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Jesús da de comer a una multitud(A)

Después de esto, Jesús se fue al otro lado del Lago de Galilea, que es el mismo Lago de Tiberias. Mucha gente lo seguía, porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Entonces Jesús subió a un monte, y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Cuando Jesús miró y vio la mucha gente que lo seguía, le dijo a Felipe:

—¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente?

Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió:

—Ni siquiera el salario de doscientos días bastaría para comprar el pan suficiente para que cada uno recibiera un poco.

Entonces Andrés, que era otro de sus discípulos y hermano de Simón Pedro, le dijo:

—Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta gente?

10 Jesús respondió:

—Díganles a todos que se sienten.

Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó en sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían. 12 Cuando ya estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:

—Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada.

13 Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. 14 La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:

—De veras éste es el profeta que había de venir al mundo.

15 Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.

Jesús camina sobre el agua(B)

16 Al llegar la noche, los discípulos de Jesús bajaron al lago, 17 subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago para llegar a Cafarnaúm. Ya estaba completamente oscuro, y Jesús no había regresado todavía. 18 En esto, el lago se alborotó a causa de un fuerte viento que se había levantado. 19 Cuando ya habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús, que se acercaba a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. 20 Él les dijo:

—¡Soy yo, no tengan miedo!

21 Con gusto lo recibieron en la barca, y en un momento llegaron a la tierra adonde iban.

La gente busca a Jesús

22 Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Jesús no iba con ellos. 23 Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después que el Señor dio gracias. 24 Así que, al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió también a las barcas y se dirigió a Cafarnaúm, a buscarlo.

Jesús, el pan de la vida

25 Al llegar ellos al otro lado del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:

—Maestro, ¿cuándo viniste acá?

26 Jesús les dijo:

—Les aseguro que ustedes me buscan porque comieron hasta llenarse, y no porque hayan entendido las señales milagrosas. 27 No trabajen por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y que les da vida eterna. Ésta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.

28 Le preguntaron:

—¿Qué debemos hacer para realizar las obras que Dios quiere que hagamos?

29 Jesús les contestó:

—La única obra que Dios quiere es que crean en aquel que él ha enviado.

30 Le preguntaron entonces:

—¿Qué señal puedes darnos, para que al verla te creamos? ¿Cuáles son tus obras? 31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: “Les dio a comer pan del cielo.”

32 Jesús les contestó:

—Les aseguro que no fue Moisés quien les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y da vida al mundo.

34 Ellos le pidieron:

—Señor, danos siempre ese pan.

35 Y Jesús les dijo:

—Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed. 36 Pero como ya les dije, ustedes no creen aunque me han visto. 37 Todos los que el Padre me da, vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera. 38 Porque yo no he bajado del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. 39 Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite en el día último. 40 Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que miran al Hijo de Dios y creen en él, tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día último.

41 Por esto los judíos comenzaron a murmurar de Jesús, porque afirmó: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 42 Y dijeron:

—¿No es este Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?

43 Jesús les dijo entonces:

—Dejen de murmurar. 44 Nadie puede venir a mí, si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré en el día último. 45 En los libros de los profetas se dice: “Dios instruirá a todos.” Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.

46 «No es que alguno haya visto al Padre; el único que lo ha visto es el que procede de Dios. 47 Les aseguro que quien cree, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan que da vida. 49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y a pesar de ello murieron; 50 pero yo hablo del pan que baja del cielo; quien come de él, no muere. 51 Yo soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propia carne. Lo daré por la vida del mundo.»

52 Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:

—¿Cómo puede éste darnos a comer su propia carne?

53 Jesús les dijo:

—Les aseguro que si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él. 57 El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí. 58 Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan, vivirá para siempre.

59 Jesús enseñó estas cosas en la sinagoga en Cafarnaúm.

Palabras de vida eterna

60 Al oír estas enseñanzas, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:

—Esto que dice es muy difícil de aceptar; ¿quién puede hacerle caso?

61 Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:

—¿Esto les ofende? 62 ¿Qué pasaría entonces, si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? 63 El espíritu es el que da vida; lo carnal no sirve para nada. Y las cosas que yo les he dicho son espíritu y vida. 64 Pero todavía hay algunos de ustedes que no creen.

Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar. 65 Y añadió:

—Por esto les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

66 Desde entonces, muchos de los que habían seguido a Jesús lo dejaron, y ya no andaban con él. 67 Jesús les preguntó a los doce discípulos:

—¿También ustedes quieren irse?

