17 El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la dinastía de tu padre días como no se conocieron desde que Efraín se separó de Judá, pues hará venir al rey de Asiria».

18 En aquel día el Señor llamará con un silbido a la mosca que está en los lejanos ríos de Egipto y a la abeja que está en la tierra de Asiria. 19 Todas ellas vendrán y anidarán en las quebradas profundas, en las grietas de las rocas, en todos los matorrales espinosos y sobre todos los abrevaderos. 20 En aquel día, con el rey de Asiria como navaja prestada del otro lado del río Éufrates, el Señor afeitará a Israel la cabeza, el vello de sus partes privadas[a] y la barba. 21 En aquel día, un hombre criará una ternera y dos cabras; 22 y darán tanta leche que tendrá leche cuajada para comer. Además, todos los que permanezcan en la tierra comerán cuajada con miel. 23 En aquel día, allí donde hubo mil viñedos que costaban mil piezas de plata cada uno, no quedarán más que espinos y cardos, 24 los cuales cubrirán toda la tierra. Solo se podrá entrar allí con arco y flecha. 25 Y por temor a estos espinos y a estos cardos, ya no irás a los cerros que antes se cultivaban con el azadón, pues se convertirán en lugares donde se suelta el ganado y corretean las ovejas.

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Footnotes

  1. 7:20 vello de sus partes privadas. Lit. vello de los pies.

Asiria, el instrumento del Señor

El Señor me dijo: «Toma una tablilla grande y con un estilete común escribe sobre ella: “Tocante a Maher Salal Jasbaz”.[a] Yo convocaré como testigos confiables al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Jeberequías».

Luego tuve relaciones con la profetisa y ella concibió y dio a luz un hijo. Entonces el Señor me dijo: «Ponle por nombre Maher Salal Jasbaz. Antes de que el niño aprenda a decir “papá” y “mamá”, la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria».

El Señor volvió a decirme:

«Por cuanto este pueblo ha rechazado
    las mansas corrientes de Siloé
y se regocija con Rezín
    y con el hijo de Remalías,
el Señor está a punto de traer contra ellos
    las impetuosas crecientes del río Éufrates:
    al rey de Asiria con toda su gloria.
Rebasará todos sus canales,
    desbordará todas sus orillas;
pasará hasta Judá, la inundará
    y crecerá hasta llegarle al cuello.
Sus alas extendidas, ¡oh Emanuel!,[b]
    cubrirán la anchura de tu tierra».

¡Alcen el grito de guerra, pueblos, pues serán derrotados!
    ¡Escuchen, tierras distantes!
¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas!
    ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas!
10 Tracen su estrategia, pero será desbaratada;
    propongan su plan, pero no se realizará,
    porque Dios está con nosotros.[c]

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Footnotes

  1. 8:1 En hebreo, Maher Salal Jasbaz significa Pronto al saqueo, presto al botín; también en v. 3.
  2. 8:8 En hebreo, Emanuel significa Dios con nosotros; véase también v. 10.
  3. 8:10 Dios está con nosotros. Lit. Emanuel; véase v. 8.

10 ¡Ay de los que emiten estatutos injustos
    y publican edictos opresivos!
Privan de sus derechos a los pobres
    y no les hacen justicia a los oprimidos de mi pueblo;
hacen de las viudas su presa
    y saquean a los huérfanos.
¿Qué van a hacer cuando deban rendir cuentas,
    cuando llegue desde lejos la tormenta?
¿A quién acudirán en busca de ayuda?
    ¿En dónde dejarán sus riquezas?
No les quedará más remedio que humillarse entre los cautivos
    o morir entre los masacrados.

A pesar de todo esto,
    la ira de Dios no se ha aplacado;
    su mano aún sigue extendida.

