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Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
2 Samuel 4-7

Asesinato de Isboset

Cuando Isboset hijo de Saúl supo que habían matado a Abner en Hebrón, se angustió, y todo el pueblo de Israel se llenó de temor. Isboset contaba con dos hombres de su confianza, que estaban al frente de unas bandas de bandoleros; uno de ellos se llamaba Baná, y el otro Recab, y los dos eran hijos de un benjaminita de Berot llamado Rimón. (A Berot se le consideraba parte de la tribu de Benjamín. Los habitantes de Berot habían huido a Guitayin, y hasta la fecha viven allí como forasteros.)

Jonatán, el hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado(A) que se llamaba Mefiboset. Cuando llegó a Jezrel la noticia de que Saúl y Jonatán habían muerto, Mefiboset tenía cinco años de edad. Su nodriza, llena de miedo, lo tomó y huyó con él; pero en su huida el niño se le cayó, y por eso quedó lisiado.

Un día, los hijos de Rimón el berorita, es decir, Recab y Baná, entraron en la casa de Isboset mientras éste dormía la siesta en su alcoba. Era la hora en que hacía más calor, y la portera de Isboset, que había estado limpiando el trigo, se había quedado dormida. Recab y su hermano Baná aprovecharon esto y se metieron a la casa. Al entrar y ver que Isboset dormía la siesta, lo mataron y le cortaron la cabeza, y llevándosela con ellos caminaron toda esa noche por el camino del Arabá. Luego, al llegar a Hebrón, le entregaron la cabeza al rey David y le dijeron:

«Aquí tienes la cabeza de tu enemigo Isboset, el hijo de Saúl, que te quería matar. En este día el Señor ha permitido a Su Majestad vengarse de Saúl y de su descendencia.»

Pero David les respondió:

«Juro por el Señor, que me ha librado de toda angustia, 10 que cuando otro hombre, pensando que me traía buenas noticias, me comunicó que Saúl había muerto, yo lo agarré y, en pago de esa noticia,(B) le di muerte en Siclag. 11 ¡Con más razón haré lo mismo a los malvados que mataron a un inocente mientras dormía en su cama! ¿No creen que debo vengar esa muerte y eliminarlos de este mundo?»

12 Dicho esto, David ordenó a sus siervos que les dieran muerte, y ellos así lo hicieron, y además les cortaron las manos y los pies, y los colgaron junto al estanque de Hebrón; luego tomaron la cabeza de Isboset y la enterraron en el sepulcro de Abner, en Hebrón.

David es proclamado rey de Israel(C)

Todas las tribus de Israel se reunieron en torno a David en Hebrón, y dijeron:

«Aquí nos tienes. Por nuestro cuerpo corre la misma sangre que por el tuyo. Ya de tiempo atrás, cuando Saúl aún era nuestro rey, tú salías con nuestros hombres a la guerra y regresabas victorioso. Además, el Señor te ha dicho que tú serás el pastor y príncipe de su pueblo Israel.»

Fue así como todos los ancianos de Israel se reunieron en Hebrón con el rey David, y en presencia del Señor éste hizo un pacto con ellos, y ellos lo ungieron como rey. David tenía treinta años cuando comenzó a reinar, y fue rey durante cuarenta años. En Hebrón fue rey de Judá durante siete años y seis meses, y en Jerusalén fue rey de Israel y Judá(D) durante treinta y tres años.

David conquista la fortaleza de Sión(E)

El rey salió acompañado de sus soldados, y fue a Jerusalén a pelear contra los jebuseos,(F) que allí vivían. Pero ellos le dijeron a David:

«Tú no entrarás aquí, pues hasta los cojos y los ciegos son capaces de echarte.»

Con eso quisieron decir que David jamás entraría en su ciudad. Sin embargo, David conquistó la fortaleza de Sión, que desde entonces es conocida como «Ciudad de David». Y ese mismo día David dijo:

«Quien quiera matar a los jebuseos, que entre por los canales de agua de la ciudad, y mate también a los cojos y a los ciegos, pues los odio con toda mi alma.»

Desde entonces se dice: «Ni los cojos ni los ciegos pueden entrar en el templo del Señor.»

David se quedó a vivir en la fortaleza y le puso por nombre «Ciudad de David», y levantó una muralla alrededor, desde Milo hasta el palacio. 10 Y David fue ganando terreno y haciéndose fuerte, porque contaba con el apoyo del Señor y Dios de los ejércitos.

Jirán envía embajadores a David(G)

11 El rey Jirán de Tiro envió embajadores a David, y junto con ellos mandó madera de cedro y carpinteros y canteros, para que construyeran el palacio de David. 12 Con esto David entendió que el Señor lo confirmaba como rey, y que por causa de su pueblo Israel había engrandecido su reino.

