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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Éxodo 10-12

Octava plaga: la langosta

10 El SEÑOR dijo a Moisés:

—Ve al faraón, porque yo he endurecido su corazón y el corazón de sus servidores para manifestar entre ellos estas señales mías, y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, las señales que yo hice en medio de ellos, para que sepan que yo soy el SEÑOR.

Entonces Moisés y Aarón fueron al faraón y le dijeron:

—El SEÑOR, el Dios de los hebreos, ha dicho así: “¿Hasta cuándo rehusarás humillarte ante mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirva. Si rehúsas dejarlo ir, he aquí mañana yo traeré la langosta a tu territorio; y cubrirá la superficie de la tierra, de modo que esta no pueda verse. Devorará el resto de lo que ha escapado, lo que les ha quedado del granizo. Devorará también todos los árboles que crecen en el campo. Y llenará tus casas, las casas de tus servidores y las casas de todos los egipcios, como nunca vieron tus padres ni tus abuelos desde que existieron sobre la tierra, hasta el día de hoy”.

Moisés dio media vuelta y salió de la presencia del faraón. Entonces los servidores del faraón le dijeron:

—¿Hasta cuándo ha de sernos este una trampa? Deja ir a esos hombres para que sirvan al SEÑOR su Dios. ¿Todavía no te das cuenta de que Egipto está destruido?

Moisés y Aarón volvieron a ser traídos ante el faraón, quien les dijo:

—Vayan y sirvan al SEÑOR vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?

Moisés respondió:

—Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros ancianos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; hemos de ir con nuestras ovejas y con nuestras vacas, porque tendremos una fiesta del SEÑOR.

10 Y él les dijo:

—¡Sea el SEÑOR con ustedes, si yo los dejo ir a ustedes y a sus niños! ¡Vean cómo sus malas intenciones están a la vista! 11 ¡No será así! Vayan ustedes los varones y sirvan al SEÑOR, pues esto es lo que ustedes han pedido.

Y los echaron de la presencia del faraón. 12 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

—Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para que la langosta suba sobre la tierra de Egipto. Ella devorará toda la hierba de la tierra y todo lo que ha dejado el granizo.

13 Moisés extendió su vara sobre la tierra de Egipto, y el SEÑOR trajo un viento del oriente sobre el país, todo aquel día y toda aquella noche. Al amanecer, el viento del oriente trajo la langosta. 14 Esta subió sobre toda la tierra de Egipto y se posó muy densamente en todos los rincones del país. Nunca antes hubo tal plaga de langosta, ni la habrá después. 15 Cubrieron la superficie de toda la tierra, de modo que la tierra se oscureció[a]. Devoraron toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo. En toda la tierra de Egipto no quedó nada verde ni en los árboles ni en la hierba del campo.

16 Entonces el faraón hizo llamar apresuradamente a Moisés y a Aarón, y les dijo:

—He pecado contra el SEÑOR su Dios y contra ustedes. 17 Pero ahora perdonen[b], por favor, mi pecado solo una vez más y rueguen al SEÑOR su Dios para que él aparte de mí solamente esta mortandad.

18 Moisés salió de la presencia del faraón y oró al SEÑOR. 19 El SEÑOR hizo soplar un fortísimo viento del occidente que llevó la langosta y la arrojó al mar Rojo[c]. Ni una sola langosta quedó en todo el territorio de Egipto. 20 Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel.

Novena plaga: las tinieblas

21 El SEÑOR dijo a Moisés:

—Extiende tu mano hacia el cielo para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tinieblas que hasta puedan ser palpadas.

22 Moisés extendió su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas por toda la tierra de Egipto, durante tres días. 23 No se podían ver unos a otros ni nadie se movió de su lugar durante tres días. Pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas. 24 Luego el faraón hizo llamar a Moisés y le dijo:

—Vayan y sirvan al SEÑOR. Vayan también sus niños con ustedes. Solamente que sean dejadas sus ovejas y sus vacas.

25 Moisés respondió:

—Entonces tú nos tendrás que dar animales para sacrificar y ofrecer en holocausto al SEÑOR nuestro Dios. 26 ¡También nuestro ganado irá con nosotros! No quedará ni una pezuña de ellos, porque de ellos hemos de tomar para servir al SEÑOR nuestro Dios. No sabemos con qué hemos de servir al SEÑOR, hasta que lleguemos allá.

