Add parallel Print Page Options

Unas tres horas más tarde, entró su esposa, sin saber lo que había ocurrido.

―Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendisteis el terreno por tal precio?

―Sí —dijo ella—, por tal precio.

―¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti.

Read full chapter