68 Simón Pedro le contestó:

—Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de vida eterna. 69 Nosotros ya hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

70 Jesús les contestó:

—¿No los he escogido yo a ustedes doce? Sin embargo, uno de ustedes es un diablo.

71 Al decir esto, Jesús hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque Judas iba a traicionarlo, aunque era uno de los doce discípulos.

Jesús alimenta a más de cinco mil

Después de esto, Jesús fue al otro lado del Lago de Galilea, también conocido como lago de Tiberias. Mucha gente lo seguía, pues había visto los milagros que él hacía al sanar a los enfermos.

3-4 Se acercaba la fiesta de los judíos llamada Pascua, y Jesús fue a un cerro con sus discípulos, y allí se sentó.[a] Cuando Jesús vio que mucha gente venía hacia él, le preguntó a Felipe:

—¿Dónde podemos comprar comida para tanta gente?

Jesús ya sabía lo que iba a hacer, pero preguntó esto para ver qué decía su discípulo. Y Felipe respondió:

—Ni trabajando doscientos días ganaría uno suficiente dinero para dar un poco de pan a tanta gente.

Andrés, que era hermano de Simón Pedro, y que también era discípulo, le dijo a Jesús:

—Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada[b] y dos pescados. Pero eso no alcanzará para repartirlo entre todos.

10 Jesús les dijo a sus discípulos que sentaran a la gente. Había allí unos cinco mil hombres, y todos se sentaron sobre la hierba. 11 Jesús, entonces, tomó los panes en sus manos y oró para dar gracias a Dios. Después, los repartió entre toda la gente, e hizo lo mismo con los pescados. Todos comieron cuanto quisieron.

12 Una vez que todos comieron y quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus discípulos: «Recojan lo que sobró, para que no se desperdicie nada.»

13 Ellos obedecieron, y con lo que sobró llenaron doce canastos. 14 Cuando todos vieron este milagro, dijeron: «De veras éste es el profeta que tenía que venir al mundo.»

15 Jesús se dio cuenta de que la gente quería llevárselo a la fuerza para hacerlo su rey. Por eso se fue a lo alto del cerro, para estar solo.

Jesús camina sobre el agua

16-17 Al anochecer los discípulos de Jesús subieron a una barca, y comenzaron a cruzar el lago para ir al pueblo de Cafarnaúm. Ya había oscurecido totalmente, y Jesús todavía no había regresado. 18 De pronto empezó a soplar un fuerte viento, y las olas se hicieron cada vez más grandes. 19 Los discípulos ya habían navegado cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús caminar sobre el agua. Como Jesús se acercaba cada vez más a la barca, tuvieron miedo. 20 Pero él les dijo: «¡Soy yo! ¡No tengan miedo!»

21 Los discípulos querían que Jesús subiera a la barca, pero muy pronto la barca llegó al lugar adonde iban.

El pan que da vida

22 Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del lago se enteró de que los discípulos se habían ido en la única barca que había, y de que Jesús no se había ido con ellos. 23 Otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias, y se detuvieron cerca del lugar donde el Señor Jesús había dado gracias por el pan con que alimentó a la gente. 24 Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos venían en esas barcas, decidió ir a buscarlo. Entonces subió a las barcas y cruzó el lago en dirección a Cafarnaúm.

25 La gente encontró a Jesús al otro lado del lago, y le preguntó:

—Maestro, ¿cuándo llegaste?

26 Jesús respondió:

—Francamente, ustedes me buscan porque comieron hasta quedar satisfechos, y no por haber entendido los milagros que hice. 27 No se preocupen tanto por la comida que se acaba, sino por la comida que dura y que da vida eterna. Ésa es la comida que yo, el Hijo del hombre, les daré, y ya Dios mi Padre les ha mostrado que yo tengo autoridad.

28 La gente le preguntó:

—¿Qué es lo que Dios quiere que hagamos?

29 Jesús respondió:

—Lo único que Dios quiere es que crean en mí, que soy a quien él envió.

30 Entonces le preguntaron:

—¿Qué milagro harás para que te creamos? ¡Danos una prueba! 31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto. Según la Biblia, el maná es el pan del cielo.

32 Jesús les contestó:

—Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el verdadero pan del cielo, sino Dios mi Padre. 33 El pan que da vida es el que Dios ha enviado desde el cielo.

