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»Antes, cuando yo llamaba a Dios,
él siempre me respondía;
en cambio, ahora,
hasta mis amigos se burlan de mí;
no soy culpable de nada,
pero todos se burlan de mí.
¡Qué fácil es criticar al que sufre,
cuando no se tienen problemas!
Los ladrones creen
que ya dominaron a Dios,
y por eso viven tranquilos.

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