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Jesús da de comer a una multitud(A)

Un día en que de nuevo se había juntado mucha gente y no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. Y si los mando sin comer a sus casas, pueden desmayarse por el camino, porque algunos han venido de lejos.

Sus discípulos le contestaron:

—¿Pero cómo se les puede dar de comer en un lugar como éste, donde no vive nadie?

Jesús les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen ustedes?

—Siete —contestaron ellos.

Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y, habiendo dado gracias a Dios, los partió y se los iba dando a sus discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente, y así lo hicieron. Tenían también unos cuantos pescaditos; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y también mandó repartirlos. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y recogieron los pedazos sobrantes en siete canastas. Los que comieron eran cerca de cuatro mil. Luego Jesús los despidió, 10 subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Los fariseos piden una señal milagrosa(B)

11 Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Y para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. 12 Jesús suspiró profundamente y dijo:

—¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? Les aseguro que no se les dará ninguna señal.

13 Entonces los dejó, y volviendo a entrar en la barca se fue al otro lado del lago.

La levadura de los fariseos(C)

14 Se habían olvidado de llevar algo de comer, y solamente tenían un pan en la barca. 15 Jesús les advirtió:

—Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.

16 Los discípulos comentaban entre sí que no tenían pan.

17 Jesús se dio cuenta, y les dijo:

—¿Por qué dicen que no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni se dan cuenta? ¿Tienen tan cerrado el entendimiento? 18 ¿Tienen ojos y no ven, y oídos y no oyen? ¿No se acuerdan? 19 Cuando repartí los cinco panes entre cinco mil hombres, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?

Ellos contestaron:

—Doce.

20 —Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas recogieron?

Contestaron:

—Siete.

21 Entonces les dijo:

—¿Todavía no entienden?

Jesús sana a un ciego en Betsaida

22 Después llegaron a Betsaida, y llevaron un ciego a Jesús, y le rogaron que lo tocara. 23 Jesús tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Le mojó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó si podía ver algo. 24 El ciego comenzó a ver, y dijo:

—Veo a los hombres. Me parecen como árboles que andan.

25 Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y el hombre miró con atención y quedó sano. Ya todo lo veía claramente. 26 Entonces Jesús lo mandó a su casa, y le dijo:

—No vuelvas al pueblo.

Pedro declara que Jesús es el Mesías(D)

27 Después de esto, Jesús y sus discípulos fueron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino, Jesús preguntó a sus discípulos:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

28 Ellos contestaron:

—Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías, y otros dicen que eres uno de los profetas.

29 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? —les preguntó.

Pedro le respondió:

—Tú eres el Mesías.

30 Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie.

31 Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tendría que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. 32 Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro, diciéndole:

—¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.

34 Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y dijo:

—Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y por aceptar el evangelio, la salvará. 36 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? 37 O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? 38 Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.

Jesús alimenta a los cuatro mil(A)(B)

En aquellos días se reunió de nuevo mucha gente. Como no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. Si los despido a sus casas sin haber comido, se van a desmayar por el camino, porque algunos de ellos han venido de lejos.

Los discípulos objetaron:

—¿Dónde se va a conseguir suficiente pan en este lugar despoblado para darles de comer?

—¿Cuántos panes tienen? —preguntó Jesús.

—Siete —respondieron ellos.

Luego Jesús mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes, dio gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los repartieran a la gente. Así lo hicieron. Tenían además unos cuantos pescaditos. Dio gracias por ellos también y dijo a los discípulos que los repartieran. La gente comió hasta quedar satisfecha. Después los discípulos recogieron siete cestas de pedazos que sobraron. Los que comieron eran unos cuatro mil. Tan pronto como los despidió, 10 Jesús subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

11 Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba, le pidieron una señal del cielo. 12 Él lanzó un profundo suspiro y dijo:[a] «¿Por qué pide esta generación una señal milagrosa? Les aseguro que no habrá ninguna señal». 13 Entonces los dejó, volvió a embarcarse y cruzó al otro lado.

La levadura de los fariseos y la de Herodes

14 Los discípulos habían olvidado llevar panes y solo tenían uno en la barca.

15 —Presten atención —advirtió Jesús—; ¡cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes!

16 Ellos comentaban los unos con los otros: «Lo dice porque no trajimos pan». 17 Al darse cuenta de esto, Jesús dijo:

—¿Por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen el corazón endurecido? 18 ¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? ¿Acaso no recuerdan? 19 Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?

