Book of Common Prayer
Cantemos con alegría
1 ¡Vengan, cantemos con alegría al SEÑOR!
Alabemos a nuestra roca, al que nos salva.
2 Vayamos a su encuentro con canciones de agradecimiento;
démosle honra con alegres canciones de alabanza.
3 Porque el SEÑOR es gran Dios,
el gran Rey que gobierna a todos los dioses.
4 Las profundidades de la tierra
y las alturas de los montes le pertenecen.
5 El mar le pertenece, pues él lo creó;
hizo la tierra con sus propias manos.
6 Vengan, postrémonos, inclinémonos;
arrodillémonos ante el SEÑOR, nuestro Creador.
7 Él es nuestro Dios,
y nosotros somos el pueblo de su prado,
el rebaño que él cuida.
Si oyen hoy su voz, escuchen:
8 «No sean tercos como lo fueron
en Meribá y en Masá,[a] en el desierto,
9 cuando sus antepasados me pusieron a prueba.
Lo hicieron, aunque habían visto mis obras.
10 Estuve disgustado con esa generación por 40 años.
De ellos dije: “Son un pueblo que no es leal.
No tiene en cuenta los caminos que trazo con mis enseñanzas”.
11 Así que me enojé con ellos
y juré que nunca entrarían al lugar de mi reposo».
La tristeza es mi alimento
Oración de un afligido que desfallece y busca desahogarse con el SEÑOR.
1 SEÑOR, escucha mi oración,
escucha mi grito pidiéndote ayuda.
2 No te apartes de mí
cuando estoy angustiado.
Escúchame,
respóndeme pronto cuando ruego tu ayuda.
3 Es que mi vida ha pasado como el humo;
no soy más que unos huesos quemándose en un horno.
4 Ha decaído mi ánimo como la hierba marchita;
hasta me olvido de comer.
5 Tengo la piel pegada a los huesos
de tanto llorar.
6 Parezco una lechuza en el desierto;
un búho entre las ruinas.
7 No puedo dormir,
soy como un ave solitaria en el tejado.
8 Mis enemigos me insultan todo el día;
se burlan y usan mi nombre para maldecir.
9 Mi único alimento es la tristeza[a];
mis lágrimas se mezclan con mi bebida.
10 Debido a tu ira y a tu enojo me levantaste
y luego me derribaste.
11 Mi vida se desvanece como una sombra;
voy marchitándome como la hierba.
12 Pero tú permanecerás para siempre, SEÑOR;
tu nombre se recordará de generación en generación.
13 Tú te levantarás y le darás consuelo a Sion,
ya es tiempo de que tengas compasión de ella.
14 Tus siervos les tienen cariño a sus piedras
y sienten compasión aun del polvo de sus ruinas.
15 Las naciones respetarán el nombre del SEÑOR
y todos los reyes de la tierra tendrán miedo cuando muestres tu gloria.
16 El SEÑOR reconstruirá la ciudad de Sion;
la gente verá su gloria de nuevo.
17 Dios responderá las oraciones de los sobrevivientes;
escuchará sus ruegos.
18 Escriban esto para que lo sepan las generaciones que no han nacido
y para que en el futuro ellas alaben al SEÑOR.
19 El SEÑOR miró desde su santuario en el cielo;
se asomó a la tierra,
20 para escuchar las oraciones del prisionero,
para liberar a los condenados a muerte;
21 para que en Sion se proclame el nombre del SEÑOR,
y lo alaben en Jerusalén
22 cuando las naciones y los reinos
se reúnan para adorar al SEÑOR.
23 Él me ha dejado sin fuerzas en la mitad del camino;
ha acortado mi vida.
24 Entonces dije: «Dios mío, no me dejes morir en la mitad de mi vida;
tú vives de generación en generación.
25 Hace mucho tiempo, tú creaste el mundo;
hiciste el cielo con tus propias manos.
26 La tierra y el cielo se acabarán,
pero tú vivirás por siempre.
La tierra y el cielo se desgastarán,
como se desgasta la ropa.
Y como se tira la ropa vieja,
tú reemplazarás el cielo y la tierra;
serán cambiados por completo.
27 Pero tú, Dios, nunca cambias;
vivirás por siempre.
28 Somos tus siervos,
nuestros hijos vivirán seguros aquí,
y los hijos de nuestros hijos
vivirán en tu presencia».
Libro 5
(Salmos 107-150)
Agradezcan al Señor
1 Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno;
su fiel amor dura para siempre.
2 Que lo repitan los que el SEÑOR ha salvado;
que lo alaben los que él rescató de sus enemigos,
3 los que se han reunido de muchas tierras,
de oriente a occidente y de sur[a] a norte.
4 Ellos vagaban por el desierto buscando una ciudad donde vivir,
pero no la encontraban.
5 Estaban débiles a causa del hambre y la sed,
y a punto de morir.
6 Entonces en su angustia pidieron ayuda al SEÑOR,
y él los libró de sus dificultades.
7 Dios los llevó directo
a la ciudad donde vivirían.
8 Den gracias al SEÑOR por su fiel amor,
y porque él hace hasta lo imposible a favor de los seres humanos.
9 Dios calma la sed del sediento,
y le da comida al que tiene hambre.
10 Se encontraban en la más profunda oscuridad,
presos, deprimidos y encadenados.
11 Es que se habían rebelado contra los mandatos de Dios;
rechazaron el consejo del Altísimo.
12 Dios los hizo sufrir por lo que hicieron;
tropezaron y cayeron,
y no hubo nadie que los ayudara a levantarse.
13 Entonces en su angustia pidieron ayuda al SEÑOR,
y él los libró de sus dificultades.