27 Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón, y no quiso dejarlos ir. 28 Y el faraón dijo a Moisés:

—¡Retírate de mi presencia! ¡Guárdate de volver a ver mi cara; porque el día en que veas mi cara, morirás!

29 Y Moisés respondió:

—Bien has dicho. ¡Jamás volveré a ver tu cara!

Anuncio de la décima plaga

11 El SEÑOR dijo a Moisés:

—Traeré una sola plaga más sobre el faraón y sobre Egipto. Después de esto, él los dejará ir de aquí. Cuando los deje ir, él los echará de aquí por completo. Habla, pues, al pueblo para que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y de oro.

El SEÑOR dio gracia al pueblo ante los ojos de los egipcios. El mismo Moisés era considerado como un gran hombre en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los servidores del faraón, como a los ojos del pueblo.

Entonces dijo Moisés:

—Así ha dicho el SEÑOR: “Como a la medianoche yo pasaré por en medio de Egipto. Y todo primogénito en la tierra de Egipto morirá, desde el primogénito del faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está detrás del molino, y todo primogénito del ganado. Habrá un gran clamor en toda la tierra de Egipto, como nunca lo hubo ni lo habrá. Pero entre todos los hijos de Israel ni un perro les ladrará ni a los hombres ni a los animales, para que sepan que el SEÑOR hace distinción entre los egipcios y los israelitas”. Entonces vendrán a mí todos estos tus servidores, y postrados delante de mí dirán: “Sal tú, y todo el pueblo que te sigue”. Y después de esto, yo saldré.

Salió muy enojado de la presencia del faraón. Y el SEÑOR dijo a Moisés:

—Faraón no los escuchará, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.

10 Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante del faraón. Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón, y este no dejó ir de su tierra a los hijos de Israel.

La Pascua de liberación

12 El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:

—Este mes será para ustedes el principio de los meses; será para ustedes el primero[d] de los meses del año. Hablen a toda la congregación de Israel, diciendo que el diez de este mes cada uno tome para sí un cordero en cada casa paterna, un cordero por familia. Si la familia es demasiado pequeña como para comer el cordero, entonces lo compartirán él y su vecino de la casa inmediata, de acuerdo con el número de las personas. Según la cantidad que ha de comer cada uno, repartirán el cordero. El cordero será sin defecto, macho de un año; tomarán un cordero o un cabrito. Lo habrán de guardar hasta el día catorce de este mes, cuando lo degollará toda la congregación del pueblo de Israel al atardecer. Tomarán parte de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las puertas de las casas en donde lo han de comer. Aquella misma noche comerán la carne, asada al fuego. La comerán con panes sin levadura y con hierbas amargas. No comerán del cordero nada crudo ni cocido en agua; sino asado al fuego, con su cabeza, sus piernas y sus entrañas. 10 Nada dejarán de él hasta la mañana. Lo que quede hasta la mañana habrán de quemarlo en el fuego. 11 Así lo habrán de comer: con sus cintos ceñidos, puestas las sandalias en sus pies y con su bastón en la mano. Lo comerán apresuradamente; es la Pascua del SEÑOR.

12 »La misma noche yo pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de los hombres como del ganado. Así ejecutaré actos justicieros contra todos los dioses de Egipto. Yo, el SEÑOR.

13 »La sangre les servirá de señal en las casas donde estén. Yo veré la sangre y en cuanto a ustedes pasaré de largo y cuando castigue la tierra de Egipto, no habrá en ustedes ninguna plaga para destruirlos.

14 »Habrán de conmemorar este día. Lo habrán de celebrar como fiesta al SEÑOR a través de sus generaciones. Lo celebrarán como estatuto perpetuo. 15 Siete días comerán panes sin levadura. El primer día quitarán de sus casas la levadura, porque cualquiera que coma algo con levadura desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será excluida de Israel.

16 »El primer día habrá asamblea sagrada. También en el séptimo día habrá asamblea sagrada. Ningún trabajo harán en ellos, excepto la preparación de lo que cada uno haya de comer. Solo eso podrán hacer. 17 Guardarán la fiesta de los Panes sin levadura, porque en este mismo día habré sacado sus ejércitos de la tierra de Egipto. Por tanto, guardarán este día como estatuto perpetuo a través de sus generaciones.

