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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Mateo 1-4

Genealogía de Jesucristo

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

Abraham engendró a Isaac;

Isaac engendró a Jacob;

Jacob engendró a Judá

y a sus hermanos;

Judá engendró de Tamar a Fares

y a Zéraj;

Fares engendró a Hesrón;

Hesrón engendró a Aram;

Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Najsón; Najsón engendró a Salmón;

Salmón engendró de Rajab a Boaz; Boaz engendró de Rut a Obed; Obed engendró a Isaí;

Isaí engendró al rey David.

David engendró a Salomón,

de la que fue mujer de Urías;

Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abías;

Abías engendró a Asa;

Asa engendró a Josafat;

Josafat engendró a Joram;

Joram engendró a Uzías;

Uzías engendró a Jotam;

Jotam engendró a Acaz;

Acaz engendró a Ezequías;

10 Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón;

Amón engendró a Josías;

11 Josías engendró a Jeconíasa y a sus hermanos en el tiempo de

la deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia,

Jeconíasa engendró a Salatiel;

Salatiel engendró a Zorobabel;

13 Zorobabel engendró a Abiud; Abiud engendró a Eliaquim;

Eliaquim engendró a Azor;

14 Azor engendró a Sadoc;

Sadoc engendró a Aquim;

Aquim engendró a Eliud;

15 Eliud engendró a Eleazar;

Eleazar engendró a Matán;

Matán engendró a Jacob.

16 Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones, y desde David hasta la deportación a Babilonia son catorce generaciones, y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo son catorce generaciones.

Nacimiento de Jesucristo

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Su madre María estaba desposada con José; y antes de que se unieran se halló que ella había concebido del Espíritu Santo. 19 José, su marido, como era justo y no quería difamarla, se propuso dejarla secretamente. 20 Mientras él pensaba en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Ella dará a luz un hijo; y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

22 Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que habló el Señor por medio del profeta, diciendo:

23 He aquí, la virgen concebirá

y dará a luz un hijo,

y llamarán su nombre Emanuel[a],

que traducido quiere decir: Dios con nosotros[b].

24 Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo[c], y llamó su nombre Jesús.

La adoración de los magos

Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes. Y he aquí unos magos vinieron del oriente a Jerusalén preguntando:

—¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido para adorarle.

Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él. Y habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron:

—En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta:

Y tú, Belén, en la tierra de Judá,

de ninguna manera eres la más pequeña entre los gobernadores de Judá;

porque de ti saldrá un gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel[d].

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos e indagó de ellos el tiempo de la aparición de la estrella. Y enviándolos a Belén, les dijo:

—Vayan y averigüen con cuidado acerca del niño. Tan pronto lo hallen, háganmelo saber, para que yo también vaya y lo adore.

Ellos, después de oír al rey, se fueron. Y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, se regocijaron con gran alegría. 11 Cuando entraron en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose lo adoraron. Entonces abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra. 12 Pero, advertidos por revelación en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su país por otro camino.

La huida a Egipto

13 Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños a José diciendo: “Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.

14 Entonces José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. 15 Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que habló el Señor por medio del profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo[e].

La masacre de los niños

16 Entonces Herodes, al verse burlado por los magos, se enojó sobremanera y mandó matar a todos los niños varones en Belén y en todos sus alrededores, de dos años de edad para abajo, conforme al tiempo que había averiguado de los magos. 17 Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías, diciendo:

18 Voz fue oída en Ramá;

grande llanto[f] y lamentación.

Raquel lloraba por sus hijos,

y no quería ser consolada,

porque perecieron[g].

El regreso de Egipto

19 Cuando hubo muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto 20 diciendo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y ve a la tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban quitar la vida al niño”.

21 Entonces él se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. 22 Pero, al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá y, advertido por revelación en sueños, fue a las regiones de Galilea. 23 Habiendo llegado, habitó en la ciudad que se llama Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que había de ser llamado nazareno.

Ministerio de Juan el Bautista

En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo: “¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado[h]!”. Pues este es aquel de quien fue dicho por medio del profeta Isaías:

Voz del que proclama en el desierto: “Preparen el camino del Señor;

enderecen sus sendas”[i].

Juan mismo estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura. Su comida era langostas y miel silvestre. Entonces salían a él Jerusalén y toda Judea y toda la región del Jordán y, confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.

Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: “¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera? Produzcan, pues, frutos dignos de arrepentimiento; y no piensen decir dentro de ustedes: ‘A Abraham tenemos por padre’. Porque yo les digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham. 10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. 11 Yo, a la verdad, los bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene después de mí, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él les bautizará en el Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará”.

El bautismo de Jesús

13 Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan procuraba impedírselo diciendo:

—Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

15 Pero Jesús le respondió:

—Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia.

Entonces se lo permitió. 16 Y cuando Jesús fue bautizado, en seguida subió del agua, y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. 17 Y he aquí, una voz de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.

La tentación de Jesús

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se acercó y le dijo:

—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Pero él respondió y dijo:

—Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios[j].

Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso de pie sobre el pináculo del templo, y le dijo:

—Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está:

A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán,

de modo que nunca tropieces

con tu pie en piedra[k].

Jesús le dijo:

—Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios[l]. Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria. Y le dijo:

—Todo esto te daré, si postrado me adoras.

10 Entonces Jesús le dijo:

—Vete, Satanás, porque escrito está:

Al Señor tu Dios adorarás

y a él solo servirás[m].

11 Entonces el diablo lo dejó y, he aquí, los ángeles vinieron y le servían.

Jesús inicia su ministerio en Galilea

12 Y cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, regresó a Galilea. 13 Y, habiendo dejado Nazaret, fue y habitó en Capernaúm, ciudad junto al mar en la región de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, diciendo:

15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.

16 El pueblo que moraba en tinieblas

vio una gran luz.

A los que moraban en región y sombra

de muerte,

la luz les amaneció[n].

17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: “¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado[o]!”.

Jesús llama a los primeros discípulos

18 Mientras andaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, que es llamado Pedro, y a su hermano Andrés. Estaban echando la red en el mar, porque eran pescadores. 19 Y les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres”. 20 Y de inmediato ellos dejaron sus redes y lo siguieron.

21 Y pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, arreglando sus redes. Los llamó, 22 y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Jesús predica en Galilea

23 Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama corrió por toda Siria, y le trajeron todos los que tenían males: los que padecían diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos. Y él los sanó. 25 Le siguieron grandes multitudes de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.

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