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»Llegué a pensar que ya no me querías,
que no volvería a entrar en tu templo.

»Me había hundido por completo.
El mar me cubría todo,
y las algas se enredaban en mi cabeza.

»Creí que ya nunca saldría del fondo del mar.
Pero tú, Dios mío, me salvaste la vida.

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