34 Entonces la gente le dijo:

—Señor, danos siempre de ese pan.

35 Jesús les dijo:

—Yo soy el pan que da vida. El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre; el que cree en mí, nunca más volverá a tener sed. 36 Como les dije, ustedes todavía no creen en mí, a pesar de que han podido verme. 37 Todos los que mi Padre ha elegido para que sean mis seguidores vendrán a buscarme; y cuando vengan, yo no los rechazaré.

38 »No bajé del cielo para hacer lo que yo quiera, sino para obedecer a Dios mi Padre, pues él fue quien me envió. 39-40 Y mi Padre quiere estar seguro de que no se perderá ninguno de los que él eligió para ser mis seguidores. Cuando llegue el fin del mundo, haré que mis seguidores que hayan muerto vuelvan a vivir. Porque mi Padre quiere que todos los que me ven y creen en mí, que soy su Hijo, tengan vida eterna.

41 Algunos judíos empezaron a hablar mal de Jesús, porque había dicho que él era el pan que bajó del cielo. 42 Decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¡Nosotros conocemos a sus padres! ¿Cómo se atreve a decir que bajó del cielo?»

43 Jesús les respondió:

«Dejen ya de murmurar. 44 Dios mi Padre me envió. Y si mi Padre no lo quiere, nadie puede ser mi seguidor. Y cuando llegue el fin, yo haré que mis seguidores vuelvan a vivir, para que estén con Dios para siempre. 45 En uno de los libros de los profetas se dice: “Dios enseñará a todos.” Por eso, todos los que escuchan a mi Padre, y aprenden de él, se convierten en mis seguidores.

46 »Como les he dicho, Dios mi Padre me envió, y yo y nadie más ha visto al Padre. 47 Les aseguro que el que cree en mí tendrá vida eterna.

48 »Yo puedo dar vida, pues soy el pan que da vida. 49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, pero todos murieron. 50-51 El que cree en mí es como si comiera pan del cielo, y nunca estará separado de Dios. Yo he bajado del cielo, y puedo hacer que todos tengan vida eterna. Yo moriré para dar esa vida a los que creen en mí. Por eso les digo que mi cuerpo es ese pan que da vida; el que lo coma tendrá vida eterna.»

52 Los judíos empezaron a discutir entre ellos, y se preguntaban: «¿Cómo puede éste darnos a comer su propio cuerpo?»

53 Jesús les dijo:

«Yo soy el Hijo del hombre, y les aseguro que, si ustedes no comen mi cuerpo ni beben mi sangre, no tendrán vida eterna. 54 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tendrá vida eterna. Cuando llegue el fin del mundo, yo lo resucitaré. 55 Mi cuerpo es la comida verdadera, y mi sangre es la bebida verdadera. 56 El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, vive unido a mí y yo vivo unido a él.

57 »Mi Padre, el Dios de la vida, fue el que me envió y me dio vida, pues tiene poder para darla. Por eso, todo el que coma mi cuerpo tendrá vida eterna. 58 Yo soy el pan que bajó del cielo, y el que cree en mí tendrá vida eterna. Yo no soy como el pan que comieron sus antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido.»

59 Jesús dijo todas estas cosas en la sinagoga de Cafarnaúm.

Palabras que dan vida eterna

60 Cuando muchos de los seguidores de Jesús le oyeron enseñar esto, dijeron:

—Esto que dices es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede estar de acuerdo contigo?

61 Pero Jesús les respondió:

—¿Esto los ofende? 62 Entonces, ¿qué sucedería si me vieran a mí, el Hijo del hombre, subir al cielo, donde antes estaba? 63 El que da vida eterna es el Espíritu de Dios; ninguna persona puede dar esa vida. Las palabras que les he dicho vienen del Espíritu que da esa vida. 64 Pero todavía hay algunos de ustedes que no creen.

Jesús dijo esto porque, desde el principio, sabía quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar. 65 También les dijo que nadie podía ser su seguidor si Dios su Padre no se lo permitía.

66 Desde ese momento, muchos de los que seguían a Jesús lo abandonaron. 67 Entonces Jesús les preguntó a sus doce apóstoles:

—¿También ustedes quieren irse?

