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15 el cuerpo mortal es un peso para el alma;
estando hecho de barro, oprime la mente,
en la que bullen tantos pensamientos.
16 Con dificultad imaginamos las cosas de la tierra,
y trabajosamente hallamos lo que está a nuestro alcance.
Pero, ¿quién puede descubrir las cosas celestiales?
17 Nadie puede conocer tus planes
sino aquel a quien das sabiduría
y sobre quien desde el cielo envías tu santo espíritu.

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