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25 ¶ Y murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David, y se fue al desierto de Parán.

¶ Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en el Carmelo, el cual era muy grande, que tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció hallarse esquilando sus ovejas en el Carmelo.

El nombre de aquel varón era Nabal, y el nombre de su mujer, Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia; mas el hombre era duro y de malos hechos; y era del linaje de Caleb.

Y oyó David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas.

Entonces envió David diez jóvenes, y les dijo: Subid al Carmelo, e id a Nabal, y saludadle en mi nombre.

Y decidle así: Que vivas y sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes.

Hace poco supe que tienes esquiladores. Ahora, a los pastores tuyos que han estado con nosotros, nunca les hicimos fuerza, ni les faltó algo en todo el tiempo que han estado en el Carmelo.

Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos criados gracia en tus ojos, pues que venimos en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus esclavos, y a tu hijo David.

Y cuando llegaron los criados de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron.

10 Y Nabal respondió a los criados de David, y dijo: ¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Jessé? Muchos esclavos hay hoy que huyen de sus señores.

11 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y mi degollado que he preparado para mis esquiladores, y la daré a hombres que no sé de dónde son?

12 ¶ Y yéndose los criados de David, se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras.

13 Entonces David dijo a sus criados: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada; también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.

14 Y uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto para bendecir a nuestro amo, y él los ha zaherido.

15 Mas aquellos hombres nos han sido muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza, ni ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos conversado con ellos, mientras hemos estado en el campo.

16 Nos han sido por muro de día y de noche, todos los días que hemos apacentando las ovejas con ellos.

17 Ahora, pues, entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan hijo de Belial, que no hay quien pueda hablarle.

18 ¶ Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de harina tostada, y cien hilos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó en asnos;

19 y dijo a sus criados: Id delante de mí, que yo os seguiré luego. Y nada declaró a su marido Nabal.

20 Y sentándose sobre un asno, descendió por una parte secreta del monte, y he aquí David y los suyos que venían frente a ella, y ella los encontró.

21 Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha devuelto mal por bien.

22 Así haga Dios, y así añada a los enemigos de David, que de aquí a mañana no he de dejar de todo lo que fuere suyo ni aun meante a la pared.

23 Y cuando Abigail vio a David, se bajó prestamente del asno, y postrándose delante de David sobre su rostro, se inclinó a tierra;

24 y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea la iniquidad; mas te ruego que permitas a tu esclava que hable en tus oídos, y oye las palabras de tu esclava.

25 No ponga ahora mi señor su corazón a aquel hijo de Belial, a Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal (loco), y la locura está con él; mas yo tu esclava no vi los criados de mi señor, los cuales tú enviaste.

26 Ahora pues, señor mío, vive el SEÑOR y vive tu alma, que el SEÑOR te ha vedado que vinieras a derramar sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor.

27 Y ahora esta bendición que tu esclava ha traído a mi señor, que sea dado a los criados que siguen a mi señor.

28 Y yo te ruego que perdones a tu esclava esta maldad; porque el SEÑOR de cierto hará casa firme a mi señor, por cuanto mi señor hace las guerras del SEÑOR, y mal no se ha hallado en ti en tus días.

29 Bien que alguien se haya levantado a perseguirte y a buscar tu alma, con todo, el alma de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el SEÑOR Dios tuyo, y él arrojará el alma de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda.

30 Y acontecerá que cuando el SEÑOR hiciere con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te mandare que seas capitán sobre Israel,

31 entonces, señor mío, no te será esto en tropiezo y turbación de corazón, el que hayas derramado sangre sin causa, y que mi señor se haya vengado por sí mismo. Guárdese pues mi señor, y cuando el SEÑOR hiciere bien a mi señor, acuérdate de tu esclava.

32 ¶ Entonces dijo David a Abigail: Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontraras;

33 y bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has estorbado hoy el ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano;

34 porque, vive el SEÑOR Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venirme al encuentro, de aquí a mañana no le quedara a Nabal meante a la pared.

35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y he recibido tu faz.

36 ¶ Y Abigail se vino a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba ya alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente.

37 Pero a la mañana, cuando ya el vino había salido de Nabal, su mujer le declaró estas cosas; y se le amorteció el corazón, y se quedó como una piedra.

38 Y pasados diez días el SEÑOR hirió a Nabal, y murió.

39 Y luego que David oyó que Nabal había muerto, dijo: Bendito sea el SEÑOR que juzgó la causa de mi afrenta recibida de la mano de Nabal, y detuvo del mal a su esclavo; y el SEÑOR ha tornado la malicia de Nabal sobre su propia cabeza. Después envió David a hablar a Abigail, para tomarla por su mujer.