18 »Comerán los panes sin levadura en el mes primero, desde el día catorce del mes al atardecer, hasta el día veintiuno del mes al atardecer. 19 Durante siete días no se hallará en sus casas nada que tenga levadura. Cualquiera que coma algo con levadura, sea forastero o natural de la tierra, esa persona será excluida de la congregación de Israel. 20 No comerán ninguna cosa con levadura. En todo lugar donde habiten comerán panes sin levadura.

21 Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo:

—Saquen y tomen del rebaño para sus familias, y sacrifiquen el cordero pascual. 22 Tomen luego un manojo de hisopo y empápenlo en la sangre que está en la vasija, y unten el dintel y los postes de la puerta con la parte de la sangre que está en la vasija. Ninguno de ustedes salga de la puerta de su casa hasta la mañana. 23 Porque el SEÑOR pasará matando a los egipcios, y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará de largo aquella puerta y no dejará entrar en sus casas al destructor para matar. 24 Guardarán estas palabras como ley para ustedes y para sus hijos, para siempre. 25 Cuando hayan entrado en la tierra que el SEÑOR les dará, como lo prometió, guardarán este rito. 26 Y cuando les pregunten sus hijos: “¿Qué significa este rito para ustedes?”, 27 ustedes les responderán: “Este es el sacrificio de la Pascua del SEÑOR, quien pasó de largo las casas de los hijos de Israel cuando mató a los egipcios y libró nuestras casas”.

Entonces el pueblo se inclinó y adoró. 28 Los hijos de Israel fueron y lo hicieron; como el SEÑOR había mandado a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.

Décima plaga: mueren los primogénitos

29 Aconteció que a la medianoche el SEÑOR mató a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito del faraón que se sentaba en el trono, hasta el primogénito del preso que estaba en la mazmorra, y todo primogénito del ganado. 30 Aquella noche se levantaron el faraón, todos sus servidores y todos los egipcios, pues había un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiera un muerto. 31 Entonces hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo:

—¡Levántense y salgan de en medio de mi pueblo, ustedes y los hijos de Israel! Vayan y sirvan al SEÑOR, como han dicho. 32 Tomen también sus ovejas y sus vacas, como han dicho, y váyanse. Y bendíganme a mí también.

Los israelitas salen de Egipto

33 Los egipcios apremiaban al pueblo, apresurándose a echarlos del país, porque decían:

—¡Todos seremos muertos!

34 La gente llevaba sobre sus hombros la masa que aún no tenía levadura y sus artesas envueltas en sus mantos. 35 Los hijos de Israel hicieron también conforme al mandato de Moisés, y pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos. 36 El SEÑOR dio gracia al pueblo ante los ojos de los egipcios, quienes les dieron lo que pidieron. Así despojaron a los egipcios.

37 Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. 38 También fue con ellos una gran multitud de toda clase de gente, y sus ovejas y ganado en gran número. 39 De la masa que habían sacado de Egipto, cocieron panes sin leudar, porque no le habían puesto levadura; ya que cuando fueron echados de Egipto, no pudieron detenerse ni para preparar comida.

40 El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años. 41 Pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día salieron de la tierra de Egipto todos los escuadrones del SEÑOR. 42 Esta es noche de guardar en honor del SEÑOR, por haberlos sacado de la tierra de Egipto. Todos los hijos de Israel, a través de sus generaciones, deben guardar esta noche en honor del SEÑOR.

Los que han de participar en la Pascua

43 El SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón:

—Este es el estatuto acerca de la Pascua: Ningún extranjero comerá de ella. 44 Pero todo esclavo que alguien haya comprado por dinero comerá de ella después que lo hayas circuncidado. 45 El que es extranjero y mercenario no la comerá. 46 Será comida en una casa; no llevarás de aquella carne fuera de la casa. Tampoco quebrarán ninguno de sus huesos. 47 Toda la congregación de Israel la celebrará. 48 Si algún extranjero que reside entre ustedes quisiera celebrar la Pascua del SEÑOR, que sea circuncidado todo varón de su familia. Entonces podrá celebrarla, y será como el natural de la tierra. Pero ningún incircunciso comerá de ella. 49 La misma ley será para el natural y para el extranjero que viva entre ustedes.

50 Así lo hicieron todos los hijos de Israel. Tal como lo mandó el SEÑOR a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. 51 Y sucedió que aquel mismo día el SEÑOR sacó de la tierra de Egipto a los hijos de Israel, por sus ejércitos.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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