—Doce —respondieron ellos.

20 —Y, cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?

—Siete —dijeron.

21 Entonces concluyó:

—¿Y todavía no entienden?

Jesús sana a un ciego en Betsaida

22 Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron un ciego a Jesús y rogaron que lo tocara. 23 Él tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, preguntó:

—¿Puedes ver algo?

24 El hombre alzó los ojos y dijo:

—Veo gente; parecen árboles que caminan.

25 Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado; recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad. 26 Jesús lo mandó a su casa con esta advertencia:

—No vayas a entrar en el pueblo.[b]

La confesión de Pedro(C)

27 Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

28 Le respondieron:

—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que uno de los profetas.

29 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —preguntó Jesús.

—Tú eres el Cristo —afirmó Pedro.

30 Jesús ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.

Jesús predice su muerte(D)

31 Luego comenzó a enseñarles:

—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los líderes religiosos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite.

32 Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos y reprendió a Pedro.

—¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

34 Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.

—Si alguien quiere ser mi discípulo —dijo—, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. 35 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará. 36 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida? 37 ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? 38 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Footnotes

  1. 8:12 lanzó … dijo. Lit. suspirando en su espíritu dijo.
  2. 8:26 pueblo. Var. pueblo, ni a decírselo a nadie en el pueblo.

Jesús alimenta a mucha gente

Un día, mucha gente volvió a reunirse junto a Jesús, y como no tenían nada para comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Siento compasión de toda esta gente. Ya han estado conmigo tres días y no tienen nada que comer. Algunos han venido desde muy lejos; si los mando a sus casas sin comer, pueden desmayarse en el camino.

Sus discípulos le respondieron:

—Pero en este lugar no vive nadie. ¿Dónde vamos a conseguir comida para tanta gente?

Jesús les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen?

—Siete —contestaron los discípulos.

Jesús le ordenó a la gente que se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes y dio gracias a Dios. Partió los panes en pedazos y se los entregó a sus discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado.

Como también tenían unos cuantos pescaditos, Jesús dio gracias y mandó que los repartieran.

Todos los que estaban allí comieron hasta quedar satisfechos, y con los pedazos que sobraron llenaron siete canastas. Los que comieron eran como cuatro mil personas.

Luego Jesús los despidió, 10 subió a la barca y se fue con sus discípulos a la región de Dalmanuta.[a]

Una señal milagrosa

11 Los fariseos llegaron a donde estaba Jesús y comenzaron a discutir con él. Para ponerle una trampa, le pidieron que demostrara con alguna señal milagrosa que él venía de parte de Dios.

12 Jesús se molestó mucho por esto, y dijo: «¿Por qué siempre piden ustedes una señal? Les aseguro que no se les dará ninguna.»

13 Entonces Jesús los dejó, volvió a subir a la barca, y se fue al otro lado del lago.

Las enseñanzas de los fariseos

14 Los discípulos se habían olvidado de llevar comida, y sólo tenían un pan en la barca. 15 Jesús les advirtió:

—Les recomiendo que se cuiden de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes Antipas.

16 Los discípulos comenzaron a hablar entre ellos y decían:

—Seguramente dijo eso porque no trajimos pan.

17 Jesús se dio cuenta de lo que hablaban y les dijo:

—¿Por qué hablan de pan? ¿Todavía no comprenden? ¿Tienen la mente cerrada? 18 Si tienen ojos, ¿cómo es que no ven? Si tienen oídos, ¿por qué no oyen? ¿No se acuerdan 19 de aquella vez, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres? ¿Cuántas canastas llenaron entonces con lo que sobró?

Los discípulos respondieron:

—Doce canastas.

20 Jesús les preguntó:

—Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenaron?

—Siete —contestaron los discípulos.

21 Jesús les dijo entonces:

—¿Y todavía no entienden?

Jesús sana a un ciego en Betsaida

22 Cuando llegaron al pueblo de Betsaida, unas personas guiaron a un ciego hasta Jesús y le pidieron que lo tocara.

23 Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, colocó las manos sobre él, y le preguntó si veía algo. 24 El ciego respondió:

—Veo gente, pero parecen árboles que caminan.

25 Entonces Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos. El hombre miró de nuevo con cuidado, y vio todo claramente, porque ya estaba sano.

26 Jesús le mandó que volviera a su casa, y le dijo:

—No regreses al pueblo.

¿Quién es Jesús?