40 Y los criados de David vinieron a Abigail en el Carmelo, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer.

41 Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu esclava, para que sea esclava que lave los pies de los esclavos de mi señor.

42 Y levantándose luego Abigail con cinco doncellas que la seguían, se montó en un asno, y siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer.

43 También tomó David a Ahinoam de Jezreel, y ambas fueron sus mujeres.

44 Porque Saúl había dado su hija Mical, la mujer de David, a Palti hijo de Lais, que era de Galim.

David y Abigail

25 Murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá.

Y se levantó David y se fue al desierto de Parán. Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en Carmel, el cual era muy rico, y tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció que estaba esquilando sus ovejas en Carmel. Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb. Y oyó David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas. Entonces envió David diez jóvenes y les dijo: Subid a Carmel e id a Nabal, y saludadle en mi nombre, y decidle así: Sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. He sabido que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros; no les tratamos mal, ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en Carmel. Pregunta a tus criados, y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.

Cuando llegaron los jóvenes enviados por David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron. 10 Y Nabal respondió a los jóvenes enviados por David, y dijo: ¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. 11 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son? 12 Y los jóvenes que había enviado David se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras. 13 Entonces David dijo a sus hombres: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada y también David se ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.

14 Pero uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. 15 Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos faltó nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo. 16 Muro fueron para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. 17 Ahora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle.

18 Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos. 19 Y dijo a sus criados: Id delante de mí, y yo os seguiré luego; y nada declaró a su marido Nabal. 20 Y montando un asno, descendió por una parte secreta del monte; y he aquí David y sus hombres venían frente a ella, y ella les salió al encuentro. 21 Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que este tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. 22 Así haga Dios a los enemigos de David y aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo que fuere suyo no he de dejar con vida ni un varón.

23 Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; 24 y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva. 25 No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal,[a] y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú enviaste. 26 Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor. 27 Y ahora este presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los hombres que siguen a mi señor. 28 Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. 29 Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, y él arrojará la vida de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda. 30 Y acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre Israel, 31 entonces, señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo. Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva.

32 Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. 33 Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. 34 Porque vive Jehová Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un varón. 35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto.

36 Y Abigail volvió a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio, por lo cual ella no le declaró cosa alguna hasta el día siguiente. 37 Pero por la mañana, cuando ya a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, le refirió su mujer estas cosas; y desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra. 38 Y diez días después, Jehová hirió a Nabal, y murió.

39 Luego que David oyó que Nabal había muerto, dijo: Bendito sea Jehová, que juzgó la causa de mi afrenta recibida de mano de Nabal, y ha preservado del mal a su siervo; y Jehová ha vuelto la maldad de Nabal sobre su propia cabeza. Después envió David a hablar con Abigail, para tomarla por su mujer. 40 Y los siervos de David vinieron a Abigail en Carmel, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer. 41 Y ella se levantó e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor. 42 Y levantándose luego Abigail con cinco doncellas que le servían, montó en un asno y siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer. 43 También tomó David a Ahinoam de Jezreel, y ambas fueron sus mujeres. 44 Porque Saúl había dado a su hija Mical mujer de David a Palti hijo de Lais, que era de Galim.

Footnotes

  1. 1 Samuel 25:25 Esto es, Insensato.

David, Nabal y Abigaíl

25 Samuel murió y fue enterrado en Ramá, donde había vivido. Todo Israel se reunió para hacer duelo por él. Después de eso David bajó al desierto de Parán.[a]

Había en Maón un hombre muy rico, dueño de mil cabras y tres mil ovejas, las cuales esquilaba en Carmel, donde tenía su hacienda. Se llamaba Nabal y pertenecía a la familia de Caleb. Su esposa, Abigaíl, era una mujer bella e inteligente; Nabal, por el contrario, era insolente y de mala conducta.

Estando David en el desierto, se enteró de que Nabal estaba esquilando sus ovejas. Envió entonces diez de sus hombres con este encargo: «Vayan a Carmel para llevarle a Nabal un saludo de mi parte. Díganle: “¡Que tengan salud[b] y paz tú y tu familia, y todo lo que te pertenece! Acabo de escuchar que estás esquilando tus ovejas. Como has de saber, cuando tus pastores estuvieron con nosotros, jamás los molestamos. En todo el tiempo que se quedaron en Carmel, nunca se les quitó nada. Pregúntales a tus criados y ellos mismos te lo confirmarán. Por tanto, te agradeceré que recibas bien a mis hombres, pues este día hay que celebrarlo. Dales, por favor, a tus siervos y a tu hijo David lo que tengas a la mano”».

