¹¹ Además, haré mi morada^[a] en medio de vosotros^(A), y mi alma no os aborrecerá. ¹² Andaré entre vosotros y seré vuestro Dios^(B), y vosotros seréis mi pueblo.

²³ Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra^(A); y mi Padre lo amará^(B), y vendremos a él, y haremos con él morada^(C).

El Verbo se hace carne

¹⁴ Y el Verbo^(A) se hizo carne^(B), y habitó entre nosotros^(C), y vimos su gloria^(D), gloria como del unigénito^[a] del Padre, lleno de gracia^(E) y de verdad^(F).

¹⁶ ¿O qué acuerdo tiene el templo^[a] de Dios con los ídolos^(A)? Porque nosotros somos el templo^(B) del Dios vivo^(C), como Dios dijo:

²⁷ Mi morada estará también junto a ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo^(A).

²⁶ Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne^(A). ²⁷ Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis ordenanzas^(B). ²⁸ Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios^(C).

³ Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios^(A) está entre los hombres, y Él habitará entre ellos^(B) y ellos serán su pueblo^[a], y Dios mismo estará entre ellos^[b].

¹⁶ Que la palabra de Cristo^[a](A) habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros^(B) con salmos, himnos y canciones espirituales^(C), cantando^(D) a Dios con acción de gracias^[b] en vuestros corazones.