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Lo que contamina al hombre(A)

Los fariseos y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén, se acercaron a Jesús y vieron que algunos de sus discípulos comían pan con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado. (Los fariseos, y todos los judíos, viven aferrados a la tradición de los ancianos, de modo que, si no se lavan las manos muchas veces, no comen. Cuando vuelven del mercado, no comen si antes no se lavan. Y conservan también muchas otras tradiciones, como el lavar los vasos en que beben, los jarros, los utensilios de metal, y las camas.) Entonces los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos impuras?» Jesús les respondió: «¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando escribió:

»“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
No tiene sentido que me honren,
si sus enseñanzas son mandamientos humanos.”(B)

Porque ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, y se aferran a la tradición de los hombres.» [Es decir, al lavamiento de jarros y de vasos para beber, y a muchas otras cosas semejantes.][a]

También les dijo: «¡Qué bien invalidan ustedes el mandamiento de Dios, para mantener su propia tradición! 10 Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”,(C) y también: “El que maldiga al padre o a la madre, morirá irremisiblemente.”(D) 11 Pero ustedes dicen: “Basta que alguien diga al padre o a la madre: ‘Todo aquello con que podría ayudarte es Corbán’ (es decir, mi ofrenda a Dios)”, 12 y con eso ustedes ya no permiten que nadie ayude más a su padre o a su madre. 13 Es así como ustedes invalidan la palabra de Dios con la tradición que se han transmitido, además de que hacen muchas otras cosas parecidas.»

14 Jesús volvió a llamar a toda la gente, y les dijo: «Escúchenme todos, y entiendan: 15 Nada que venga de afuera puede contaminar a nadie. Lo que contamina a la persona es lo que sale de ella.» 16 [Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.][b] 17 Cuando entró en la casa, luego de alejarse de la multitud, sus discípulos le preguntaron acerca de la parábola. 18 Jesús les dijo: «¿Tampoco ustedes pueden entender esto? ¿Acaso no entienden que nada que venga de afuera y entre en alguien puede contaminarlo? 19 Porque eso no entra en su corazón, sino en su vientre, y al final va a parar en la letrina.» Con esto Jesús estaba diciendo que todos los alimentos son limpios, 20 aunque también decía que lo que contamina es lo que sale de la persona. 21 Porque de adentro del corazón humano salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, 22 los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, la soberbia y la insensatez. 23 Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.

La fe de la mujer sirofenicia(E)

24 De allí Jesús se fue a la región de Tiro y de Sidón. Llegó a una casa y trató de que nadie lo supiera, pero no pudo esconderse 25 porque, tan pronto como una mujer, cuya hija tenía un espíritu impuro, supo que él había llegado, fue a su encuentro y se arrojó a sus pies. 26 Esa mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio; 27 pero Jesús le dijo: «Primero deja que los hijos queden satisfechos, porque no está bien quitarles a los hijos su pan y echárselo a los perritos.» 28 La mujer le respondió: «Es verdad, Señor. Pero hasta los perritos comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos.» 29 Entonces Jesús le dijo: «Por esto que has dicho, puedes irte tranquila; el demonio ya ha salido de tu hija.» 30 Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a su hija acostada en la cama, y el demonio ya había salido de ella.

Jesús sana a un sordo

31 Jesús volvió a salir de la región de Tiro, y fue por Sidón al lago de Galilea, pasando por la región de Decápolis. 32 Le llevaron allí a un sordo y tartamudo, y le rogaban que pusiera la mano sobre él. 33 Jesús lo apartó de la gente, le metió los dedos en las orejas y, con su saliva, le tocó la lengua; 34 luego levantó los ojos al cielo, y lanzando un suspiro le dijo: «¡Efata!», es decir, «¡Ábrete!» 35 Al instante se le abrieron los oídos y se le destrabó la lengua, de modo que comenzó a hablar bien. 36 Jesús les mandó que no contaran esto a nadie, pero mientras más se lo prohibía, ellos más y más lo divulgaban. 37 La gente estaba muy asombrada, y decía: «Todo lo hace bien. Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen.»

Footnotes

  1. Marcos 7:8 El texto que aparece entre corchetes se halla sólo en mss. tardíos.
  2. Marcos 7:16 El texto que aparece entre corchetes se halla sólo en mss. tardíos.

Lo que contamina al hombre

(Mt. 15.1-20)

Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:

Este pueblo de labios me honra,

Mas su corazón está lejos de mí.

Pues en vano me honran,

Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.(A)

Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.

Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre;(B) y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.(C) 11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, 12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, 13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.

14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga. 17 Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. 18 Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. 20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

La fe de la mujer sirofenicia

(Mt. 15.21-28)

24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

Jesús sana a un sordomudo

31 Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis. 32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. 33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; 34 y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. 35 Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.