Cuando los hombres de David llegaron, dieron a Nabal este mensaje de parte de David y se quedaron esperando. 10 Pero Nabal les contestó:

—¿Y quién es ese tal David? ¿Quién es el hijo de Isaí? Hoy día son muchos los esclavos que se escapan de sus amos. 11 ¿Por qué he de compartir mi pan y mi agua, y la carne que he reservado para mis esquiladores, con gente que ni siquiera sé de dónde viene?

12 Los hombres de David se dieron la vuelta y se pusieron en camino. Cuando llegaron ante él, le comunicaron todo lo que Nabal había dicho. 13 Entonces David ordenó: «¡Cíñanse todos la espada!». Y todos, incluso él, se la ciñeron. Acompañaron a David unos cuatrocientos hombres, mientras que otros doscientos se quedaron cuidando el bagaje.

14 Uno de los criados avisó a Abigaíl, la esposa de Nabal: «David envió desde el desierto unos mensajeros para saludar a nuestro amo, pero él los trató mal. 15 Esos hombres se portaron muy bien con nosotros. En todo el tiempo que anduvimos con ellos por el campo, jamás nos molestaron ni nos quitaron nada. 16 Día y noche nos protegieron mientras cuidábamos los rebaños cerca de ellos. 17 Piense usted bien lo que debe hacer, pues la ruina está por caer sobre nuestro amo y sobre toda su familia. Tiene tan mal genio que ni hablar se puede con él».

18 Sin perder tiempo, Abigaíl reunió doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas asadas, cinco seahs[c] de trigo tostado, cien tortas de uvas pasas y doscientas tortas de higos. Después de cargarlo todo sobre unos asnos, 19 dijo a los criados: «Adelántense, que yo los sigo». Pero a Nabal, su esposo, no le dijo nada de esto.

20 Montada en un asno, Abigaíl bajaba por la ladera del monte cuando vio que David y sus hombres venían en dirección opuesta, de manera que se encontraron. 21 David recién había comentado: «De balde estuve protegiendo en el desierto las propiedades de este hombre, para que no perdiera nada. Ahora resulta que me paga mal por el bien que le hice. 22 ¡Que Dios me castigue[d] sin piedad si antes del amanecer no acabo con todos sus hombres!».

23 Cuando Abigaíl vio a David, se bajó rápidamente del asno y se postró ante él con su rostro en tierra. 24 Se arrojó a sus pies y dijo:

—Señor mío, yo tengo la culpa. Deje que esta sierva suya hable; le ruego que me escuche. 25 No haga usted caso de ese malvado de Nabal, pues le hace honor a su nombre, que significa “necio”. La necedad lo acompaña por todas partes. Yo, por mi parte, no vi a los mensajeros que usted, mi señor, envió.

26 »Pero ahora el Señor le ha impedido a usted derramar sangre y hacerse justicia con sus propias manos. Tan cierto como el Señor y usted viven, esto es lo que pido: que a sus enemigos, y a todos los que quieran hacerle daño, les pase lo mismo que a Nabal. 27 Acepte usted este regalo que su criada ha traído y repártalo entre los criados que lo acompañan.

28 »Yo le ruego que perdone el atrevimiento de esta sierva. Ciertamente, el Señor le dará a usted una dinastía que se mantendrá firme, y nunca nadie podrá hacerle a usted ningún daño,[e] pues usted pelea las batallas del Señor. 29 Aun si alguien lo persigue con la intención de matarlo, su vida estará protegida[f] por el Señor su Dios, mientras que sus enemigos serán lanzados a la destrucción.[g] 30 Así que, cuando el Señor haya hecho todo el bien que le ha prometido, y lo haya establecido como gobernante de Israel, 31 no tendrá usted que sufrir la pena y el remordimiento de haberse vengado por sí mismo, ni de haber derramado sangre inocente. Acuérdese usted de esta sierva suya cuando el Señor le haya dado prosperidad».

32 David dijo entonces a Abigaíl:

—¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! 33 ¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos! 34 Tan cierto como el Señor, Dios de Israel, vive y me ha impedido hacerte mal, te aseguro que, si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, para mañana no le habría quedado vivo a Nabal ni uno solo de sus hombres.