27 Después de esto, Jesús y sus discípulos fueron a los caseríos cercanos al pueblo de Cesarea de Filipo. En el camino, Jesús les preguntó:

—¿Qué dice la gente acerca de mí?

28 Los discípulos contestaron:

—Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres el profeta Elías. Hay otros que piensan que eres alguno de los profetas.

29 Entonces Jesús les preguntó:

—Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy yo?

Y Pedro contestó:

—Tú eres el Mesías.

30 Jesús les ordenó que no le contaran a nadie que él era el Mesías.

Jesús habla de su muerte

31 Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos lo que le iba a pasar:

«Yo, el Hijo del hombre, voy a sufrir mucho. Seré rechazado por los líderes del pueblo, por los sacerdotes principales y por los maestros de la Ley. Me van a matar, pero tres días después resucitaré.»

32 Como Jesús habló tan claramente de su muerte, Pedro lo llevó aparte y lo reprendió por hablar de eso. 33 Pero Jesús se volvió, y frente a todos sus discípulos regañó a Pedro: «¡Pedro, estás hablando como Satanás! ¡Apártate de mí, pues no entiendes los planes de Dios! Te comportas como cualquier ser humano.»

34 Después, Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y les dijo:

«Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a morir en una cruz y a hacer lo que yo les diga. 35 Porque si sólo les preocupa salvar la vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mí y por anunciar las buenas noticias, entonces se salvarán. 36 De nada sirve que una persona gane todo lo que quiera en el mundo, si al fin de cuentas pierde su vida. 37 Y no hay nada que una persona pueda dar para salvar su vida.

38 »Delante de esta gente malvada que rechaza a Dios, no se avergüencen de mí ni de mis palabras. Si lo hacen, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.»

Footnotes

  1. Marcos 8:10 Dalmanuta: Este lugar es desconocido.

Ang Pagpapakain sa Apat na Libo(A)

Pagkaraan ng ilang araw, muling nagtipon ang napakaraming tao. Wala silang makain, kaya tinawag ni Jesus ang kanyang mga alagad at sinabi sa kanila, “Nahahabag ako sa maraming taong ito sapagkat tatlong araw ko na silang kasama at walang makain. Kung pauuwiin ko silang nagugutom, mahihilo sila sa daan lalo na't ang iba sa kanila'y nanggaling pa sa malayo.” Sumagot ang kanyang mga alagad, “Saan po dito sa ilang makakukuha ng sapat na pagkain para sa mga taong ito?” “Ilan ba ang tinapay ninyo riyan?” tanong ni Jesus. “Pito,” sagot nila. Pinaupo ni Jesus sa lupa ang mga tao. Kinuha niya ang pitong tinapay at pagkatapos magpasalamat ay hinati-hati niya ang mga ito at ibinigay sa kanyang mga alagad upang ipamahagi, at ipinamahagi nga nila ito sa mga tao. Mayroon din silang ilang maliliit na isda. Nang mabasbasan ang mga ito, iniutos niya sa mga alagad na ipamahagi rin ito sa mga tao. Kumain sila at nabusog at pagkatapos ay tinipon nila ang lumabis na pagkain na pitong kaing. May apat na libong lalaki ang naroon. Pinauwi sila ni Jesus, 10 pagkatapos ay agad siyang sumakay sa bangka kasama ang kanyang mga alagad at pumunta sa lupain ng Dalmanuta. 11 Dumating doon (B) ang mga Fariseo at nakipagtalo kay Jesus. Hinihingan nila si Jesus ng himala mula sa langit upang subukin siya. 12 Napabuntong-hininga (C) nang malalim si Jesus at sinabi, “Bakit humahanap ng himala ang salinlahing ito? Katotohanan ang sinasabi ko sa inyo, walang himalang ipapakita sa salinlahing ito.” 13 Sila'y iniwan niya, at muling sumakay sa bangka at tumawid sa ibayo.