Lo que hace impuro al hombre(A)

Se acercaron los fariseos a Jesús, con unos maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén. Éstos, al ver que algunos discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin haber cumplido con la ceremonia de lavárselas, los criticaron. (Porque los fariseos y todos los judíos siguen la tradición de sus antepasados, de no comer sin antes lavarse las manos debidamente. Y cuando regresan del mercado, no comen sin antes cumplir con la ceremonia de lavarse. Y aun tienen otras muchas costumbres, como lavar los vasos, los jarros, las vasijas de metal y las camas.) Por eso, los fariseos y los maestros de la ley le preguntaron:

—¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?

Jesús les contestó:

—Bien habló el profeta Isaías acerca de lo hipócritas que son ustedes, cuando escribió:

“Este pueblo me honra con la boca,
pero su corazón está lejos de mí.
De nada sirve que me rinda culto:
sus enseñanzas son mandatos de hombres.”

Porque ustedes dejan el mandato de Dios para seguir las tradiciones de los hombres.

También les dijo:

—Para mantener sus propias tradiciones, ustedes pasan por alto el mandato de Dios. 10 Pues Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y “El que maldiga a su padre o a su madre, será condenado a muerte.” 11 Pero ustedes afirman que un hombre puede decirle a su padre o a su madre: “No puedo ayudarte, porque todo lo que tengo es corbán” (es decir: «ofrecido a Dios»); 12 y también afirman que quien dice esto ya no está obligado a ayudar a su padre o a su madre. 13 De esta manera ustedes anulan la palabra de Dios con esas tradiciones que se trasmiten unos a otros. Y hacen otras muchas cosas parecidas.

14 Luego Jesús llamó a la gente, y dijo:

—Escúchenme todos, y entiendan: 15 Nada de lo que entra de afuera puede hacer impuro al hombre. Lo que sale del corazón del hombre es lo que lo hace impuro.

17 Cuando Jesús dejó a la gente y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre esta enseñanza. 18 Él les dijo:

—¿Así que ustedes tampoco lo comprenden? ¿No entienden que nada de lo que entra de afuera puede hacer impuro al hombre, 19 porque no entra en el corazón, sino en el vientre, para después salir del cuerpo?

Con esto quiso decir que todos los alimentos son limpios. 20 Dijo también:

—Lo que sale del hombre, eso sí lo hace impuro. 21 Porque de adentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, 22 los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. 23 Todas estas cosas malas salen de adentro y hacen impuro al hombre.

La fe de una mujer no judía(B)

24 De allí se dirigió Jesús a la región de Tiro. Entró en una casa, sin querer que nadie lo supiera; pero no pudo esconderse. 25 Pronto supo de él la madre de una muchacha que tenía un espíritu impuro, la cual fue y se arrodilló a los pies de Jesús. 26 La mujer no era judía, sino originaria de Sirofenicia. Fue, pues, y rogó a Jesús que expulsara de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo:

—Deja que los hijos coman primero, porque no está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros.

28 Ella le respondió:

—Pero, Señor, hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos.

29 Jesús le dijo:

—Por haber hablado así, vete tranquila. El demonio ya ha salido de tu hija.

30 Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a la niña en la cama; el demonio ya había salido de ella.

Jesús sana a un sordo y tartamudo

31 Jesús volvió a salir de la región de Tiro y, pasando por Sidón, llegó al Lago de Galilea, en pleno territorio de Decápolis. 32 Allí le llevaron un sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él. 33 Jesús se lo llevó a un lado, aparte de la gente, le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua. 34 Luego, mirando al cielo, suspiró y dijo al hombre: «¡Efatá!» (es decir: «¡Ábrete!»)

35 Al momento, los oídos del sordo se abrieron, y se le desató la lengua y pudo hablar bien. 36 Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo contaban. 37 Llenos de admiración, decían: «Todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!»

Lo que realmente ensucia

1-4 Los judíos, y en especial los fariseos, siguen la costumbre de sus antepasados, de no comer sin antes lavarse las manos debidamente. Cuando llegan a sus casas después de haber ido al mercado, no comen nada de lo que compran allí sin antes lavarlo bien.[a]

Cierto día, se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén. Al ver que los discípulos de Jesús comían sin lavarse las manos,[b] comenzaron a criticarlos. Y le preguntaron a Jesús:

—¿Por qué tus discípulos no siguen las costumbres que desde hace mucho han practicado nuestros antepasados? ¿Por qué comen sin haberse lavado las manos?

Jesús les respondió:

—¡Ustedes son unos hipócritas! Dios tenía razón cuando dijo por medio del profeta Isaías:

“Este pueblo dice que me obedece,
pero en verdad nunca piensa en mí.
De nada sirve que ustedes me alaben,
pues inventan reglas
y luego las enseñan
diciendo que yo las ordené.”

