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Quedé pues yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó en mí esfuerzo; antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno.

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Me quedé solo(A) viendo esta gran visión. No me quedaron fuerzas, y mi rostro[a] se demudó, desfigurándose(B), sin retener yo fuerza alguna.

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Footnotes

  1. Daniel 10:8 Lit. mi esplendor.

De modo que quedé allí solo para contemplar tan sorprendente visión. Las fuerzas me abandonaron, mi rostro se volvió mortalmente pálido y me sentí muy débil.

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