35 Dicho esto, David aceptó lo que ella había traído.

—Vuelve tranquila a tu casa —añadió—. Como puedes ver, te he hecho caso: te concedo lo que me has pedido.[h]

36 Cuando Abigaíl llegó a la casa, Nabal estaba dando un regio banquete. Se encontraba alegre y muy borracho, así que ella no dijo nada hasta el día siguiente. 37 Por la mañana, cuando a Nabal ya se le había pasado la borrachera, su esposa contó lo sucedido. Al oírlo, Nabal sufrió un ataque al corazón y quedó paralizado. 38 Unos diez días después el Señor hirió a Nabal y así murió.

39 Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, exclamó: «¡Bendito sea el Señor, que me ha hecho justicia por la afrenta que recibí de Nabal! El Señor libró a este siervo suyo de hacer mal, pero hizo recaer sobre Nabal su propia maldad».

Entonces David envió un mensaje a Abigaíl, proponiéndole matrimonio. 40 Cuando los criados llegaron a Carmel, hablaron con Abigaíl y dijeron:

—David nos ha enviado para pedirle a usted que se case con él.

41 Ella se inclinó y, postrándose rostro en tierra, dijo:

—Soy la sierva de David y estoy para servirle. Incluso estoy dispuesta a lavarles los pies a sus criados.

42 Sin perder tiempo, Abigaíl se dispuso a partir. Se montó en un asno y, acompañada de cinco criadas, se fue con los mensajeros de David. Después se casó con él. 43 David también se había casado con Ajinoán de Jezrel, así que ambas fueron sus esposas. 44 Saúl, por su parte, había entregado su hija Mical, esposa de David, a Paltiel,[i] hijo de Lais, oriundo de Galín.

Footnotes

  1. 25:1 Maón (LXX).
  2. 25:6 salud. Palabra de difícil traducción.
  3. 25:18 Es decir, aprox. 28 kg.
  4. 25:22 me castigue (lit. castigue a David; LXX); castigue a los enemigos de David (TM).
  5. 25:28 nunca nadie … ningún daño. Alt. nunca cometerá usted ningún mal.
  6. 25:29 estará protegida. Lit. está embolsada en la bolsa de los vivos.
  7. 25:29 sus enemigos … destrucción. Lit. él lanzará la vida de sus enemigos de en medio de la palma de una honda.
  8. 25:35 te concedo … pedido. Lit. he levantado tu semblante.
  9. 25:44 Paltiel. Lit. Palti (variante de este nombre).

David, Nabal and Abigail

25 Now Samuel died,(A) and all Israel assembled and mourned(B) for him; and they buried him at his home in Ramah.(C) Then David moved down into the Desert of Paran.[a]

A certain man in Maon,(D) who had property there at Carmel, was very wealthy.(E) He had a thousand goats and three thousand sheep, which he was shearing(F) in Carmel. His name was Nabal and his wife’s name was Abigail.(G) She was an intelligent and beautiful woman, but her husband was surly and mean in his dealings—he was a Calebite.(H)

While David was in the wilderness, he heard that Nabal was shearing sheep. So he sent ten young men and said to them, “Go up to Nabal at Carmel and greet him in my name. Say to him: ‘Long life to you! Good health(I) to you and your household! And good health to all that is yours!(J)

“‘Now I hear that it is sheep-shearing time. When your shepherds were with us, we did not mistreat(K) them, and the whole time they were at Carmel nothing of theirs was missing. Ask your own servants and they will tell you. Therefore be favorable toward my men, since we come at a festive time. Please give your servants and your son David whatever(L) you can find for them.’”

When David’s men arrived, they gave Nabal this message in David’s name. Then they waited.

10 Nabal answered David’s servants, “Who(M) is this David? Who is this son of Jesse? Many servants are breaking away from their masters these days. 11 Why should I take my bread(N) and water, and the meat I have slaughtered for my shearers, and give it to men coming from who knows where?”

12 David’s men turned around and went back. When they arrived, they reported every word. 13 David said to his men(O), “Each of you strap on your sword!” So they did, and David strapped his on as well. About four hundred men went(P) up with David, while two hundred stayed with the supplies.(Q)

14 One of the servants told Abigail, Nabal’s wife, “David sent messengers from the wilderness to give our master his greetings,(R) but he hurled insults at them. 15 Yet these men were very good to us. They did not mistreat(S) us, and the whole time we were out in the fields near them nothing was missing.(T) 16 Night and day they were a wall(U) around us the whole time we were herding our sheep near them. 17 Now think it over and see what you can do, because disaster is hanging over our master and his whole household. He is such a wicked(V) man that no one can talk to him.”

