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23 «Encontramos la cárcel cerrada, con todas las medidas de seguridad, y a los guardias firmes a las puertas; pero, cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro».

24 Al oírlo, el capitán de la guardia del templo y los jefes de los sacerdotes se quedaron perplejos, preguntándose en qué terminaría todo aquello. 25 En esto, se presentó alguien que les informó: «¡Mirad! Los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo y siguen enseñando al pueblo».

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