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El buen pastor y el falso

Así dice el Señor mi Dios: Apacienta las ovejas destinadas para la matanza(A). Los que las compran las matan y salen impunes[a], y el que las vende dice(B): «¡Bendito sea el Señor, porque me he enriquecido(C)!»; y ni sus propios pastores se compadecen de ellas(D). Pues yo no me compadeceré más de los habitantes de esta[b] tierra —declara el Señor— sino que he aquí, haré que los hombres caigan[c] cada uno en manos de otro(E) y en manos de su rey; y ellos herirán la tierra(F) y yo no los libraré de sus manos(G). Apacenté, pues, las ovejas destinadas para la matanza(H), esto es, los afligidos del rebaño[d](I). Y tomé para mí dos cayados(J): a uno lo llamé Gracia[e](K) y al otro lo llamé Unión[f]; y apacenté las ovejas(L).

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Footnotes

  1. Zacarías 11:5 Lit., no se les tiene por culpables
  2. Zacarías 11:6 Lit., la
  3. Zacarías 11:6 Lit., se hallen
  4. Zacarías 11:7 Otra posible lectura es, para los mercaderes de ovejas
  5. Zacarías 11:7 O, Delicia
  6. Zacarías 11:7 O, Cuerdas

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