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Advertencia al que peca deliberadamente

26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.(A) 28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.(B) 29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto(C) en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.(D) Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.(E) 31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

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26 Si después de haber conocido la verdad seguimos pecando, ya no queda ningún sacrificio por los pecados. 27 Lo único que nos queda es esperar con terror el juicio, el fuego ardiente con el que Dios destruirá a sus enemigos. 28 Por eso, cualquiera que desobedecía la ley de Moisés, y si así lo declaraban dos o tres testigos, moría sin remedio. 29 ¿No piensan ustedes que merece un mayor castigo el que haya pisoteado al Hijo de Dios?, ¿el que haya despreciado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que haya insultado así al Espíritu de gracia? 30 Sabemos que el Señor dijo: «Yo soy el que se vengará; yo pagaré». Y también dijo: «El Señor juzgará a su pueblo». 31 ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios viviente!

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Advertencia contra la apostasía

26 Porque si después de haber conocido la verdad continuamos pecando intencionadamente, ¿qué otro sacrificio podrá perdonar los pecados? 27 Sólo queda la temible espera del juicio y del fuego ardiente que está presto a devorar a los rebeldes.

28 Si uno quebranta la ley de Moisés y dos o tres testigos lo confirman, es condenado a muerte sin compasión. 29 Pues ¡qué decir de quien haya pisoteado al Hijo de Dios, haya profanado la sangre de la alianza con que fue consagrado y haya ultrajado al Espíritu que es fuente de gracia! ¿No merece un castigo mucho más severo? 30 Conocemos, en efecto, a quien ha dicho: A mí me corresponde tomar venganza; yo daré a cada uno según su merecido. Y también: El Señor es quien juzgará a su pueblo. 31 ¡Tiene que ser terrible caer en las manos del Dios viviente!

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Advertencia a los que continúan pecando

26 Porque si continuamos pecando deliberadamente(A) después de haber recibido el conocimiento de la verdad(B), ya no queda sacrificio alguno por los pecados, 27 sino cierta horrenda expectación de juicio(C), y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios(D). 28 Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos(E). 29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá(F) el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios(G), y ha tenido por inmunda la sangre del pacto(H) por la cual fue santificado(I), y ha ultrajado al Espíritu de gracia(J)? 30 Pues conocemos al que dijo: Mia es la venganza, yo pagare(K). Y otra vez: El Señor juzgara a su pueblo(L). 31 ¡Horrenda cosa(M) es caer en las manos del Dios vivo(N)!

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26 Si seguimos pecando después de haber conocido la verdadera enseñanza de Dios, ningún sacrificio podrá hacer que Dios nos perdone. 27 No nos quedaría más remedio que esperar, con un miedo terrible, el juicio final, que es cuando los enemigos de Dios serán destruidos con fuego ardiente.

28 Si en un juicio dos testigos afirman que alguien ha desobedecido la ley de Moisés, los jueces no le tienen compasión a esa persona y ordenan su muerte. 29 ¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que desprecian al Hijo de Dios, y los que dicen que su muerte no sirve para nada! Los que hacen eso insultan al Espíritu de Dios, que los ama, y menosprecian la muerte de Cristo, es decir, el nuevo pacto por medio del cual Dios les perdona sus pecados. 30 Además, como todos sabemos, Dios dijo que él se vengará de sus enemigos, y que los castigará por todo lo malo que han hecho. También dijo que juzgará a su pueblo. 31 ¡Que terrible debe ser que el Dios de la vida tenga que castigarnos!

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