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Book of Common Prayer

Daily Old and New Testament readings based on the Book of Common Prayer.
Duration: 861 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 105

Cuéntenles a los pueblos sus obras

(1 Cr 16:8-22)

Den gracias al SEÑOR, alaben su nombre.
    Cuéntenles a las naciones lo que ha hecho.
Entonen canciones de alabanza a Dios;
    hablen de las maravillas que él hace.
Siéntanse orgullosos de su santo nombre.
    Que se alegre el corazón de los que buscan al SEÑOR.
Busquen fortaleza en el SEÑOR;
    recurran siempre a su ayuda.
Recuerden sus señales y milagros
    y las decisiones justas que ha dictado.
Recuérdenlo ustedes, descendientes de Abraham, su siervo;
    ustedes hijos de Jacob, el elegido.
El SEÑOR es nuestro Dios;
    sus justas decisiones tienen vigencia en el mundo entero.[a]

Él recuerda siempre su pacto;
    por mil generaciones será fiel a sus promesas.
Mantendrá el pacto que hizo con Abraham,
    la promesa que le hizo a Isaac,
10 y luego la confirmó como ley a Jacob,
    como pacto eterno para Israel.
11 Dios dijo: «Te daré la tierra de Canaán,
    como la herencia que te corresponde».

12 Aun cuando eran pocos,
    unos cuantos extranjeros en la tierra;
13 que viajaban de nación en nación,
    de un reino a otro,
14 Dios no permitió que nadie los oprimiera,
    sino que les advirtió a los reyes:
15 «No toquen a mis elegidos,
    ni les hagan daño a mis profetas».

16 Dios hizo que hubiera hambre en aquella tierra,
    les destruyó todo su alimento.
17 Pero Dios envió delante de ellos a un hombre llamado José,
    que había sido vendido como esclavo.
18 Ataron una cadena a sus pies
    y le pusieron un aro de hierro en su cuello.
19 José fue esclavo hasta que sucedió lo que él había anunciado.
    La promesa del SEÑOR que José había recibido,
    lo ponía a aprueba continuamente.[b]
20 Así que el rey de Egipto lo liberó;
    el líder de la nación lo sacó de la prisión.
21 Él puso a José a cargo de su casa,
    y de todo lo que el rey poseía,
22 para que les enseñara a los otros líderes
    y les comunicara sabiduría a los ancianos.

23 Entonces, Israel vino a Egipto;
    Jacob vivió en el país de Cam[c].
24 Dios hizo que su pueblo creciera en gran número;
    se volvieron más poderosos que sus enemigos.
25 Entonces hizo que los egipcios comenzaran a odiar al pueblo de Dios
    e hicieran planes contra los siervos de él.
26 Entonces Dios envió a su siervo Moisés
    y a Aarón, su sacerdote elegido.
27 Ellos hicieron muchas señales
    y maravillas en el país de Cam.
28 Dios envió la más terrible oscuridad,
    pero los egipcios no le prestaron atención.
29 Así que convirtió el agua en sangre,
    y todos los peces murieron.
30 El país de los egipcios se llenó de ranas,
    incluso la habitación del rey.
31 Dios dio la orden,
    y las moscas y los insectos invadieron todo el país.
32 Dios hizo que la lluvia se convirtiera en granizo,
    e hizo caer fuertes rayos sobre la ciudad.
33 Dios destruyó sus cultivos y sus plantas;
    hizo astillas hasta el último árbol del país.
34 Dio la orden, y llegaron las langostas;
    el número de larvas de langosta era incontable.
35 Destruyeron todas las plantas del país;
    se comieron todos los cultivos.
36 Entonces, les quitó la vida
    a todos los hijos mayores de las familias del país,
    el primer fruto de su vigor.

37 Luego sacó a su pueblo de Egipto, cargado de oro y plata.
    Ninguno de entre sus tribus tropezó.
38 Egipto estaba feliz de verlos salir,
    porque los dominaba el miedo que les tenían.
39 Dios desplegó una nube para cubrirlos
    y un fuego que los alumbrara de noche.
40 La gente le pidió comida, y Dios les dio codornices;
    les envió desde el cielo pan en abundancia.
41 Abrió la roca y de ella salió agua por montones,
    la cual corrió como un río en medio del desierto.
42 Dios recordó la promesa sagrada
    que había hecho a su siervo Abraham.
43 Dios sacó a su pueblo elegido;
    salieron felices dando gritos de alegría.
44 Luego, le dio a su pueblo la tierra en que otros vivían;
    recibieron lo que otros habían trabajado.
45 Dios hizo esto para que su pueblo obedeciera sus leyes
    y siguiera sus enseñanzas.

¡Alabado sea el SEÑOR!

Oseas 5:8-6:6

»Hagan sonar el cuerno en Guibeá.
    Toquen la trompeta en Ramá.[a]
Griten con fuerza en Bet Avén.
    ¡Benjamín, el enemigo está detrás de ti!
Efraín será destruido
    en el día del castigo.
Les advierto a las tribus de Israel
    que todo esto sucederá.
10 Los líderes de Judá son como ladrones que roban su tierra a los demás.
    Derramaré como agua mi furia sobre ellos.
11 Efraín está aplastado, se viola el derecho.
    Será castigado por haber ido tras la suciedad.
12 Yo destruiré a Efraín como una polilla
    que carcome la tela.
Destruiré a Judá como el hongo
    que cubre la madera.