Juicio de Dios sobre Asiria

«¡Ay de Asiria, vara de mi ira!
    ¡El garrote de mi enojo está en su mano!
Lo envío contra una nación impía,
    lo mando contra un pueblo que me enfurece,
para saquearlo y despojarlo,
    para pisotearlo como al barro de las calles.
Pero esto Asiria no se lo propuso;
    ¡ni siquiera lo pensó!
Solo busca destruir
    y aniquilar a muchas naciones.
Pues dice: “¿Acaso no son reyes todos mis comandantes?
    ¿No es Calnó como Carquemis?
¿No es Jamat como Arfad
    y Samaria como Damasco?
10 Así como alcanzó mi mano a los reinos de los ídolos,
    reinos cuyas imágenes superaban a las de Jerusalén y de Samaria,
11 y así como hice con Samaria y sus dioses,
    también haré con Jerusalén y sus ídolos”».

12 Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos. 13 Porque afirma:

»“Esto lo hizo el poder de mi mano;
    lo hizo mi sabiduría porque soy inteligente.
He cambiado las fronteras de los pueblos,
    he saqueado sus tesoros;
    como un guerrero poderoso he derribado a sus reyes.
14 Como quien mete la mano en un nido,
    me he adueñado de la riqueza de los pueblos;
como quien recoge huevos abandonados,
    me he apoderado de toda la tierra;
y no hubo nadie que aleteara
    ni abriera el pico para piar”».

15 ¿Puede acaso gloriarse el hacha más que el que la maneja
    o jactarse la sierra contra quien la usa?
¡Como si pudiera el bastón manejar a quien lo tiene en la mano
    o la frágil vara pudiera levantar a quien pesa más que la madera!
16 Por eso enviará el Señor,
    el Señor de los Ejércitos,
una enfermedad devastadora
    sobre sus robustos guerreros.
En vez de honrarlos, les prenderá fuego,
    un fuego como de llama ardiente.
17 La Luz de Israel se convertirá en fuego;
    su Santo se volverá una llama.
En un solo día quemará sus espinos
    y consumirá sus zarzas.
18 Destruirá de extremo a extremo
    el esplendor de sus bosques y de sus huertos,
    como enfermo carcomido por la plaga.
19 Tan pocos árboles quedarán en su bosque
    que hasta un niño podrá contarlos.

El remanente de Israel

20 En aquel día ni el remanente de Israel
    ni los sobrevivientes del pueblo de Jacob
volverán a apoyarse
    en quien los hirió de muerte,
sino que su apoyo verdadero
    será el Señor, el Santo de Israel.
21 Y un remanente volverá;[a]
    un remanente de Jacob volverá al Dios Fuerte.
22 Israel, aunque tu pueblo sea como la arena del mar,
    solo un remanente volverá.
Se ha decretado destrucción,
    abrumadora justicia.
23 Porque el Señor, el Señor de los Ejércitos,
    ejecutará la destrucción decretada contra todo el país.

24 Por eso, así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos:

«Pueblo mío que vives en Sión,
    no tengas temor de Asiria,
aunque te golpee con el bastón
    y contra ti levante una vara, como lo hizo Egipto.
25 Dentro de muy poco tiempo
    mi indignación contra ti llegará a su fin y mi ira destruirá a tus enemigos».

26 Con un látigo los azotará el Señor de los Ejércitos,
    como cuando abatió a Madián en la roca de Oreb;
levantará sobre el mar su vara,
    como lo hizo en Egipto.
27 En aquel día
    esa carga se te quitará de los hombros
y, a causa de la gordura,
    se romperá el yugo que llevas en el cuello.

28 Llega el enemigo hasta Ayat,
    pasa por Migrón
    y deja en Micmás su equipaje.
29 Cruza el paso y dice:
    «Acamparemos en Gueba».
Ramá se pone a temblar,
    y huye Guibeá, ciudad de Saúl.
30 ¡Clama a gritos, hija de Galín!
    ¡Escucha, Lais!
    ¡Pobre Anatot!
31 Se ha puesto en fuga Madmena;
    los habitantes de Guebín buscan refugio.
32 Hoy mismo se detendrá en Nob;
    agitará su puño contra el monte
de la ciudad de Sión,
    el monte de Jerusalén.