Hijos de David en Jerusalén(H)

13 Después de que David salió de Hebrón, tomó esposas y concubinas y se estableció en Jerusalén. Con ellas tuvo más hijos e hijas. 14 Los hijos que le nacieron en Jerusalén fueron Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15 Ibejar, Elisúa, Nefeg, Jafía, 16 Elisama, Eliada y Elifelet.

David derrota a los filisteos(I)

17 Cuando los filisteos supieron que David había sido coronado rey de Israel, reunieron sus ejércitos y fueron a combatirlo. En cuanto David lo supo, se fue a la fortaleza. 18 Mientras tanto, los filisteos llegaron y se extendieron por el valle de Refayin. 19 Entonces David fue y le preguntó al Señor:

«¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los pondrás en mis manos?»

Y el Señor le respondió:

«Ve y atácalos, porque los voy a poner en tus manos.»

20 Entonces David fue a Baal Perasín, y allí los venció. Por eso dijo: «El Señor se abrió paso[a] entre las filas enemigas, como si fuera una corriente impetuosa», y llamó a ese lugar «Baal Perasín.»[b]

21 Como al huir los filisteos, abandonaron a sus ídolos, David ordenó que los juntaran y los quemaran. 22 Pero los filisteos volvieron y acamparon en el valle de Refayin. 23 Entonces David consultó al Señor, y el Señor le dijo:

«No ataques de frente. Rodéalos, y atácalos frente a los árboles de bálsamo. 24 Atácalos cuando oigas sobre las copas de los árboles un ruido como de un ejército en marcha, porque el Señor se pondrá en la vanguardia y herirá de muerte al ejército filisteo.»

25 David hizo lo que el Señor le ordenó, e hirió de muerte a los filisteos desde Geba hasta Guézer.

David intenta llevar el arca a Jerusalén(J)

David volvió a reunir a todos los mejores soldados de Israel, que sumaban treinta mil. Partió de Baalá de Judá con todo su ejército, para trasladar de allí el arca de Dios, donde se invocaba el nombre del Señor de los ejércitos, que habita entre los querubines.(K) Sacaron el arca de Dios de la casa de Abinadab, que estaba sobre una colina,(L) y la pusieron sobre un carro nuevo al que iban guiando Uzá y Ajió, los hijos de Abinadab. Cuando sacaron de la casa de Abinadab el arca de Dios, Ajió iba delante del carro, mientras que David y todo el pueblo danzaban alegremente delante del Señor, al son de instrumentos musicales de madera de haya, y de arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.

Al llegar a la era de Nacón, los bueyes tropezaron y Uzá estiró la mano para sujetar el arca. Pero el Señor se enojó muchísimo contra Uzá por haberse atrevido a tocar el arca, y allí mismo hirió a Uzá, y éste cayó fulminado. David se puso muy triste de que el Señor hubiera dado muerte a Uzá, y desde entonces aquel lugar se llama «Peres Uzá».[c]

David tuvo entonces temor del Señor, y se preguntaba: «¿Cómo puedo pensar en llevarme el arca del Señor?» 10 Entonces ordenó que, en lugar de llevar el arca del Señor a la ciudad de David, la llevaran a la casa de Obed Edom, el de Gat,. 11 Y así, el arca del Señor se quedó tres meses en la casa del gatita Obed Edom, y Dios lo bendijo a éste y a toda su familia.(M)

David lleva el arca a Jerusalén(N)

12 Cuando David se enteró de que por causa del arca el Señor había bendecido a Obed Edom y a toda su familia, lleno de alegría llevó el arca a la ciudad de David. 13 Apenas habían dado seis pasos los que llevaban el arca cuando David ofreció en sacrificio un buey y un carnero engordado. 14 Ataviado con un efod de lino, David danzaba con todas sus fuerzas delante del Señor. 15 Lo mismo hacía todo el pueblo de Israel que acompañaba el arca del Señor. Todo era júbilo y sonido de trompetas.

16 Cuando el arca del Señor llegó a la ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, estaba mirando por la ventana, y al ver a David saltar y danzar delante del Señor, sintió por él un profundo desprecio. 17 El arca del Señor fue llevada a una tienda de campaña que David había ordenado levantar, y David ofreció al Señor sacrificios y ofrendas de reconciliación. 18 Luego de ofrecer los sacrificios y las ofendas de reconciliación, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos, 19 y repartió entre el pueblo, hombres y mujeres, un pan, un trozo de carne y una torta de pasas. Después de eso, todo el pueblo se fue, cada uno a su casa.

20 David se dirigió entonces a su casa, para bendecirla,(O) pero Mical salió a recibirlo y le dijo:

«¡Qué bien ha quedado el rey de Israel, al dejar al descubierto sus intimidades frente a las criadas de sus sirvientes! ¡Tal desfachatez sólo es propia de un hombre cualquiera!»