13 »Efraín vio que estaba enfermo,
    y Judá vio su herida.
Efraín le pidió ayuda a Asiria;
    Judá fue a buscar al gran rey.
Pero él no podrá sanarlos a ustedes
    ni podrá curar sus heridas.
14 Porque yo atacaré a Efraín como lo hace un león.
    Como un joven león atacaré a la nación[b] de Judá.
Yo los destrozaré.
    Me los llevaré lejos
    y nadie podrá rescatarlos.
15 Volveré a mi lugar
    hasta que reconozcan su error
    y vengan a buscarme.
Cuando estén sufriendo,
    me buscarán de verdad».

La recompensa por regresar al Señor

Volvamos al SEÑOR.
    Él nos destrozó, pero nos sanará.
    Nos hirió, pero nos vendará la herida.
En dos días él nos volverá a dar la vida,
    y al tercer día nos pondrá en pie.
    Entonces podremos vivir en su presencia.
Esforcémonos por conocer al SEÑOR,
    hasta estar tan seguros en él
    como de que el amanecer llegará.
Vendrá a nosotros como la lluvia,
    como el agua fresca que cae sobre la tierra.

«Efraín, ¿qué voy a hacer contigo?
    Judá, ¿qué voy a hacer contigo?
La fidelidad de ustedes
    es como las nubes de la tarde
o como el rocío de la mañana,
    desaparece rápidamente.
Así que les mandé a mis profetas hablando de muerte
    para partirles el corazón.
Todos pueden ver que soy justo al castigarlos;
    está tan claro como el día.
Lo que yo deseo de ti es fiel amor
    y no sacrificio.
Quiero que ustedes me conozcan,
    no que me hagan ofrendas.

Hechos 21:27-36

27 Cuando estaban por cumplirse los siete días, algunos judíos de Asia vieron a Pablo en el área del templo. Alborotaron a la multitud y lo agarraron. 28 Gritaban: «¡Israelitas, ayúdennos! Este es el que está enseñando en todas partes contra nuestro pueblo, contra la ley y contra este lugar. Y ahora ha traído a algunos griegos al área del templo, contaminando este lugar santo». 29 Decían esto porque habían visto antes en Jerusalén a Pablo con Trófimo de Éfeso y pensaban que Pablo lo había metido al área del templo.

30 Toda la ciudad se alborotó, corrieron y agarraron a Pablo. Lo arrastraron fuera del área del templo y cerraron inmediatamente las puertas del templo. 31 Estaban a punto de matarlo, cuando el comandante del ejército romano en Jerusalén se enteró de que había agitación en toda la ciudad. 32 Entonces fue de inmediato, junto con algunos capitanes y soldados, a donde estaba la gente. Cuando vieron al comandante del ejército y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.

33 Entonces el comandante se acercó a Pablo, lo arrestó y ordenó que le pusieran dos cadenas. Después preguntó: «¿Quién es este hombre? ¿Qué ha hecho de malo?» 34 Pero entre la multitud unos gritaban una cosa y otros otra. Como el comandante no sabía cuál era la verdad, porque había mucha confusión, ordenó a los soldados que llevaran a Pablo al cuartel. 35 Al llegar a las escaleras, debido a la violencia de la multitud los soldados tuvieron que cargar a Pablo. 36 La gente los seguía y gritaba enfurecida: «¡Mátenlo!»

Lucas 6:1-11

Jesús es Señor del día de descanso

(Mt 12:1-8; Mr 2:23-28)

Un día de descanso Jesús iba por unos sembrados, y sus seguidores arrancaban espigas, las desgranaban en las manos y se las comían. Entonces algunos fariseos dijeron:

—¿Por qué hacen ustedes lo que está prohibido en el día de descanso?

Jesús les respondió:

—¿No han leído ustedes lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre? Entró a la casa de Dios y tomó los panes que se consagran a Dios, comió de ellos y también les dio a sus compañeros. Y ustedes bien saben que no se permite a nadie comer de esos panes, sino sólo a los sacerdotes.

Entonces les dijo:

—El Hijo del hombre es Señor del día de descanso.

Jesús sana en el día de descanso

(Mt 12:9-14; Mr 3:1-6)

Otro día de descanso, Jesús fue a la sinagoga y enseñó. Había allí un hombre que tenía paralizada la mano derecha. Los maestros de la ley y los fariseos estaban esperando que Jesús sanara a alguien en el día de descanso porque buscaban alguna razón para acusarlo. Jesús sabía lo que estaban pensando. Le dijo al hombre que tenía la mano paralizada:

—Levántate y ponte frente a todos.

Entonces el hombre se levantó y se paró allí, y Jesús les dijo:

—Déjenme hacerles una pregunta: ¿qué se debe hacer en el día de descanso, el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?

10 Entonces Jesús los miró a todos y le dijo al hombre:

—Extiende la mano.

El hombre extendió la mano y quedó sana. 11 Pero los fariseos y los maestros de la ley se pusieron furiosos, y discutían entre sí qué podrían hacer contra Jesús.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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