33 ¡Miren! El Señor, el Señor de los Ejércitos,
    desgaja las ramas con fuerza increíble.
Los árboles más altos son talados;
    los más elevados son abatidos.
34 Derriba con un hacha la espesura del bosque
    y el esplendor del Líbano se viene abajo.

El retoño de Isaí

11 Del tronco de Isaí brotará un retoño;
    un renuevo nacerá de sus raíces.
El Espíritu del Señor reposará sobre él:
    Espíritu de sabiduría y de entendimiento,
    Espíritu de consejo y de poder,
    Espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Él se deleitará en el temor del Señor.

No juzgará según las apariencias
    ni decidirá por lo que oiga decir,
sino que juzgará con justicia a los necesitados,
    y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra.
Herirá la tierra con la vara de su boca;
    matará al malvado con el aliento de sus labios.
La justicia será el cinto de sus lomos
    y la fidelidad, el ceñidor de su cintura.

El lobo vivirá con el cordero,
    el leopardo se echará con el cabrito,
juntos andarán el ternero y el cachorro de león
    y un niño pequeño los guiará.
La vaca pastará con la osa,
    sus crías se echarán juntas
    y el león comerá paja como el buey.
Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra
    y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora.
No harán ningún daño ni estrago
    en todo mi monte santo,
porque se llenará la tierra con el conocimiento del Señor
    así como las aguas cubren los mares.

10 En aquel día se alzará la raíz de Isaí como bandera de los pueblos; hacia él correrán las naciones, y glorioso será el lugar donde repose. 11 En aquel día el Señor volverá a extender su mano para recuperar al remanente de su pueblo, a los que hayan quedado en Asiria, en Egipto, Patros y Cus; en Elam, Sinar,[b] Jamat y en las islas del Mediterráneo.

12 Izará una bandera para las naciones,
    reunirá a los desterrados de Israel
y de los cuatro puntos cardinales
    juntará al pueblo esparcido de Judá.
13 Desaparecerán los celos de Efraín;
    los opresores de Judá serán aniquilados.
Efraín no tendrá más celos de Judá
    ni oprimirá Judá a Efraín.
14 Juntos se lanzarán hacia el oeste contra las laderas de los filisteos;
    juntos saquearán a los pueblos del este,
dejarán sentir su poder sobre Edom y Moab
    y se les someterán los amonitas.
15 Secará[c] el Señor el golfo del mar de Egipto;
    pasará su mano sobre el río Éufrates
    y lanzará un viento ardiente;
lo dividirá en siete arroyos
    para que lo puedan cruzar en sandalias.
16 Para el remanente de su pueblo,
    para los que hayan quedado en Asiria,
habrá un camino, como lo hubo para Israel
    cuando salió de Egipto.

Footnotes

  1. 10:21 un remanente volverá. Véase nota en 7:3.
  2. 11:11 Sinar. Es decir, Babilonia.
  3. 11:15 Secará (LXX); Destruirá (TM).

Profecía contra Asiria

24 El Señor de los Ejércitos ha jurado:

«Tal como lo he planeado, se cumplirá;
    tal como lo he decidido, se realizará.
25 Destrozaré a Asiria en mi tierra;
    la pisotearé sobre mis montes.
Mi pueblo dejará de llevar su yugo;
    ya no pesará esa carga sobre sus hombros.

26 »Esto es lo que he determinado para toda la tierra;
    esta es la mano que he extendido sobre todas las naciones».
27 Si lo ha determinado el Señor de los Ejércitos,
    ¿quién podrá impedirlo?
Si él ha extendido su mano,
    ¿quién podrá detenerla?

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23 En aquel día habrá un camino desde Egipto hasta Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y unos y otros adorarán juntos. 24 En aquel día Israel será, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25 El Señor de los Ejércitos los bendecirá, diciendo: «Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, mi heredad».

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Profecía contra Egipto y Cus

20 El año en que un alto oficial enviado por Sargón, rey de Asiria, fue a Asdod, atacó esa ciudad y la conquistó. En aquel tiempo el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amoz. Le dijo: «Anda, quítate la ropa de luto y las sandalias». Así lo hizo Isaías; anduvo desnudo y descalzo.

Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus; así también, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos a los egipcios y a los desterrados de Cus, los llevará desnudos de la cintura hacia abajo, tanto a jóvenes como a viejos para vergüenza de Egipto. Y los que confían en Cus y se enorgullecen de Egipto quedarán desanimados y avergonzados. En aquel día los habitantes de esta costa dirán: “Fíjense, ahí tienen a los que eran nuestra esperanza, ¡aquellos a quienes acudíamos en busca de ayuda, para que nos libraran del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo podremos escapar?”».

13 ¡Mira la tierra de los babilonios![a]
    ¡Ese pueblo ya no existe!
Asiria la ha convertido
    en refugio de las fieras del desierto;
levantaron torres de asedio,
    demolieron sus fortalezas
    y las convirtieron en ruinas.

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Footnotes

  1. 23:13 Lit. caldeos.

13 En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al Señor sobre el monte santo en Jerusalén.

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30 El Señor hará oír su majestuosa voz;
    su brazo descenderá con rugiente ira
y llama de fuego consumidor;
    con aguacero, tormenta y granizo.
31 La voz del Señor quebrantará a Asiria;
    la golpeará con su bastón.
32 Cada golpe que el Señor descargue sobre ella
    con su vara de castigo
será al son de panderos y de arpas;
    agitando su brazo, peleará contra ellos.
33 Porque Tofet[a] está preparada desde hace tiempo;
    está dispuesta incluso para el rey.
Se ha hecho una pira de fuego profunda y ancha,
    con abundancia de fuego y leña;
el soplo del Señor la encenderá
    como un torrente de azufre ardiente.

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Footnotes

  1. 30:33 Tofet. Lugar de incineración, cercano a Jerusalén.

Senaquerib amenaza a Jerusalén(A)

36 En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó y tomó todas las ciudades fortificadas de Judá. Desde Laquis el rey de Asiria envió a su comandante en jefe,[a] al frente de un gran ejército, para hablar con el rey Ezequías en Jerusalén. Cuando el comandante se detuvo en el acueducto del estanque superior, en el camino que lleva al Campo del Lavandero, salió a recibirlo Eliaquín, hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa, hijo de Asaf.

El comandante en jefe les dijo:

—Díganle a Ezequías que así dice el gran rey, el rey de Asiria:

»“¿En qué se basa tu confianza? Tú dices[b] que tienes estrategia y fuerza militar, pero estas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías que te rebelas contra mí? Mira, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían. Y si tú me dices: ‘Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios’, ¿no se trata acaso, Ezequías, del Dios cuyos altares y santuarios tú mismo quitaste, diciéndoles a Judá y a Jerusalén: ‘Deben adorar solamente ante este altar’?”.

»Ahora bien, Ezequías, haz este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te doy dos mil caballos si tú consigues otros tantos jinetes para montarlos. ¿Cómo podrás resistir el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes? 10 ¿Acaso he venido a atacar y a destruir esta tierra sin el apoyo del Señor? ¡Si fue él mismo quien me ordenó: “Marcha contra este país y destrúyelo”!».

11 Eliaquín, Sebna y Joa dijeron al comandante en jefe:

—Por favor, hábleles usted a sus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hable en hebreo, pues el pueblo que está sobre el muro nos escucha.

12 Pero el comandante en jefe respondió:

—¿Acaso mi señor me envió a decirles estas cosas solo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como ustedes tendrán que comerse su excremento y beberse su orina!

13 Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz en cuello gritó en hebreo:

—¡Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria! 14 Así dice el rey: “No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede librarlos! 15 No dejen que Ezequías los persuada a confiar en el Señor, diciendo: ‘Sin duda el Señor nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’ ”.

16 »No hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Hagan las paces conmigo y ríndanse. De esta manera cada uno podrá comer de su vid y de su higuera y beber agua de su propio pozo, 17 hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos”.

18 »No se dejen seducir por Ezequías cuando dice: “El Señor nos librará”. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria? 19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos? 20 ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el Señor librar de mis manos a Jerusalén?».