Ang Pampaalsang Gamit ng mga Fariseo at ni Herodes(D)

14 Nakalimutan ng mga alagad[a] na magdala ng tinapay, maliban sa isang tinapay na dala nila sa bangka. 15 Binalaan (E) sila ni Jesus, “Mag-ingat kayo at iwasan ninyo ang pampaalsang gamit ng mga Fariseo at ni Herodes.” 16 Nag-usap-usap ang mga alagad, “Wala kasi tayong dalang tinapay.” 17 Dahil alam ni Jesus ang kanilang pag-uusap, tinanong niya sila, “Bakit ninyo pinag-uusapang wala kayong tinapay? Hindi pa ba ninyo nauunawaan? Manhid ba kayo? 18 Mayroon (F) kayong mga mata, bakit hindi kayo makakita? Mayroon kayong mga tainga, bakit hindi kayo makarinig? Hindi ba ninyo natatandaan 19 nang hati-hatiin ko ang limang tinapay para sa limang libo, ilang kaing ng mga lumabis ang inyong pinulot?” “Labindalawa,” sagot nila. 20 “Nang pagputul-putulin ko ang pitong tinapay para sa apat na libo, ilang kaing ng mga lumabis ang pinulot ninyo?” Sinabi nila sa kanya, “Pito.” 21 “Hindi pa ba ninyo nauunawaan?” tanong ni Jesus.

Pinagaling ni Jesus ang Isang Bulag

22 Pumasok sila sa Bethsaida at dinala sa kanya ang isang lalaking bulag at ipinakiusap na kanyang hipuin. 23 Hinawakan ni Jesus sa kamay ang bulag at inakay palabas ng nayon. Niluraan niya ang mga mata nito, ipinatong ang kanyang mga kamay at tinanong, “Mayroon ka bang nakikita?” 24 Tumingala ang lalaki at nagsabi, “Nakakakita po ako ng mga tao, parang mga punongkahoy na naglalakad.” 25 Muling ipinatong ni Jesus ang kanyang kamay sa mga mata ng lalaki. Iminulat ng lalaki ang kanyang mga mata. Nanumbalik ang kanyang paningin at nakakita na siya nang malinaw. 26 Pinauwi siya ni Jesus at pinagbilinan, “Huwag ka nang pumasok sa nayon.”

Ang Pagpapahayag ni Pedro tungkol kay Jesus(G)

27 Nagtungo si Jesus at ang kanyang mga alagad sa mga nayon ng Cesarea sa Filipos. Habang sila'y nasa daan ay tinanong niya ang kanyang mga alagad, “Ano ang sinasabi ng mga tao kung sino ako?” 28 Sumagot (H) sila, “Sabi ng iba ay si Juan na Tagapagbautismo; sabi naman ng iba'y si Elias, at ng iba'y isa sa mga propeta.” 29 “At kayo, ano ang sinasabi ninyo kung sino ako?” (I) tanong niya sa kanila. Sumagot si Pedro, “Ikaw ang Cristo.”[b] 30 Mahigpit na ipinagbilin ni Jesus sa kanila na huwag sasabihin kaninuman ang tungkol sa kanya.

Unang Pagpapahayag ni Jesus tungkol sa Kanyang Kamatayan(J)

31 Mula noo'y sinimulan niyang ituro sa mga alagad na ang Anak ng Tao ay dapat dumanas ng maraming hirap, at itakwil ng matatandang pinuno, ng mga punong pari, at ng mga tagapagturo ng Kautusan. Siya'y papatayin ngunit pagkaraan ng tatlong araw ay muling mabubuhay. 32 Maliwanag niyang sinabi ang mga ito sa kanila, kaya dinala siya ni Pedro sa isang tabi at sinimulang pagsabihan. 33 Ngunit lumingon si Jesus, tumingin sa mga alagad at pinagsabihan si Pedro, “Lumayas ka sa harapan ko, Satanas! Ang iniisip mo'y hindi galing sa Diyos kundi galing sa tao!” 34 Tinawag (K) ni Jesus ang maraming tao at ang kanyang mga alagad, at sinabi sa kanila, “Sinumang nais sumunod sa akin, tanggihan niya ang kanyang sarili, pasanin ang kanyang krus at sumunod sa akin. 35 Sapagkat (L) sinumang nagnanais magligtas ng kanyang buhay ay mawawalan nito, at ang sinumang mawalan ng kanyang buhay dahil sa akin at sa ebanghelyo ay magkakamit nito. 36 Sapagkat ano ang pakinabang ng tao makamtan man niya ang buong sanlibutan kung mapapahamak naman ang kanyang buhay? 37 Ano ang maibibigay ng tao kapalit ng kanyang buhay? 38 Sinumang ikahiya ako at ang aking salita sa mapakiapid at makasalanang salinlahing ito, ay ikahihiya rin ng Anak ng Tao pagdating niya na taglay ang kaluwalhatian ng kanyang Ama, kasama ang mga banal na anghel.”

