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No dejes que mi corazón se incline al mal,
que cometa injusticias con los malhechores.
¡Que no pruebe yo sus manjares!
Que el justo por amor me corrija y me reprenda,
que el aceite del malvado no perfume mi cabeza,
que mi oración se alce frente a sus maldades.
Serán arrojados sus magistrados contra las rocas
y sabrán entonces que eran suaves mis palabras.

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No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,

A hacer obras impías

Con los que hacen iniquidad;

Y no coma yo de sus deleites.

Que el justo me castigue, será un favor,

Y que me reprenda será un excelente bálsamo

Que no me herirá la cabeza;

Pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquellos.

Serán despeñados sus jueces,

Y oirán mis palabras, que son verdaderas.

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