21 Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No respondan».

22 Entonces Eliaquín, hijo de Jilquías, administrador del palacio, el cronista Sebna y el secretario Joa, hijo de Asaf, con las vestiduras rasgadas en señal de duelo, fueron a ver a Ezequías y le contaron lo que había dicho el comandante en jefe.

Isaías profetiza la liberación de Jerusalén(B)

37 Cuando el rey Ezequías escuchó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y fue al Templo del Señor. Además, envió a Eliaquín, administrador del palacio, al cronista Sebna y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, para hablar con el profeta Isaías, hijo de Amoz. Y estos dijeron a Isaías: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para darlos a luz. Tal vez el Señor tu Dios oiga las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el Señor tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”».

Cuando los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, este les dijo: «Díganle a su señor que así dice el Señor: “No temas por las blasfemias que has oído y que han pronunciado contra mí los subalternos del rey de Asiria. ¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, de manera que cuando oiga cierto rumor regrese a su propio país. Allí haré que lo maten a filo de espada”».

Cuando el comandante en jefe se enteró de que el rey de Asiria había salido de Laquis, se retiró y encontró al rey luchando contra Libná.

Luego Senaquerib recibió el informe de que Tiracá, rey de Cus, había salido para luchar contra él. Al enterarse de esto, envió mensajeros a Ezequías 10 para que le dijeran: «Tú, Ezequías, rey de Judá: No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe cuando dice: “No caerá Jerusalén en manos del rey de Asiria”. 11 Sin duda te habrás enterado de lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y acaso vas tú a librarte? 12 ¿Libraron sus dioses a las naciones que mis antepasados han destruido: Gozán, Jarán, Résef y la gente de Edén que vivía en Telasar? 13 ¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvayin, de Hená o Ivá?».

Oración de Ezequías(C)

14 Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó. Luego subió al Templo del Señor, la desplegó delante del Señor, 15 y oró así: 16 «Señor de los Ejércitos, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: solo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra. 17 Presta atención, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira; escucha todas las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente.

18 »Es verdad, Señor, que los reyes asirios han asolado todas estas naciones y sus tierras. 19 Han arrojado al fuego sus dioses y los han destruido, porque no eran dioses, sino solo madera y piedra, obra de manos humanas. 20 Ahora, pues, Señor y Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que solo tú, Señor, eres Dios».[c]

Muerte de Senaquerib(D)

21 Entonces Isaías, hijo de Amoz, envió este mensaje a Ezequías:

«Así dice el Señor, Dios de Israel: Por cuanto me has rogado respecto a Senaquerib, rey de Asiria, 22 esta es la palabra que yo, el Señor, he pronunciado contra él:

»La virginal hija de Sión
    te desprecia y se burla de ti.
La hija de Jerusalén
    menea la cabeza al verte huir.
23 ¿A quién has insultado?
    ¿Contra quién has blasfemado?
¿Contra quién has alzado la voz
    y levantado los ojos con orgullo?
    ¡Contra el Santo de Israel!
24 Has enviado a tus siervos
    a insultar al Señor, diciendo:
“Con mis numerosos carros de combate
    escalé las cumbres de las montañas,
    las laderas del Líbano.
Talé sus cedros más altos,
    sus cipreses más selectos.
Alcancé sus cumbres más lejanas
    y sus bosques más frondosos.
25 Cavé pozos en tierras extranjeras[d]
    y en esas aguas apagué mi sed.
Con las plantas de mis pies
    sequé todos los ríos de Egipto”.

26 »¿No te has dado cuenta?
    Hace mucho tiempo que lo he preparado.
Desde tiempo atrás lo vengo planeando
    y ahora lo he llevado a cabo;
por eso tú has dejado en ruinas
    a las ciudades fortificadas.
27 Sus habitantes, impotentes,
    están desalentados y avergonzados.
Son como plantas en el campo,
    como tiernos pastos verdes,
como hierba que brota sobre el techo
    y que se quema[e] antes de crecer.