21 Pero David le respondió:

“«Sí, dancé; pero lo hice delante del Señor, porque él me eligió para reinar sobre su pueblo Israel. El Señor me ha preferido a mí, en lugar de tu padre y de toda tu familia. 22 Y aún podría rebajarme más, según tu opinión, pero a los ojos de las criadas que tú mencionas seré objeto de honra.»

23 Y Mical, la hija de Saúl, murió sin llegar a tener hijos de David.

Pacto de Dios con David(P)

Tiempo después, cuando ya el rey David habitaba en su palacio y el Señor le había hecho descansar de los enemigos que lo rodeaban, llamó al profeta Natán y le dijo:

«¡Mírame aquí, habitando en un palacio de cedro, mientras el arca de Dios se halla entre simples cortinas!»

Y Natán le respondió:

«Pues haz ya todo lo que te has propuesto, que el Señor está contigo.»

Pero esa misma noche la palabra del Señor vino a Natán, y le dijo:

«Ve y dile de mi parte a mi siervo David: “¿Tú me vas a construir una casa, para que yo la habite? Desde que saqué de Egipto al pueblo de Israel, y hasta la fecha, no he vivido en ninguna casa. Más bien, he estado en tiendas de campaña y en tabernáculos. En todo el tiempo en que he andado con el pueblo de Israel, hay tribus a las que les he pedido encargarse de apacentar a mi pueblo. ¿Pero acaso le he pedido a alguna de ellas que me construya un palacio de cedro?”

»Dile también de mi parte: “Yo, el Señor de los ejércitos, te saqué del redil, y te quite de andar tras las ovejas, para ponerte a gobernar a mi pueblo Israel. Yo he estado contigo por dondequiera que has andado; he destruido a los enemigos que has enfrentado, y te he rodeado de gran fama; ¡te he hecho famoso entre los famosos! 10 Además, ya he preparado para mi pueblo Israel un lugar donde se establezca, para que viva en paz y nadie lo mueva de allí, ni los malvados lo aflijan como antes lo hicieron, 11 cuando puse caudillos al frente de mi pueblo Israel. Yo te prometo que te haré descansar de tus enemigos, y te aseguro que tendrás muchos descendientes. 12 Cuando te llegue el momento de ir a descansar con tus padres, yo elegiré a uno de tus propios hijos y afirmaré su reinado. 13 Será él quien me edifique un templo, y afirmaré su trono para siempre. 14 Yo seré un padre para él, y él me será un hijo.(Q) Si se porta mal, lo corregiré como corrige todo padre a sus hijos, 15 pero jamás le negaré mi misericordia, como se la negué a Saúl, a quien quité de tu presencia. 16 Tus descendientes vivirán seguros, y afirmaré tu trono, el cual permanecerá para siempre.”»

17 Y Natán le comunicó a David todas y cada una de estas palabras y de esta visión. 18 Entonces el rey David fue y se presentó ante el Señor, y le dijo:

«Señor y Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi familia, para que me hayas encumbrado tanto? 19 Y hasta te parece poco lo que me has dado, Señor y Dios, que me haces mayores promesas para mis descendientes. ¡No hay nadie que actúe como tú, Señor y Dios! 20 ¿Qué más te puedo decir, Señor y Dios, si tú me conoces mejor que nadie? 21 Todas estas maravillas las has realizado conforme a tu palabra, y siguiendo tu corazón, y me las has dado a conocer. 22 ¡Cuán grande eres, Señor y Dios! ¡No hay nadie como tú! Tal y como lo hemos sabido, ¡no hay más Dios que tú! 23 ¿Y qué pueblo puede compararse a Israel, nación tan singular? Tú la liberaste para hacerla tu pueblo, le diste un nombre, y en su favor hiciste grandes y terribles proezas, porque lo amas. Tú lo liberaste de Egipto, y de otros pueblos y de sus dioses. 24 Tú hiciste de Israel tu propio pueblo; tú lo hiciste tuyo para siempre. ¡Tú, Señor, eres su Dios!

25 »Ahora, Señor y Dios, confirma para siempre la promesa que me has hecho, a mí y a mi familia, y haz todo lo que has dicho. 26 Que tu gran nombre sea siempre reconocido. Que se diga que tú, Señor de los ejércitos, eres el Dios de Israel, y que los descendientes de tu siervo David siempre estarán en tu presencia. 27 Tú, Señor de los ejércitos y Dios de Israel, le has dado a conocer a este siervo tuyo que afirmarás su descendencia. Por eso este siervo tuyo se atreve a presentarse ante ti y hacerte esta súplica. 28 Tú, Señor y Dios, eres Dios, y tus promesas a este siervo tuyo son verdaderas. 29 Dígnate bendecir a todos mis descendientes, y permite que siempre haya uno de ellos a tu servicio. Tú, Señor, lo has prometido, y con tu bendición será bendecida mi familia para siempre.»

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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