de Dios.

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