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Book of Common Prayer

Daily Old and New Testament readings based on the Book of Common Prayer.
Duration: 861 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Salmos 68:1-20

Al director musical. Salmo de David. Cántico.

68 Que se levante Dios,
    que sean dispersados sus enemigos,
    que huyan de su presencia los que le odian.
Que desaparezcan del todo,
    como humo que se disipa con el viento;
que perezcan ante Dios los impíos,
    como cera que se derrite en el fuego.
Pero que los justos se alegren y se regocijen;
    que estén felices y alegres delante de Dios.

Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre;
    aclamad a quien cabalga por las estepas,
y regocijaos en su presencia.
    ¡Su nombre es el Señor!
Padre de los huérfanos y defensor de las viudas
    es Dios en su morada santa.
Dios da un hogar a los desamparados
    y libertad a los cautivos;
    los rebeldes habitarán en el desierto.

Cuando saliste, oh Dios, al frente de tu pueblo,
    cuando a través de los páramos marchaste, Selah
la tierra se estremeció,
    los cielos se vaciaron,
delante de Dios, el Dios de Sinaí,
    delante de Dios, el Dios de Israel.
Tú, oh Dios, diste abundantes lluvias;
    reanimaste a tu extenuada herencia.
10 Tu familia se estableció en la tierra
    que en tu bondad, oh Dios, preparaste para el pobre.

11 El Señor ha emitido la palabra,
    y millares de mensajeras la proclaman:
12 «Van huyendo los reyes y sus tropas;
    en las casas, las mujeres se reparten el botín:
13 alas de paloma cubiertas de plata,
    con plumas de oro resplandeciente.
    Tú te quedaste a dormir entre los rebaños».
14 Cuando el Todopoderoso puso en fuga
    a los reyes de la tierra,
parecían copos de nieve
    cayendo sobre la cumbre del Zalmón.

15 Montañas de Basán, montañas imponentes;
    montañas de Basán, montañas escarpadas:
16 ¿Por qué, montañas escarpadas, miráis con envidia
    al monte donde a Dios le place residir,
    donde el Señor habitará por siempre?
17 Los carros de guerra de Dios
    se cuentan por millares;
del Sinaí vino en ellos el Señor
    para entrar en su santuario.
18 Cuando tú, Dios y Señor,
    ascendiste a las alturas,
    te llevaste contigo a los cautivos;
tomaste tributo de los hombres,
    aun de los rebeldes,
    para establecer tu morada.

19 Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador,
    que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah
20 Nuestro Dios es un Dios que salva;
    el Señor Soberano nos libra de la muerte.

2 Reyes 2:1-15

Elías es llevado al cielo

Cuando se acercaba la hora en que el Señor se iba a llevar a Elías al cielo en un torbellino, Elías y Eliseo salieron de Guilgal. Entonces Elías le dijo a Eliseo:

―Quédate aquí, pues el Señor me ha enviado a Betel.

Pero Eliseo le respondió:

―Tan cierto como que el Señor y tú estáis vivos, te juro que no te dejaré solo.

Así que fueron juntos a Betel. Allí los miembros de la comunidad de profetas de Betel salieron a recibirlos y le preguntaron a Eliseo:

―¿Sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu maestro, y a dejarte sin guía?

―Lo sé muy bien; ¡callad!

Elías, por su parte, volvió a decirle:

―Quédate aquí, Eliseo, pues el Señor me ha enviado a Jericó.

Pero Eliseo le repitió:

―Tan cierto como que el Señor y tú estáis vivos, te juro que no te dejaré solo.

Así que fueron juntos a Jericó. También allí los miembros de la comunidad de profetas de la ciudad se acercaron a Eliseo y le preguntaron:

―¿Sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu maestro y a dejarte sin guía?

―Lo sé muy bien; ¡callad!

Una vez más Elías le dijo:

―Quédate aquí, pues el Señor me ha enviado al Jordán.

Pero Eliseo insistió:

―Tan cierto como que el Señor y tú estáis vivos, te juro que no te dejaré solo.

Así que los dos siguieron caminando y se detuvieron junto al río Jordán. Cincuenta miembros de la comunidad de profetas fueron también hasta ese lugar, pero se mantuvieron a cierta distancia, frente a ellos. Elías tomó su manto y, enrollándolo, golpeó el agua. El río se partió en dos, de modo que ambos lo cruzaron en seco. Al cruzar, Elías le preguntó a Eliseo:

―¿Qué quieres que haga por ti antes de que me separen de tu lado?

―Te pido que sea yo el heredero de tu espíritu por partida doble[a] —respondió Eliseo.

10 ―Has pedido algo difícil —le dijo Elías—, pero, si logras verme cuando me separen de tu lado, te será concedido; de lo contrario, no.

11 Iban caminando y conversando cuando, de pronto, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en medio de un torbellino. 12 Eliseo, viendo lo que pasaba, se puso a gritar: «¡Padre mío, padre mío, carro y fuerza conductora de Israel!» Pero no volvió a verlo.

Entonces agarró su ropa y la rasgó en dos. 13 Luego recogió el manto que se le había caído a Elías y, regresando a la orilla del Jordán, 14 golpeó el agua con el manto y exclamó: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?» En cuanto golpeó el agua, el río se partió en dos, y Eliseo cruzó.

15 Los profetas de Jericó, al verlo, exclamaron: «¡El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo!» Entonces fueron a su encuentro y se postraron ante él, rostro en tierra.

Apocalipsis 5

El rollo escrito y el Cordero

En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por ambos lados y sellado con siete sellos. También vi a un ángel poderoso que proclamaba a gran voz: «¿Quién es digno de romper los sellos y de abrir el rollo?» Pero ni en el cielo ni en la tierra, ni debajo de la tierra, hubo nadie capaz de abrirlo ni de examinar su contenido. Y lloraba yo mucho, porque no se había encontrado a nadie que fuera digno de abrir el rollo ni de examinar su contenido. Uno de los ancianos me dijo: «¡Deja de llorar, que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos».

Entonces vi, en medio de los cuatro seres vivientes y del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Se acercó y recibió el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios. Y entonaban este nuevo cántico:

«Digno eres de recibir el rollo escrito
    y de romper sus sellos,
porque fuiste sacrificado,
    y con tu sangre compraste para Dios
    gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.
10 De ellos hiciste un reino;
    los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios,
    y reinarán sobre la tierra».

11 Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era millares de millares y millones de millones. 12 Cantaban con todas sus fuerzas:

«¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado,
de recibir el poder,
la riqueza y la sabiduría,
la fortaleza y la honra,
la gloria y la alabanza!»

13 Y oí a toda criatura que hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban:

«¡Al que está sentado en el trono y al Cordero,
sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder,
    por los siglos de los siglos!»

14 Los cuatro seres vivientes exclamaron: «¡Amén!», y los ancianos se postraron y adoraron.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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