Add parallel Print Page Options

Pero ahora que el Señor mi Dios me ha dado paz por todos lados y no tengo enemigos, ni nada que temer, he decidido construir un templo para honrar el nombre del Señor mi Dios y para que se cumpla la promesa que el Señor le hizo a mi padre, cuando dijo: “Tu hijo, a quien yo pondré en el trono en lugar tuyo, será quien edifique el templo donde se honrará mi nombre.”(A) Para poder hacerlo, ordena por favor a tus hombres que corten cedros del Líbano. Mis hombres pueden ayudar, y yo les pagaré a tus siervos lo que tú me digas, pues reconozco que no hay entre nosotros nadie que trabaje la madera tan bien como los sidonios.»

Read full chapter