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Book of Common Prayer

Daily Old and New Testament readings based on the Book of Common Prayer.
Duration: 861 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Salmos 95

Cántico de alabanza y de adoración

95 Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.
Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses.
Porque en su mano están las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los montes son suyas.
Suyo también el mar, pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la tierra seca.
Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y el rebaño de su mano.

¡Ojalá oyerais hoy su voz!
No endurezcáis vuestro corazón, como en Meribá,
Como en el día de Masá en el desierto,
Donde me tentaron vuestros padres,
Me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras.
10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
Y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
Y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.

Salmos 32

La dicha del perdón

Salmo de David. Masquil.

32 Bienaventurado aquel a quien es perdonada su transgresión, y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay doblez.

Mientras callé, se consumieron mis huesos
En mi gemir de todo el día.
Porque de día y de noche pesaba sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de estío.
Selah

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Selah

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás.
Selah

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se pueden dominar.

10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

Salmos 143

Súplica de liberación y dirección

Salmo de David.

143 Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad y por tu justicia.
Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.

Porque persigue el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Me ha hecho habitar en tinieblas como los muertos para siempre.
Y mi espíritu se angustia dentro de mí;
Está desolado mi corazón.

Recuerdo los días de antaño;
Medito en todas tus obras;
Reflexiono sobre las obras de tus manos.
Extiendo mis manos hacia ti,
Mi alma hacia ti como la tierra sedienta.
Selah

Respóndeme pronto, oh Jehová, porque ya me falta el aliento;
No escondas de mí tu rostro,
Pues sería yo semejante a los que descienden a la sepultura.
Hazme sentir por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde debo andar,
Porque hacia ti elevo mi alma.

Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
En ti me refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe por terreno llano.

11 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi alma de la angustia.
12 Y por tu misericordia exterminarás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo.

Salmos 102

Oración de un afligido

Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento.

102 Jehová, escucha mi oración,
Y llegue a ti mi clamor.
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;
Inclina a mí tu oído;
Apresúrate a responderme el día en que te invoque.

Porque mis días se desvanecen como humo,
Y mis huesos están quemados cual tizón.
Mi corazón está marchito como la hierba cortada,
Y me olvido de comer mi pan.
Por la voz de mis gemidos
Mis huesos se han pegado a mi piel.
Soy semejante al pelícano del desierto;
Soy como búho entre ruinas;
Me desvelo y gimo
Como el pájaro solitario sobre el tejado.
Cada día me insultan mis enemigos;
Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado para maldecirme.
Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas,
10 A causa de tu enojo y de tu ira;
Pues me alzaste en vilo y me has arrojado.
11 Mis días son como sombra que se alarga,
Y me he secado como la hierba.

12 Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre,
Y tu memoria de generación en generación.
13 Te levantarás y tendrás misericordia de Sión,
Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.
14 Porque tus siervos aman sus piedras,
Y del polvo de ella tienen compasión.
15 Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová,
Y todos los reyes de la tierra tu gloria;
16 Por cuanto Jehová habrá edificado a Sión,
Y en su gloria será manifestado;
17 Habrá considerado la oración de los desvalidos,
Y no habrá desechado el ruego de ellos.
18 Se escribirá esto para la generación venidera;
Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,
19 Porque miró desde lo alto de su santuario;
Jehová miró desde los cielos a la tierra,
20 Para escuchar el gemido de los cautivos,
Para librar a los sentenciados a muerte;
21 Para pregonar en Sión el nombre de Jehová,
Y su alabanza en Jerusalén,
22 Cuando los pueblos se congreguen a una,
Y los reyes para dar culto a Jehová.

23 Él debilitó mi fuerza en el camino;
Acortó mis días.
24 Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días;
Por generación de generaciones son tus años.

25 Desde el principio tú fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
26 Ellos perecerán, mas tú permanecerás;
Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;
Como un vestido los mudarás, y serán mudados;
27 Pero tú eres el mismo,
Y tus años no se acabarán.
28 Los hijos de tus siervos habitarán seguros,
Y su descendencia será establecida delante de ti.

Salmos 130

Esperanza en que Jehová dará redención

Cántico gradual.

130 Desde lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
Señor, escucha mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.

JAH, si miras a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse en pie?
Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado.

Espero yo en Jehová, espera mi alma;
Pendiente estoy de su palabra.
Mi alma aguarda al Señor
Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la aurora.

Espere Israel a Jehová,
Porque con Jehová está la misericordia,
Y abundante redención con él;
Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.

Jonás 3-4

Nínive se arrepiente

Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:

Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.

Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive una ciudad grande en extremo, de un recorrido de tres días.

Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, e hizo el recorrido de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida.

Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron un ayuno, y se vistieron de saco desde el mayor hasta el menor.

Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su trono, se despojó de su vestido, y se cubrió de saco y se sentó sobre ceniza.

E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus nobles, diciendo: Hombres y bestias de carga, ganado mayor y menor, no prueben bocado; no se les dé alimento, ni beban agua;

sino cúbranse de saco hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la violencia que hay en sus manos.

¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?

10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

El enojo de Jonás

Pero a Jonás le disgustó eso en extremo, y se enojó.

Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo me decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque yo sabía que tú eres un Dios clemente y compasivo, tardo en enojarte, y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal.

Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.

Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?

Y salió Jonás de la ciudad, y se sentó en el lado oriental de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.

Y preparó Jehová Dios una calabacera, y la hizo crecer sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.

Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.

Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y pedía para sí la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.

Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.

10 Y dijo Jehová: Tú has tenido lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció.

11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?

Hebreos 12:1-14

Puestos los ojos en Jesucristo

12 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él soportó la cruz, menospreciando el oprobio, y está sentado a la diestra del trono de Dios.

Considerad, pues, a aquel que ha soportado tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que no desfallezcáis faltos de ánimo.

Porque aún no habéis resistido hasta derramar sangre, combatiendo contra el pecado;

y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.

Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

Además, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿No nos someteremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

10 Pues aquéllos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.

11 Es verdad que ninguna disciplina parece al presente ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que han sido ejercitados por medio de ella.

Los que rechazan la gracia de Dios

12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;

13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se desvíe, sino que sea sanado.

14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Lucas 18:9-14

Parábola del fariseo y el publicano

A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los demás, dijo también esta parábola:

10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro cobrador de impuestos.

11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni tampoco como ese cobrador de impuestos;

12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

13 Mas el cobrador de impuestos, de pie y a bastante distancia, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

14 Os digo que éste descendió a su casa justificado más bien que aquél; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.