28 »Yo sé bien cuándo te sientas,
    cuándo sales, cuándo entras
    y cuánto ruges contra mí.
29 Porque has rugido contra mí
    y tu insolencia ha llegado a mis oídos,
te pondré una argolla en la nariz
    y un freno en la boca.
Además, por el mismo camino por donde viniste
    te haré regresar.

30 »Esta será la señal para ti, Ezequías:

»Este año comerán lo que crezca por sí solo,
    y el segundo año lo que de allí brote.
Pero al tercer año sembrarán y cosecharán,
    plantarán viñas y comerán su fruto.
31 Una vez más los sobrevivientes de la tribu de Judá
    echarán raíces abajo y, arriba, darán fruto.
32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente,
    del monte Sión un grupo de sobrevivientes.
Esto lo hará mi celo,
    celo del Señor de los Ejércitos.

33 »Yo, el Señor, declaro esto acerca del rey de Asiria:

»“No entrará en esta ciudad
    ni lanzará contra ella una sola flecha.
No se enfrentará a ella con escudos,
    ni construirá contra ella una rampa de asalto.
34 Volverá por el mismo camino que vino;
    ¡en esta ciudad no entrará!”.
    Yo, el Señor, lo afirmo.
35 Por mi honor y por consideración a David mi siervo,
    defenderé esta ciudad y la salvaré».

36 Entonces el ángel del Señor salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, allí estaban tendidos todos los cadáveres. 37 Así que Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y se retiró. Volvió a Nínive y permaneció allí.

38 Pero un día, mientras adoraba en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer lo mataron a espada y escaparon a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón lo sucedió en el trono.

Enfermedad de Ezequías(E)

38 Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías, hijo de Amoz, fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás”».

Ezequías volvió el rostro hacia la pared y rogó al Señor: «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad e integridad y he hecho lo que te agrada». Y Ezequías lloró amargamente.

Entonces la palabra del Señor vino a Isaías: «Ve y dile a Ezequías: “Así dice el Señor, Dios de su antepasado David: He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a darte quince años más de vida. Y a ti y a esta ciudad los libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad.

Footnotes

  1. 36:2 comandante en jefe. Alt. copero mayor.
  2. 36:5 Tú dices (mss. hebreos y Qumrán; véase 2R 18:20); Yo digo (TM).
  3. 37:20 solo tú, Señor, eres Dios (Qumrán y LXX; véase también 2R 19:19); solo tú eres el Señor (TM).
  4. 37:25 en tierras extranjeras (Qumrán; véase también 2R 19:24); TM no incluye esta frase.
  5. 37:27 y que se quema (mss. hebreos; véanse Qumrán y 2R 19:26); y como un campo (TM).

18 Y ahora, ¿qué sacas con ir a Egipto
    a beber agua del Nilo?[a]
¿Qué sacas con ir a Asiria
    a beber agua del Éufrates?

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Footnotes

  1. 2:18 Hebreo: Sijor, un brazo del río Nilo.

36 ¿Por qué cambias con tanta ligereza tu parecer?[a]
    Pues también Egipto te defraudará,
    como te defraudó Asiria.

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Footnotes

  1. 2:36 tu parecer. Alt. tus aliados.

17 »Israel es como un rebaño descarriado,
    acosado por los leones.
Primero lo devoró el rey de Asiria
    y luego Nabucodonosor, rey de Babilonia,
    le quebró todos los huesos».

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18 Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel:

«Castigaré al rey de Babilonia y a su tierra
    como castigué al rey de Asiria.

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Entramos en tratos[a] con Egipto y con Asiria
    para conseguir alimentos.

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Footnotes

  1. 5:6 Entramos en tratos. Lit. Dimos la mano.

Como una prostituta, se entregó a lo mejor de los asirios; se contaminó con todos los ídolos por los que sintió pasión.

