Pecado, confesión y redención

59 La mano del Señor no es corta para salvar
    ni es sordo su oído para oír.

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Confesión de la maldad de Israel

59 He aquí, no se ha acortado la mano del Señor para salvar(A);
ni se ha endurecido su oído para oír(B).

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Confesión del pecado de Israel

59 Bien pueden ver que la mano del Señor no está impedida para salvar, ni sus oídos se han agravado para no oír.

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