»Ustedes desobedecen los mandamientos de Dios para poder seguir enseñanzas humanas. Han aprendido muy bien la manera de rechazar los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas. 10 Porque Moisés dijo: “Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre”. Y también dijo: “El que maldiga a su padre o a su madre tendrá que morir.” 11-12 Sin embargo, ustedes enseñan que un hijo no tiene la obligación de ayudar a sus padres si les dice: “No puedo ayudarlos, porque todo lo que tengo se lo he ofrecido a Dios.”[c] 13 De esa manera, desobedecen los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas. Y hacen muchas otras cosas parecidas a ésta.

14 Luego Jesús llamó a la gente y dijo: «Escúchenme todos, y entiendan bien: 15-16 La comida que entra por su boca no los hace impuros delante de Dios. Lo que los hace impuros son los insultos y malas palabras que salen de su boca.»

17 Cuando Jesús dejó a la gente y entró en la casa, los discípulos le preguntaron qué significaba esa enseñanza. 18 Él les respondió: «¿Tampoco ustedes entienden? Nada de lo que entra en la persona la hace impura delante de Dios. 19 Lo que se come no va a la mente sino al estómago, y después el cuerpo lo expulsa.»

Jesús dijo eso para que supieran que ningún alimento es impuro. 20 Y también dijo:

«Lo que hace impura delante de Dios a la gente, es lo que la gente dice y hace. 21-23 Porque si alguien dice cosas malas, es porque es malo y siempre está pensando en el mal, y en cómo hacer cosas indecentes, o robar, o matar a otros, o ser infiel en el matrimonio. Esa gente vive pensando solamente en cómo hacerse rica, o en hacer maldades, engañar, ser envidiosa, insultar y maldecir a otros, o en ser necia y orgullosa.»

Una mujer no judía confía en Dios

24 Después, Jesús salió de allí y fue hasta la región de la ciudad de Tiro. En ese lugar, se quedó unos días en una casa, y no quería que nadie supiera dónde estaba. Pero no pudo esconderse.

25-26 Una mujer supo que Jesús estaba en el lugar, y fue a buscarlo, pues su hija tenía un espíritu malo. Esta mujer no era judía; era de la región de Fenicia, que está en Siria. Cuando encontró a Jesús, se arrodilló delante de él y le rogó que librara del espíritu malo a su hija. 27 Pero Jesús le dijo:

—Deja que primero coman los hijos, pues no está bien quitarles la comida para echársela a los perros.[d]

28 Y ella le contestó:

—¡Señor, eso es cierto! Pero aun los perros comen las sobras que se les caen a los hijos debajo de la mesa.

29 Jesús le dijo:

—¡Mujer, es muy cierto lo que dices! Vete tranquila a tu casa, pues el demonio ya salió de tu hija.

30 La mujer regresó a su casa y, cuando llegó, encontró a su hija acostada en la cama. El demonio ya había salido de ella.

Jesús sana a un hombre sordo y tartamudo

31 Jesús volvió a salir de la región de Tiro. Pasó por la región de Sidón y llegó al Lago de Galilea, en el territorio de Decápolis.[e] 32 Allí le llevaron a Jesús un hombre sordo y tartamudo, y le rogaron que pusiera las manos sobre él para sanarlo. 33 Jesús tomó al hombre y lo llevó aparte, lejos de la gente. Luego puso sus dedos en los oídos del hombre y le puso saliva en la lengua. 34 Después miró al cielo, suspiró y dijo: «¡Efatá!», palabra que significa «¡Ábrete!» 35 En ese momento el hombre pudo oír y hablar normalmente.

36 Jesús le ordenó a la gente que no se lo contara a nadie; pero cuanto más lo ordenaba, más lo contaba la gente, 37 porque estaba muy admirada y decía: «Jesús todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!»

Footnotes

  1. Marcos 7:1 No comen nada... bien. Otra traducción posible: No comen si primero no se han lavado bien. Además, tienen muchas otras costumbres, como lavar bien los vasos, los jarros y las ollas, y limpiar bien las camas.
  2. Marcos 7:1 Lavarse las manos: Los judíos tenían reglas estrictas en cuanto a cómo y cuándo lavarse las manos, especialmente si habían estado en contacto con otras personas. Tocar a un enfermo, o a alguien que no fuera judío (o aun tocar algo suyo) era suficiente para que a un judío no se le permitiera adorar a Dios en el templo.
  3. Marcos 7:11 Ofrecido a Dios: La palabra hebrea es corbán y quiere decir ofrenda. De acuerdo a las enseñanzas y costumbres de los judíos, nada de lo ofrecido a Dios podía usarse para ayudar a alguien, ni siquiera a los padres del que daba la ofrenda.
  4. Marcos 7:27 Echársela a los perros: Algunas veces los judíos llamaban perros a la gente que no era judía.
  5. Marcos 7:31 Decápolis: Véase nota en 5.20.

