⁹ y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

¹⁸ para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

⁸ Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

²² Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;

¹⁰ Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente,^(A) y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.

² Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. ³ Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

¹³ aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, ¹⁴ quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad^(A) y purificar para sí un pueblo propio,^(B) celoso de buenas obras.

⁸ Bienaventurados los de limpio corazón,^(A) porque ellos verán a Dios.

²² Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.