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De entre sus hermanos de Judá, los israelitas tomaron prisioneros a 200 000 personas, incluyendo mujeres, niños y niñas. Además se llevaron un enorme botín.

Un profeta del SEÑOR llamado Oded que estaba allí, salió al encuentro del ejército cuando regresaba a Samaria y les dijo:

—El SEÑOR, Dios de sus antepasados, se enojó contra Judá y se los entregó en sus manos, pero ustedes los han matado con tal ferocidad que llegó hasta el cielo. 10 Y ahora ustedes están pensando hacer esclavos a los habitantes de Judá y Jerusalén. Pero, ¿acaso ustedes no son también culpables de haber pecado contra el SEÑOR su Dios?

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