God’s Law and Human Traditions(A)

Some Pharisees and some teachers of the law came from Jerusalem and gathered around Jesus. They saw that some of his followers ate food with hands that were not clean, meaning that they did not wash their hands in a special way. The Pharisees and all the other Jews never eat before washing their hands in this special way. They do this to follow the traditions they have from their great leaders who lived long ago. And when these Jews buy something in the market, they never eat it until they wash it in a special way. They also follow other rules from their people who lived before them. They follow rules like the washing of cups, pitchers, and pots.[a]

The Pharisees and teachers of the law said to Jesus, “Your followers don’t follow the traditions we have from our great leaders who lived long ago. They eat their food with hands that are not clean. Why do they do this?”

Jesus answered, “You are all hypocrites. Isaiah was right when he wrote these words from God about you:

‘These people honor me with their words,
    but I am not really important to them.
Their worship of me is worthless.
    The things they teach are only human rules.’ (B)

You have stopped following God’s commands, preferring instead the man-made rules you got from others.”

Then he said, “You show great skill in avoiding the commands of God so that you can follow your own teachings! 10 Moses said, ‘You must respect your father and mother.’[b] He also said, ‘Whoever says anything bad to their father or mother must be killed.’[c] 11 But you teach that people can say to their father or mother, ‘I have something I could use to help you, but I will not use it for you. I will give it to God.’ 12 You are telling people that they do not have to do anything for their father or mother. 13 So you are teaching that it is not important to do what God said. You think it is more important to follow those traditions you have, which you pass on to others. And you do many things like that.”

14 Jesus called the people to him again. He said, “Everyone should listen to me and understand what I am saying. 15 There is nothing people can put in their mouth that will make them wrong.[d] People are made wrong by what comes from inside them.” 16 [e]

17 Then Jesus left the people and went into the house. The followers asked Jesus about what he had told the people. 18 He said, “Do you still have trouble understanding? Surely you know that nothing that enters the mouth from the outside can make people unacceptable to God. 19 Food does not go into a person’s mind. It goes into the stomach. Then it goes out of the body.” (When Jesus said this, he meant there is no food that is wrong for people to eat.)

20 And Jesus said, “The things that make people wrong are the things that come from the inside. 21 All these bad things begin inside a person, in the mind: bad thoughts, sexual sins, stealing, murder, 22 adultery, greed, doing bad things to people, lying, doing things that are morally wrong, jealousy, insulting people, proud talking, and foolish living. 23 These evil things come from inside a person. And these are the things that make people unacceptable to God.”

Jesus Helps a Non-Jewish Woman(C)

24 Jesus went from there to the area around Tyre. He did not want the people in that area to know he was there, so he went into a house. But he could not stay hidden. 25 A woman heard that he was there. Her little daughter had an evil spirit inside her. So the woman came to Jesus and bowed down near his feet. 26 She was not a Jew. She was born in Phoenicia, an area in Syria. She begged Jesus to force the demon out of her daughter.

27 Jesus told the woman, “It is not right to take the children’s bread and give it to the dogs. First let the children eat all they want.”

28 She answered, “That is true, Lord. But the dogs under the table can eat the pieces of food that the children don’t eat.”

29 Then he told her, “That is a very good answer. You may go. The demon has left your daughter.”

30 The woman went home and found her daughter lying on the bed. The demon was gone.

Jesus Heals a Deaf Man

31 Then Jesus left the area around Tyre and went through Sidon. On his way to Lake Galilee he went through the area of the Ten Towns. 32 While he was there, some people brought a man to him who was deaf and could not talk clearly. The people begged Jesus to put his hand on the man to heal him.

33 Jesus led the man away from the people to be alone with him. He put his fingers in the man’s ears. Then he spit on a finger and put it on the man’s tongue. 34 Jesus looked up to the sky and with a loud sigh he said, “Ephphatha!” (This means “Open!”) 35 As soon as Jesus did this, the man was able to hear. He was able to use his tongue, and he began to speak clearly.

36 Jesus told the people not to tell anyone about this. But the more he told them not to say anything, the more people they told. 37 They were all completely amazed. They said, “Look at what he has done. It’s all good. He makes deaf people able to hear and gives a new voice to people who could not talk.”

Footnotes

  1. Mark 7:4 pots Some Greek copies add “and couches.”
  2. Mark 7:10 Quote from Ex. 20:12; Deut. 5:16.
  3. Mark 7:10 Quote from Ex. 21:17.
  4. Mark 7:15 wrong Literally, “unclean” or “not pure,” meaning unacceptable to God. Also in verse 20.
  5. Mark 7:16 Some Greek copies add verse 16: “You people who hear me, listen!”