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El cedro del Líbano

31 El día primero del mes tercero del año undécimo, el Señor me dirigió la palabra: «Hijo de hombre, dile al faraón, rey de Egipto, y a toda su gente:

»“¿Quién se puede comparar con tu grandeza?
Fíjate en Asiria,
    que alguna vez fue cedro del Líbano,
con bello y frondoso ramaje;
    su copa sobresalía del espeso follaje.
Las aguas lo hicieron crecer;
    las corrientes profundas lo nutrieron.
Sus ríos corrían
    en torno a sus raíces;
sus acequias regaban
    todos los árboles del campo.
Así el cedro creció
    más alto que todos los árboles del campo.
Gracias a las abundantes aguas,
    se extendió su frondoso ramaje.
Todas las aves del cielo
    anidaban en sus ramas.
Todas las bestias del campo
    tenían sus crías bajo su follaje.
Todas las naciones
    vivían bajo su sombra.
Era un árbol imponente y majestuoso,
    de ramas extendidas;
sus raíces se hundían
    hasta las aguas caudalosas.
Ningún cedro en el jardín de Dios
    se le podía comparar;
ningún ciprés ostentaba un follaje parecido
    ni tenían su ramaje los castaños.
Ningún árbol del jardín de Dios
    se le comparaba en hermosura.
Yo lo hice bello
    y con un ramaje majestuoso.
En el Edén, jardín de Dios,
    era la envidia de todos los árboles.

10 »”Por eso, así dice el Señor y Dios: Por cuanto el árbol creció tan alto y ufano de su altura, y se elevaba sobre el espeso follaje, 11 yo lo he desechado; lo entregué en manos de un líder de naciones, para que lo trate según su maldad. 12 Los extranjeros más crueles lo han talado y abandonado. Sus ramas han caído en los montes y en los valles; yacen rotas por todos los canales de los ríos del país. Huyeron y lo abandonaron todas las naciones que buscaban protección bajo su sombra. 13 Ahora las aves del cielo se posan sobre su tronco caído y las bestias del campo se meten entre sus ramas. 14 Y esto es para que ningún árbol que esté junto a las aguas vuelva a crecer tanto; para que ningún árbol, por bien regado que esté, vuelva a elevar su copa hasta las nubes. Todos están destinados a la muerte, a bajar a las regiones profundas de la tierra y quedarse entre los mortales que descienden a la fosa.

15 »”Así dice el Señor y Dios: El día en que el cedro bajó a los dominios de la muerte,[a] cubrí de luto las profundidades de las aguas. Detuve sus corrientes y contuve sus ríos; por él vestí de luto al Líbano y todos los árboles del campo se marchitaron. 16 Cuando lo hice descender a los dominios de la muerte, junto con los que bajan a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas. 17 Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron a los dominios de la muerte, junto con los que habían muerto a filo de espada.

18 »”¿A cuál de los árboles del Edén se puede comparar contigo en esplendor y majestad? No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los incircuncisos, junto con los que murieron a filo de espada.

»”¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos!, afirma el Señor y Dios”».

Footnotes

  1. 31:15 a los dominios de la muerte. Lit. al Seol.

18 «Hijo de hombre, entona un lamento sobre las multitudes de Egipto y, junto con las ciudades de las naciones más poderosas, hazlas descender con los que bajan a la fosa, a las regiones más profundas. 19 Pregúntales: “¿Se creen acaso más privilegiados que otros? ¡Pues bajen y tiéndanse entre los paganos!”.[a] 20 Y caerán entre los que murieron a filo de espada. Ya tienen la espada en la mano: ¡que se arrastre a Egipto y a sus multitudes! 21 Allí en los dominios de la muerte,[b] los guerreros más fuertes y valientes hablarán de Egipto y de sus aliados. Y dirán: “¡Ya han descendido! ¡Yacen tendidos entre los paganos que murieron a filo de espada!”.

22 »Allí está Asiria, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. 23 Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes yacen muertos, víctimas de la espada. Ahora están sepultados en lo más profundo de la fosa, tendidos alrededor de su tumba.

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Footnotes

  1. 32:19 paganos. Lit. incircuncisos.
  2. 32:21 los dominios de la muerte. Lit. el Seol.

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