18 Abigail acted quickly. She took two hundred loaves of bread, two skins of wine, five dressed sheep, five seahs[b] of roasted grain,(W) a hundred cakes of raisins(X) and two hundred cakes of pressed figs, and loaded them on donkeys.(Y) 19 Then she told her servants, “Go on ahead;(Z) I’ll follow you.” But she did not tell(AA) her husband Nabal.

20 As she came riding her donkey into a mountain ravine, there were David and his men descending toward her, and she met them. 21 David had just said, “It’s been useless—all my watching over this fellow’s property in the wilderness so that nothing of his was missing.(AB) He has paid(AC) me back evil(AD) for good. 22 May God deal with David,[c] be it ever so severely,(AE) if by morning I leave alive one male(AF) of all who belong to him!”

23 When Abigail saw David, she quickly got off her donkey and bowed down before David with her face to the ground.(AG) 24 She fell at his feet and said: “Pardon your servant, my lord,(AH) and let me speak to you; hear what your servant has to say. 25 Please pay no attention, my lord, to that wicked man Nabal. He is just like his name—his name means Fool(AI),(AJ) and folly goes with him. And as for me, your servant, I did not see the men my lord sent. 26 And now, my lord, as surely as the Lord your God lives and as you live, since the Lord has kept you from bloodshed(AK) and from avenging(AL) yourself with your own hands, may your enemies and all who are intent on harming my lord be like Nabal.(AM) 27 And let this gift,(AN) which your servant has brought to my lord, be given to the men who follow you.

28 “Please forgive(AO) your servant’s presumption. The Lord your God will certainly make a lasting(AP) dynasty for my lord, because you fight the Lord’s battles,(AQ) and no wrongdoing(AR) will be found in you as long as you live. 29 Even though someone is pursuing you to take your life,(AS) the life of my lord will be bound securely in the bundle of the living by the Lord your God, but the lives of your enemies he will hurl(AT) away as from the pocket of a sling.(AU) 30 When the Lord has fulfilled for my lord every good thing he promised concerning him and has appointed him ruler(AV) over Israel, 31 my lord will not have on his conscience the staggering burden of needless bloodshed or of having avenged himself. And when the Lord your God has brought my lord success, remember(AW) your servant.”(AX)

32 David said to Abigail, “Praise(AY) be to the Lord, the God of Israel, who has sent you today to meet me. 33 May you be blessed for your good judgment and for keeping me from bloodshed(AZ) this day and from avenging myself with my own hands. 34 Otherwise, as surely as the Lord, the God of Israel, lives, who has kept me from harming you, if you had not come quickly to meet me, not one male belonging to Nabal(BA) would have been left alive by daybreak.”

35 Then David accepted from her hand what she had brought him and said, “Go home in peace. I have heard your words and granted(BB) your request.”

36 When Abigail went to Nabal, he was in the house holding a banquet like that of a king. He was in high(BC) spirits and very drunk.(BD) So she told(BE) him nothing at all until daybreak. 37 Then in the morning, when Nabal was sober, his wife told him all these things, and his heart failed him and he became like a stone.(BF) 38 About ten days later, the Lord struck(BG) Nabal and he died.

39 When David heard that Nabal was dead, he said, “Praise be to the Lord, who has upheld my cause against Nabal for treating me with contempt. He has kept his servant from doing wrong and has brought Nabal’s wrongdoing down on his own head.”

Then David sent word to Abigail, asking her to become his wife. 40 His servants went to Carmel and said to Abigail, “David has sent us to you to take you to become his wife.”

41 She bowed down with her face to the ground and said, “I am your servant and am ready to serve you and wash the feet of my lord’s servants.” 42 Abigail(BH) quickly got on a donkey and, attended by her five female servants, went with David’s messengers and became his wife. 43 David had also married Ahinoam(BI) of Jezreel, and they both were his wives.(BJ) 44 But Saul had given his daughter Michal, David’s wife, to Paltiel[d](BK) son of Laish, who was from Gallim.(BL)

Footnotes

  1. 1 Samuel 25:1 Hebrew and some Septuagint manuscripts; other Septuagint manuscripts Maon
  2. 1 Samuel 25:18 That is, probably about 60 pounds or about 27 kilograms
  3. 1 Samuel 25:22 Some Septuagint manuscripts; Hebrew with David’s enemies
  4. 1 Samuel 25:44 Hebrew Palti, a variant of Paltiel