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Los querubines con sus alas extendidas cubrían el cofre y las varas que se usaban para transportarlo. Esas varas eran tan largas que sus extremos se podían ver desde el Lugar Santísimo, aunque no desde afuera. El cofre estaba todavía allí en el momento de escribirse esto. 10 En el cofre sólo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había puesto en ella, cuando estaban en el monte Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas, después de que salieron de Egipto.

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