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Jesús, el buen pastor

10 Jesús dijo: «Es verdad que para entrar al redil de las ovejas hay que entrar por la puerta, porque el que salta por otro lado es un ladrón y un bandido. En cambio, el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre a este la puerta y las ovejas oyen su voz. Llama a las ovejas por su nombre y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, él va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. Pero a un desconocido no lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen su voz».

Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso, Jesús volvió a decirles: «Sí, yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes que yo eran unos ladrones y unos bandidos, por eso las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entra por esta puerta, se salvará. Podrá entrar y salir, y hallará pastos. 10 El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

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