68 Simón Pedro le contestó:

—¿Y a quién seguiríamos, Señor? Sólo tus palabras dan vida eterna. 69 Nosotros hemos creído en ti, y sabemos que tú eres el Hijo de Dios.[c]

70 Jesús les dijo:

—A ustedes doce yo los elegí; sin embargo, uno de ustedes es un demonio.

71 Jesús se refería a Judas hijo de Simón, el Iscariote. Porque Judas, que era uno de los doce, lo iba a traicionar.

Footnotes

  1. Juan 6:3 Se sentó: Probablemente para enseñar. En la época de Jesús, los maestros enseñaban sentados, y no de pie.
  2. Juan 6:9 pan de cebada era la comida de los pobres, pues era mucho más barato que el pan de trigo.
  3. Juan 6:69 Hijo de Dios: lit. Santo de Dios.

Jesus Feeds the Five Thousand

After this (A)Jesus went away to the other side of (B)the Sea of Galilee, which is (C)the Sea of Tiberias. And a large crowd was following him, because they saw the signs that he was doing on the sick. Jesus went up on (D)the mountain, and there he sat down with his disciples. Now (E)the Passover, the (F)feast of the Jews, was at hand. (G)Lifting up his eyes, then, and seeing that a large crowd was coming toward him, Jesus said to (H)Philip, “Where are we to buy bread, so that these people may eat?” He said this to test him, for he himself knew what he would do. (I)Philip answered him, “Two hundred denarii[a] worth of bread would not be enough for each of them to get a little.” One of his disciples, (J)Andrew, Simon Peter's brother, said to him, “There is a boy here who has five (K)barley loaves and two fish, but (L)what are they for so many?” 10 Jesus said, “Have the people sit down.” (M)Now there was much grass in the place. So the men sat down, about five thousand in number. 11 Jesus then took the loaves, and (N)when he had given thanks, he distributed them to those who were seated. So also the fish, as much as they wanted. 12 And when they had eaten their fill, he told his disciples, “Gather up the leftover fragments, that nothing may be lost.” 13 So they gathered them up and filled twelve baskets with fragments from the five barley loaves left by those who had eaten. 14 When the people saw the sign that he had done, they said, (O)“This is indeed (P)the Prophet (Q)who is to come into the world!”

15 (R)Perceiving then that they were about to come and take him by force to make him king, Jesus (S)withdrew again to (T)the mountain by himself.

Jesus Walks on Water

16 When evening came, his disciples went down to the sea, 17 got into a boat, and started across the sea to Capernaum. It was now dark, and Jesus had not yet come to them. 18 The sea became rough because a strong wind was blowing. 19 When they had rowed about three or four miles,[b] they saw Jesus walking on the sea and coming near the boat, and they were frightened. 20 (U)But he said to them, “It is I; do not be afraid.” 21 Then they were glad to take him into the boat, and immediately the boat was at the land to which they were going.

I Am the Bread of Life

22 On the next day the crowd that remained on the other side of the sea saw that there had been only (V)one boat there, and that Jesus had not entered the boat with his disciples, but that his disciples had gone away alone. 23 Other boats from Tiberias came near the place where they had eaten the bread after the Lord (W)had given thanks. 24 (X)So when the crowd saw that Jesus was not there, nor his disciples, they themselves got into the boats and (Y)went to Capernaum, seeking Jesus.

25 When they found him on the other side of the sea, they said to him, (Z)“Rabbi, when did you come here?” 26 Jesus answered them, “Truly, truly, I say to you, (AA)you are seeking me, not because you saw (AB)signs, but because you ate your fill of the loaves. 27 (AC)Do not work for the food that perishes, but for (AD)the food that endures to eternal life, which (AE)the Son of Man will give to you. For on (AF)him God the Father has (AG)set his seal.” 28 Then they said to him, “What must we do, to be doing (AH)the works of God?” 29 Jesus answered them, “This is the work of God, (AI)that you believe in him whom (AJ)he has sent.” 30 So they said to him, (AK)“Then what sign do you do, that we may see and believe you? What work do you perform? 31 (AL)Our fathers ate the manna in the wilderness; as it is written, (AM)‘He gave them bread from heaven to eat.’” 32 Jesus then said to them, “Truly, truly, I say to you, it was not Moses who gave you the bread from heaven, but my Father gives you the true bread from heaven. 33 For the bread of God is (AN)he who comes down from heaven and gives life to the world.” 34 They said to him, (AO)“Sir, give us this bread always.”

