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27 Cada uno de los gobernadores proveía de alimentos al rey Salomón para que nada le faltara. Cada mes, uno de ellos visitaba al rey y se sentaba a su mesa. 28 Además, cada gobernador enviaba, según su turno, cebada y paja para los caballos y las bestias de carga.

29 El Señor concedió a Salomón mucha sabiduría y prudencia, y lo dotó de un gran corazón, vasto como la arena del mar, para comprenderlo todo.

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