Footnotes

  1. Marcos 8:14 Sa Griyego, nila.
  2. Marcos 8:29 o ang Mesiyas.

Jesus Feeds the Four Thousand(A)(B)(C)

During those days another large crowd gathered. Since they had nothing to eat, Jesus called his disciples to him and said, “I have compassion for these people;(D) they have already been with me three days and have nothing to eat. If I send them home hungry, they will collapse on the way, because some of them have come a long distance.”

His disciples answered, “But where in this remote place can anyone get enough bread to feed them?”

“How many loaves do you have?” Jesus asked.

“Seven,” they replied.

He told the crowd to sit down on the ground. When he had taken the seven loaves and given thanks, he broke them and gave them to his disciples to distribute to the people, and they did so. They had a few small fish as well; he gave thanks for them also and told the disciples to distribute them.(E) The people ate and were satisfied. Afterward the disciples picked up seven basketfuls of broken pieces that were left over.(F) About four thousand were present. After he had sent them away, 10 he got into the boat with his disciples and went to the region of Dalmanutha.

11 The Pharisees came and began to question Jesus. To test him, they asked him for a sign from heaven.(G) 12 He sighed deeply(H) and said, “Why does this generation ask for a sign? Truly I tell you, no sign will be given to it.” 13 Then he left them, got back into the boat and crossed to the other side.

The Yeast of the Pharisees and Herod

14 The disciples had forgotten to bring bread, except for one loaf they had with them in the boat. 15 “Be careful,” Jesus warned them. “Watch out for the yeast(I) of the Pharisees(J) and that of Herod.”(K)

16 They discussed this with one another and said, “It is because we have no bread.”

17 Aware of their discussion, Jesus asked them: “Why are you talking about having no bread? Do you still not see or understand? Are your hearts hardened?(L) 18 Do you have eyes but fail to see, and ears but fail to hear? And don’t you remember? 19 When I broke the five loaves for the five thousand, how many basketfuls of pieces did you pick up?”

“Twelve,”(M) they replied.

20 “And when I broke the seven loaves for the four thousand, how many basketfuls of pieces did you pick up?”

They answered, “Seven.”(N)

21 He said to them, “Do you still not understand?”(O)

Jesus Heals a Blind Man at Bethsaida

22 They came to Bethsaida,(P) and some people brought a blind man(Q) and begged Jesus to touch him. 23 He took the blind man by the hand and led him outside the village. When he had spit(R) on the man’s eyes and put his hands on(S) him, Jesus asked, “Do you see anything?”

24 He looked up and said, “I see people; they look like trees walking around.”

25 Once more Jesus put his hands on the man’s eyes. Then his eyes were opened, his sight was restored, and he saw everything clearly. 26 Jesus sent him home, saying, “Don’t even go into[a] the village.”

Peter Declares That Jesus Is the Messiah(T)

27 Jesus and his disciples went on to the villages around Caesarea Philippi. On the way he asked them, “Who do people say I am?”

28 They replied, “Some say John the Baptist;(U) others say Elijah;(V) and still others, one of the prophets.”

29 “But what about you?” he asked. “Who do you say I am?”

Peter answered, “You are the Messiah.”(W)

30 Jesus warned them not to tell anyone about him.(X)

Jesus Predicts His Death(Y)

31 He then began to teach them that the Son of Man(Z) must suffer many things(AA) and be rejected by the elders, the chief priests and the teachers of the law,(AB) and that he must be killed(AC) and after three days(AD) rise again.(AE) 32 He spoke plainly(AF) about this, and Peter took him aside and began to rebuke him.

33 But when Jesus turned and looked at his disciples, he rebuked Peter. “Get behind me, Satan!”(AG) he said. “You do not have in mind the concerns of God, but merely human concerns.”

The Way of the Cross

34 Then he called the crowd to him along with his disciples and said: “Whoever wants to be my disciple must deny themselves and take up their cross and follow me.(AH) 35 For whoever wants to save their life[b] will lose it, but whoever loses their life for me and for the gospel will save it.(AI) 36 What good is it for someone to gain the whole world, yet forfeit their soul? 37 Or what can anyone give in exchange for their soul? 38 If anyone is ashamed of me and my words in this adulterous and sinful generation, the Son of Man(AJ) will be ashamed of them(AK) when he comes(AL) in his Father’s glory with the holy angels.”

Footnotes

  1. Mark 8:26 Some manuscripts go and tell anyone in
  2. Mark 8:35 The Greek word means either life or soul; also in verses 36 and 37.