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13 No matarás[a](A).

14 No cometerás adulterio(B).

15 No hurtarás(C).

16 No darás falso testimonio(D) contra tu prójimo(E).

17 No codiciarás la casa de tu prójimo(F); no codiciarás la mujer de tu prójimo(G), ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.

El pueblo teme al Señor

18 Y todo el pueblo percibía los truenos[b] y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba(H); y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. 19 Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos(I). 20 Y respondió Moisés al pueblo: No temáis(J), porque Dios ha venido para poneros a prueba(K), y para que su temor permanezca en[c] vosotros(L), y para que no pequéis. 21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube(M) donde estaba Dios.

22 Entonces el Señor dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: «Vosotros habéis visto que os he hablado[d] desde el cielo(N). 23 No haréis junto a mí[e] dioses de plata ni dioses de oro(O); no os los haréis(P). 24 Harás un altar de tierra para mí(Q), y sobre él sacrificarás tus holocaustos(R) y tus ofrendas de paz(S), tus ovejas y tus bueyes; en todo lugar donde yo haga recordar mi nombre, vendré a ti y te bendeciré(T). 25 Y si me haces un altar de piedra, no lo construirás de piedras labradas(U); porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás. 26 Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra sobre él(V)».

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Notas al pie

  1. Éxodo 20:13 O, No asesinarás
  2. Éxodo 20:18 Lit., los sonidos
  3. Éxodo 20:20 Lit., esté delante de
  4. Éxodo 20:22 Lit., he hablado con vosotros
  5. Éxodo 20:23 O, además de mí

13 No matarás.(A)

14 No cometerás adulterio.(B)

15 No hurtarás.(C)

16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.(D)

17 No codiciarás(E) la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

El terror del pueblo

(Dt. 5.22-33)

18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.(F) 20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.

21 Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. 22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. 23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. 24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. 25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería;(G) porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás. 26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

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17 »No matarás[a](A).

18 »No cometerás adulterio(B).

19 »No hurtarás(C).

20 »No darás falso testimonio contra tu prójimo(D).

21 »No codiciarás la mujer de tu prójimo, y no desearás(E) la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».

22 Estas palabras el Señor habló a toda vuestra asamblea en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas tinieblas con una gran voz, y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra y me las dio(F). 23 Y aconteció que cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte ardía con fuego, os acercasteis a mí, todos los jefes[b] de vuestras tribus y vuestros ancianos, 24 y dijisteis: «He aquí, el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Dios habla con el hombre, y este aún vive. 25 Ahora pues, ¿por qué hemos de morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si seguimos oyendo la voz del Señor nuestro Dios, entonces moriremos(G). 26 Porque, ¿qué hombre[c] hay que haya oído la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, como nosotros, y haya sobrevivido(H)? 27 Acércate tú, y oye lo que el Señor nuestro Dios dice; entonces dinos todo lo que el Señor nuestro Dios te diga, y lo escucharemos y lo haremos».

28 Y el Señor oyó la voz de vuestras palabras cuando me hablasteis y el Señor me dijo: «He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado. Han hecho bien en todo lo que han dicho(I). 29 ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran(J), y guardaran siempre todos mis mandamientos(K), para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre(L)! 30 Ve y diles: “Volved a vuestras tiendas”. 31 Pero tú, quédate aquí conmigo, para que yo te diga todos los mandamientos, los estatutos y los decretos que les enseñarás(M), a fin de que los cumplan en la tierra que les doy en posesión». 32 Y cuidad de hacer tal como el Señor vuestro Dios os ha mandado; no os desviéis a la derecha ni a la izquierda(N). 33 Andad en todo el camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado(O), a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a poseer(P).

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Notas al pie

  1. Deuteronomio 5:17 O, No asesinarás
  2. Deuteronomio 5:23 Lit., todas las cabezas
  3. Deuteronomio 5:26 Lit., carne

17 No matarás.(A)

18 No cometerás adulterio.(B)

19 No hurtarás.(C)

20 No dirás falso testimonio contra tu prójimo.(D)

21 No codiciarás(E) la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

El terror del pueblo

(Ex. 20.18-26)

22 Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí. 23 Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de vuestras tribus, y vuestros ancianos, 24 y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y este aún vive. 25 Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. 26 Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? 27 Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos.(F)

28 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo Jehová: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está todo lo que han dicho. 29 ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! 30 Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas. 31 Y tú quédate aquí conmigo, y te diré todos los mandamientos y estatutos y decretos que les enseñarás, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy por posesión. 32 Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra. 33 Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer.

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