35 Jesus said to them, (AP)“I am the bread of life; (AQ)whoever comes to me shall not hunger, and whoever believes in me shall never thirst. 36 But I said to you that you have seen me and yet do not believe. 37 (AR)All that (AS)the Father gives me will come to me, and (AT)whoever comes to me I will never cast out. 38 For (AU)I have come down from heaven, not to do (AV)my own will but (AW)the will of him (AX)who sent me. 39 And (AY)this is the will of him who sent me, (AZ)that I should lose nothing of (BA)all that he has given me, but (BB)raise it up on the last day. 40 For this is the will of my Father, that everyone who (BC)looks on the Son and (BD)believes in him (BE)should have eternal life, and I will raise him up on the last day.”

41 So the Jews grumbled about him, because he said, (BF)“I am the bread that came down from heaven.” 42 They said, (BG)“Is not this Jesus, (BH)the son of Joseph, whose father and mother (BI)we know? How does he now say, ‘I have come down from heaven’?” 43 Jesus answered them, “Do not grumble among yourselves. 44 No one can come to me unless the Father who sent me (BJ)draws him. And (BK)I will raise him up on the last day. 45 It is written in the Prophets, (BL)‘And they will all be (BM)taught by God.’ (BN)Everyone who has heard and learned from the Father comes to me— 46 (BO)not that anyone has seen the Father except (BP)he who is from God; he (BQ)has seen the Father. 47 Truly, truly, I say to you, (BR)whoever believes has eternal life. 48 (BS)I am the bread of life. 49 (BT)Your fathers ate the manna in the wilderness, and (BU)they died. 50 (BV)This is the bread that comes down from heaven, so that one may eat of it (BW)and not die. 51 I am the living bread (BX)that came down from heaven. If anyone eats of this bread, he will live forever. And the bread that I will give (BY)for the life of the world is (BZ)my flesh.”

52 The Jews then (CA)disputed among themselves, saying, (CB)“How can this man give us his flesh to eat?” 53 So Jesus said to them, “Truly, truly, I say to you, unless you eat the flesh of (CC)the Son of Man and drink his blood, you (CD)have no life in you. 54 Whoever feeds on my flesh and drinks my blood (CE)has eternal life, and (CF)I will raise him up on the last day. 55 For my flesh is true food, and my blood is true drink. 56 Whoever feeds on my flesh and drinks my blood (CG)abides in me, and I in him. 57 As (CH)the living Father (CI)sent me, and (CJ)I live because of the Father, so whoever feeds on me, he also will live because of me. 58 (CK)This is the bread that came down from heaven, not like the bread[c] the fathers ate, and died. Whoever feeds on this bread will live forever.” 59 Jesus[d] said these things in the synagogue, as he taught (CL)at Capernaum.

The Words of Eternal Life

60 (CM)When many of his disciples heard it, they said, “This is a hard saying; who can listen to it?” 61 But Jesus, (CN)knowing in himself that his disciples were grumbling about this, said to them, “Do you take offense at this? 62 Then what if you were to see (CO)the Son of Man (CP)ascending to (CQ)where he was before? 63 (CR)It is the Spirit who gives life; (CS)the flesh is no help at all. (CT)The words that I have spoken to you are spirit and life. 64 But (CU)there are some of you who do not believe.” (For Jesus (CV)knew from the beginning who those were who did not believe, and (CW)who it was who would betray him.) 65 And he said, “This is why I told you (CX)that no one can come to me unless it is granted him by the Father.”

66 (CY)After this many of his disciples turned back and no longer walked with him. 67 So Jesus said to (CZ)the twelve, “Do you want to go away as well?” 68 Simon Peter answered him, “Lord, to whom shall we go? You have (DA)the words of eternal life, 69 and (DB)we have believed, and have come to know, that (DC)you are (DD)the Holy One of God.” 70 Jesus answered them, (DE)“Did I not choose you, (DF)the twelve? And yet one of you is (DG)a devil.” 71 He spoke of Judas (DH)the son of Simon Iscariot, for (DI)he, one of the twelve, was going to betray him.

Footnotes

  1. John 6:7 A denarius was a day's wage for a laborer
  2. John 6:19 Greek twenty-five or thirty stadia; a stadion was about 607 feet or 185 meters
  3. John 6:58 Greek lacks the bread
  4. John 6:59 Greek He