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Al día siguiente del asesinato de Guedalías y cuando aun nadie se había dado cuenta de ello, llegaron de Siquén, Siló y Samaria 80 hombres con la barba afeitada, la ropa rasgada y el cuerpo lleno de cortadas que ellos mismos se habían hecho. Traían ofrendas de cereal e incienso, para ofrecerlos al SEÑOR en el templo. Ismael hijo de Netanías salió de Mizpa a saludarlos, llorando por el camino. Al llegar a ellos, les dijo:

—Vengan a ver a Guedalías hijo de Ajicán.

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