14 Dios los sacó de esa profunda oscuridad
y rompió sus cadenas.
15 Den gracias al SEÑOR por su fiel amor,
y porque él hace hasta lo imposible a favor de los seres humanos.
16 Denle gracias porque derribó puertas de bronce
y partió barras de hierro para liberarlos.
17 Algunos tontos se rebelaron contra Dios
y sufrieron las consecuencias de sus maldades.
18 Su estómago rechazó todo alimento
y por poco mueren.
19 Entonces en su angustia pidieron ayuda al SEÑOR,
y él los libró de sus sufrimientos.
20 Dios dio la orden y los sanó,
los libró de la muerte.
21 Den gracias al SEÑOR por su fiel amor,
y porque él hace hasta lo imposible a favor de los seres humanos.
22 Presenten ofrendas de agradecimiento[b]
y cuenten con gritos de alegría lo que él ha hecho.
23 Hubo quienes salieron a cruzar el mar en barcos;
se fueron a atravesar el océano para comerciar,
24 y vieron las obras que hace el SEÑOR,
sus maravillas en alta mar.
25 Dios dio la orden y se desató una tormenta,
las olas se hicieron cada vez más grandes;
26 fueron levantados hasta el cielo
y arrojados a lo profundo del mar.
Se marearon y vomitaron mucho;
27 resbalaban y caían como si estuvieran borrachos;
de nada les servía su habilidad de navegantes.
28 Entonces en su angustia pidieron ayuda al SEÑOR,
y él los libró de sus dificultades.
29 Cambió la tempestad en brisa;
calmó las olas.
30 Se alegraron al ver el mar calmado,
y Dios los guió al puerto deseado.
31 Den gracias al SEÑOR por su fiel amor,
y porque él hace hasta lo imposible a favor de los seres humanos.
32 Alábenlo en el templo;
alábenlo cuando se reúnan los ancianos líderes del pueblo.
23 El SEÑOR dice: «Pobres de ustedes, pastores que destruyen y dispersan a las ovejas de mi pradera».
2 Esto dice el SEÑOR Dios de Israel a los pastores que guían a mi pueblo: «Ustedes han dispersado a mis ovejas, las han espantado y no las han cuidado. Así que me voy a encargar de darles a ustedes su merecido por el mal que han hecho, dice el SEÑOR. 3 Yo mismo reuniré lo que queda de mis ovejas de los países a donde las arrojé. Las traeré de regreso a su pradera para que se multipliquen y crezcan en número. 4 Yo nombraré pastores para mis ovejas, que las cuidarán para que ya no tengan miedo ni se espanten ni se pierda ninguna de ellas. Es la decisión del SEÑOR.
5 »El SEÑOR dice:
Viene el día en que le daré
a David un retoño legítimo.
Será un rey que reine con éxito
y mantenga la justicia y el derecho en el país.
6 Durante su reinado, Judá será salva
e Israel vivirá seguro.
Lo llamarán con este nombre:
“El SEÑOR es nuestro triunfo”.
7 »Viene el día, dice el SEÑOR, en que el pueblo no volverá a jurar diciendo: “Por el SEÑOR que sacó a los israelitas de Egipto”. 8 En lugar de eso jurarán diciendo: “Por el SEÑOR que sacó a los israelitas del país del norte y de todos los demás países a donde los había arrojado”. Y vivirán en su propia tierra».
Victoria en Cristo
28 Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito. 29 Dios los conocía antes de que el mundo fuera creado. Él decidió que fueran como su Hijo y quería que el Hijo fuera el mayor[a] de muchos hermanos. 30 Dios decidió que serían como su Hijo, por eso los eligió por adelantado y los aprobó dándoles su gloria.
31 ¿Qué podemos decir de todo esto? Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros. 32 Dios mostró su favor hacia nosotros hasta tal punto que dio a su propio Hijo para que muriera por nosotros. Siendo así, ¿cómo no nos va a dar, junto con él, todo lo que tiene? 33 ¿Quién podrá acusar al pueblo que Dios ha elegido? Dios es el que nos aprueba. 34 ¿Quién va a condenarnos? Cristo fue quien murió por nosotros y además resucitó. Ahora Cristo está sentado a la derecha de Dios y está rogando por nosotros. 35 ¿Podrá algo separarnos del amor de Cristo? Ni las dificultades, ni los problemas, ni las persecuciones, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro ni tampoco la muerte. 36 (A)Así está escrito:
«Por ti estamos siempre en peligro de muerte,
nos tratan como si fuéramos ovejas que van al matadero».[b]
37 Más bien, en todo esto salimos más que victoriosos por medio de Dios quien nos amó. 38 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los poderes diabólicos, ni lo presente, ni lo que vendrá en el futuro, ni poderes espirituales, 39 ni lo alto ni lo profundo,[c] ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios que se encuentra en nuestro Señor Jesucristo.
52 Entonces los judíos comenzaron a discutir entre sí. Se preguntaban:
—¿Cómo va a hacer ese para darnos a comer su propio cuerpo?
53 Jesús les dijo:
—Les digo la verdad: si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán la verdadera vida dentro de ustedes. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 55 Mi carne es comida verdadera y mi sangre es bebida verdadera. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo vivo en él. 57 El Padre que me envió es fuente de vida y yo vivo debido a él. Así mismo el que se alimenta de mí, vivirá debido a mí. 58 Yo no soy como el pan que sus antepasados comieron, ellos comieron de ese pan pero de todas maneras murieron. Yo soy el pan que bajó del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre.
59 Jesús dijo esto cuando enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.
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