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y di: «Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor Dios. Así dice el Señor Dios a los montes, a las colinas, a las barrancas y a los valles: “He aquí, yo mismo traeré sobre vosotros la espada y destruiré vuestros lugares altos.
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Así dice el Señor Dios: «Bate tus manos, golpea con tu pie, y di: “¡Ay!, a causa de todas las graves abominaciones de la casa de Israel, que a espada, de hambre y de pestilencia caerán.
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Y tú, hijo de hombre, di: «Así dice el Señor Dios a la tierra de Israel: “¡El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra!
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Y he aquí, la gloria del Dios de Israel estaba allí, como la visión que yo había visto en la llanura.
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Entonces la gloria del Dios de Israel subió del querubín sobre el cual había estado, hacia el umbral del templo. Y llamó al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura;
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Y sucedió que mientras herían, quedé yo solo y caí sobre mi rostro; clamé y dije: ¡Ah, Señor Dios! ¿Destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?
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Cuando los querubines alzaron sus alas y se elevaron del suelo ante mis ojos salieron con las ruedas a su lado, y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la casa del Señor. Y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
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Estos eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; entonces supe que eran querubines.
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Y sucedió que mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de Benaía, murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé a gran voz y dije: ¡Ah, Señor Dios! ¿Vas a acabar por completo con el remanente de Israel?
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Por tanto di: «Así dice el Señor Dios: “Yo os recogeré de entre los pueblos y os reuniré de las tierras entre las cuales habéis sido dispersados, y os daré la tierra de Israel”».
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Entonces los querubines alzaron sus alas con las ruedas a su lado, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
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Diles: «Así dice el Señor Dios: “Este oráculo se refiere al príncipe en Jerusalén y a toda la casa de Israel que está en medio de ella”».
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Y di a la gente de la tierra: «Así dice el Señor Dios acerca de los habitantes de Jerusalén sobre el suelo de Israel: “Comerán su pan con angustia y beberán su agua con terror, porque su tierra será despojada de su abundancia a causa de la violencia de todos los que habitan en ella.
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Por tanto, diles: «Así dice el Señor Dios: “Haré cesar este proverbio para que ya no lo usen como proverbio en Israel”. Diles, pues: “Se acercan los días y el cumplimiento de toda visión.
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Y estará mi mano contra los profetas que ven visiones falsas y hablan adivinaciones mentirosas. No estarán en el consejo de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni entrarán en la tierra de Israel; y sabréis que yo soy el Señor Dios.
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ni los profetas de Israel que profetizaban acerca de Jerusalén y que veían para ella visiones de paz cuando no había paz» —declara el Señor Dios.
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Por tanto, háblales y diles: «Así dice el Señor Dios: “Cualquier hombre de la casa de Israel que erija sus ídolos en su corazón, y que ponga delante de su rostro lo que lo hace caer en su iniquidad, y después venga al profeta, yo, el Señor, le responderé entonces de acuerdo con la multitud de sus ídolos,
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Por tanto, di a la casa de Israel: «Así dice el Señor Dios: “Arrepentíos y apartaos de vuestros ídolos, y de todas vuestras abominaciones apartad vuestros rostros.
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a fin de que la casa de Israel no se desvíe más de mí ni se contamine más con todas sus transgresiones. Y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios”» —declara el Señor Dios.
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Vivo yo —declara el Señor Dios— que no volveréis a usar más este proverbio en Israel.
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Por tanto, os juzgaré, a cada uno conforme a su conducta, oh casa de Israel —declara el Señor Dios—. Arrepentíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, para que la iniquidad no os sea piedra de tropiezo.
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Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: «Así dice el Señor Dios: “¿Venís a consultarme? Vivo yo, que no me dejaré consultar por vosotros”» —declara el Señor Dios.
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y diles: «Así dice el Señor Dios: “El día que escogí a Israel y juré a los descendientes de la casa de Jacob, me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, y les juré diciendo: Yo soy el Señor vuestro Dios;
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Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: «Así dice el Señor Dios: “Aun en esto me han blasfemado vuestros padres actuando deslealmente contra mí.
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Por tanto, di a la casa de Israel: «Así dice el Señor Dios: “¿Os contaminaréis a la manera de vuestros padres y os prostituiréis tras sus abominaciones?